Perdóname, Lucía
Advertencia
Esta obra fue
concebida para personas poco irritables y con criterio político
formado, así es que si usted no cumple con estos requisitos, por
favor no lea esta historia.
Nota
Preliminar
Cualquier alcance
de nombres o circunstancias de la vida real es sólo mera
coincidencia.
PARTE I: AMOR
VIOLENTO
1
- Tócate
"Amores Incompletos". -dijo Sheeko, tomando a la Coty.
- ¿Otra vez?
-preguntó Carlos, agarrando al Pancho.
- Es que tengo una
idea. -explicó Sheeko- Si te acompaño con Re menor, La menor,
Sol y Mi menor, apuesto a que suena igual que el disco.
- Puede ser.
-aceptó Carlos- Pero que sea la última vez, acuérdate que
tenemos que jugar a las seis.
- ¡Ah, de veras!
Se me había olvidado el partido de la Gemeente v/s III° C All
Stars.
- Ahora sí tenemos
que ganar. La última vez no nos fue muy bien, pero tampoco
jugamos tan mal.
- Es que hubo
algunas pequeñas desorganizaciones dentro del esquema del
equipo. Ahora te prometo que no voy a dejar que nos metan más de
un gol.
- Y yo te prometo
que hago por lo menos un gol.
- Ojalá así sea.
Bueno, empecemos.
Carlos empezó a
tocar al Pancho. A los pocos minutos, Sheek se le unió,
rasgueando suavemente las cuerdas de la Coty. El resultado no fue
del todo malo, pues el conjunto sonaba bastante parecido al tema
Amores Incompletos del disco Los Tres.
- Salió mahoma.
-dijo Sheeko, cuando dejaron de tocar.
- No estuvo tan
mal. -aceptó Carlos- Hay que trabajarlo un poco, pero estuvo
bien para empezar.
- Pásame el forro
de la Coty, por fa'. Yo cacho que es hora de marchar al colegio.
- Sí, los otros
gallos nos deben estar esperando para empezar el partido. ¿Qué
hora es?
- ¡Chuuuu......!
Son un cuarto para las seis. Vamos a tener que apretar el yo.
- Y no es chiste.
Apúremonos, mejor.
Después de dejar
bien guardados y protegidos al Pancho y a la Coty, Carlos y
Sheeko tomaron sus mochilas y corrieron hasta el paradero de
buses.
- ¿En cuál nos
vamos? -preguntó Sheeko.
- En cualquiera,
tomemos esta que viene aquí.
Carlos hizo parar
un bus que se acercaba y lo abordó, seguido por Sheeko. Después
de pagar sus respectivos pasajes, ambos se percataron de que
todos los asientos del vehículo se encontraban ocupados.
- ¡Qué lata!
-exclamó Sheeko- Yo quería irme sentado.
Carlos no dijo
nada.
- ¿Qué onda,
hermano? -preguntó Sheeko.
- Fíjate en la
galla del tercer asiento. -dijo Carlos.
- ¿Cuál? ¿La de
pelo castaño y ojos verdes?
- Sí, ésa.
- Es hermosa.
- Sí, no está
mal.
- ¿Cómo que no
está mal? ¡Es perfecta! ¡Es una diosa!
- Hermano, te veo
mal.
- Con una mujer
así, yo me casaría.
- Hermano,
definitivamente te veo mal.
2
- Carlos, hay que
bajarse en la esquina. -dijo Sheeko, golpeando el hombro de su
amigo.
- ¡Damn it!
-exclamó Carlos- Si pudiera, no me bajaría.
- ¿Cómo podís
ser tan caracol? No has dejado de mirar a la galla del tercer
asiento en todo el camino.
- No me canso de
mirarla.
- ¿Sí?, pues
parece que vas a poder seguir mirándola porque se va a bajar con
nosotros.
- ¡Him! De repente
va al colegio y se pone a mirar el partido.
- ¡Yiiaa! La
fantasía, hermano. Mejor hagamos parar la micro.
Carlos y Sheeko
descendieron del vehículo justo en la esquina de su colegio, al
igual que la muchacha del tercer asiento. Al instante, los tres
jóvenes comenzaron a caminar calle arriba.
- ¿Viste, Sheeko?
-dijo Carlos- Parece que de verdad va al colegio.
- Estás loco,
hermano. -contestó Sheeko- A mí me parece que va al Santa
María.
- Y yo voy con
ella.
- ¡No, hueón! Tú
tienes que jugar por la Gemeente.
- ¡Ah, de veras!
Puta, ¿qué hago? Tengo que decidir entre el fútbol y el amor.
Hubo una pausa que
duró dos segundos.
- ¡El fútbol!
-exclamaron Carlos y Sheeko, al unísono.
Al entrar en el
colegio, los dos jóvenes se llevaron una sorpresa mayúscula.
La cancha de
fútbol estaba vacía.
- ¿Qué onda,
hermano? -dijo Sheeko- ¿Y la comunidad?
- No tengo idea.
-contestó Carlos- No creo que...
Una voz lo
interrumpió a sus espaldas.
- Carlos, Sheeko,
pensé que ya no llegaban.
Era Weje.
- Sí, es que nos
atrasamos un poquito. -dijo Sheeko.
- Ya, no importa.
Empecemos al tiro. Los All Stars van rumbo al campo de juego.
- ¿Cuál es el
equipo? -preguntó Carlos.
- Arce al arco.
-contestó Weje- Subiabre, Sheeko y Rojo en la defensa, yo al
medio y el Tolo con Pescao van adelante.
- Mortal. -dijo
Sheeko- De más les ganamos.
El equipo de
fútbol de la comunidad Gemeente entró en el campo de juego con
la moral muy alta. A pesar de haber perdido el partido anterior,
tenían la confianza de poder revertir la situación durante el
transcurso del juego.
A medida que
corrían los minutos, el nivel técnico de a,bos equipos fue
mejorando parejamente. Fue por aquel motivo que Castillo abrió
el marcador a favor de los All Stars sólo a los treinta minutos
de iniciado el cotejo.
La Gemeente, herida
en su amor propio, adelantó sus líneas. La defensa se
estableció al borde de la mediocampo, con frecuente desbordes de
los laterales, lo que dio buenos dividendos. El marcador final
favoreció a la Gemeente por cinco goles a tres. Anotaron para el
equipo vencedor Subiabre, Sheeko (de cabeza) y Weje, en tres
oportunidades.
- Con este equipo
no nos gana nadie. -dijo Sheeko, al finalizar el partido.
- Jugaron bien,
pero la próxima semana vamos a volarles la rajuela. dijo
Castillo.
- Hermano, te veo
mal.-contestó Sheeko.
3
- Estuvo mortal el
partido, -dijo Weje- lástima que no haya habido ninguna mina
para que viera mis goles.
Carlos y Sheeko lo
miraron con lástima.
- Sí, Weje. -dijo
Sheeko- Oye, -agregó, dirigiéndose a Carlos- hay que ir a
devolverle el compact a la Valeria.
- ¡Ah, de veras!
Lo tienes tú, ¿cierto?
- ¿Yo? ¡Estás
loco, hermano! Tú lo tenías cuando veníamos en la micro.
- Debo haberlo
echado en la mochila. A ver, déjame buscarlo.
- ¿Van a subir a
la Esquina? -preguntó Weje.
- Yo cacho que sí.
-contestó Sheeko- ¿Encontraste el compact, Carlos?
- No, hueón.
¿Estás seguro de que lo tenía yo? ¿No estará en tu mochila?
- Nica. Acabo de
revisarla. No estí que se nos perdió
- ¿Pero cómo se
nos va a perder el compact? La Valeria nos va a matar.
- Y no es chiste.
Vamos a tener que comprarle otro.
- ¡Qué lata! Yo
ando sin nada de plata. Apenas me alcanza para ir a comprar un
cassete de cromo al Discocentro.
- Por lo menos te
alcanza para algo. Yo sí que ando seco, hermano.
- A mí no me
miren. -dijo Weje- Ahora ando sin plata.
- ¿Y quién te iba
a pedir plata? -preguntó Carlos- Yo cacho que de aquí a dos
días, de más que compramos el compact, ¿o no, Sheeko?
- ¡Aaaaaah.....!
Sí, yo cacho que de más.
- Ojalá, hermanos.
-dijo Weje- ¿Subamos a la Esquina?