El ANARQUISMO, DIOS Y EL DIABLO SEGUN GONZALEZ PRADA

 

Apuntes sobre su vida

Manuel González Prada nació el 5 de enero de 1848 en Lima. Sus padres fueron Josefa Alvarez de Ulloa y Rodriguez de la Rosa y Francisco González de Prada y Marrón y Lombera. Sus primeros estudios los realizó en Valparaíso (Chile) y posteriormente, por su propia iniciativa se matriculó en el Convictorio de San Carlos harto de tantas clases de latín y religión. Allí se nutre de las enseñanzas liberales de los hermanos Pedro y José Gálvez. De 1879 hasta 1891 su verbo se dedica a criticar con furia la mediocridad de la clase política frente a la guerra con Chile y la incapacidad gubernamental para asumir la reconstrucción nacional. Luego viaja a Europa donde permanece por espacio de siete años (1891-98) y regresa con su posición anarquista que la mantendrá hasta su muerte en 1918.

González Prada es célebre por su actividad literaria y también por su dosis de patriotismo de post-guerra, sin embargo, posee un gran contenido filosófico el cual intentaremos explicar en las siguientes líneas.

 

Anarquista hasta la muerte

Luego de su viaje por Europa Manuel González Prada regresó con la convicción de que sólo el ideal anarquista salvaría al mundo del capitalismo. El anarquismo era la doctrina por la cual se buscaría una revolución de todos con justicia social y sin poder central al cual subordinarse. El marxismo, en este sentido, era injusto por asumir a la clase proletaria como líder, y así, se distinguiría la opresión de una clase sobre otra y no sería una revolución de todos. Sus cimientos ideológicos los podemos encontrar en Stirner, Proudhon, Godwin y Bakunin.

El ideal anárquico se puede resumir en dos líneas: la libertad ilimitada y el mayor bienestar posible del individuo, con la abolición del Estado y la propiedad individual (1). De esto desprendemos que el principal motor ideológico del anarquismo es el individualismo. Más que una doctrina es un ideal humanista basado en la cooperación apuntando siempre al bien común. Niega todo principio de autoridad, incluso el maestro de aula sería "el primer enemigo del hombre"(2). Cuando se refiere al Estado, igualmente lo presenta como un órgano limitador de la libertad humana, sin embargo, no presenta una alternativa política para su disolución total ya que niega la lucha de clases. González Prada deslindó abiertamente con el marxismo debido a que no concebía una revolución de clase, buscaba ante todo, el bienestar general.

Quizá a principios de siglo el ideal anarquista se presentaba como un modelo alcanzable, lo suficiente para crear una utopía. Contrastada con nuestra realidad el anarquismo asoma como un suceso histórico que respondió a su época y dejó algún contenido libertario en los obreros de las primeras décadas. Actualmente el anarquismo ha perdido toda vitalidad y se ha refugiado dentro de la movida subterránea como una arma de renuncia a los modelos establecidos.

Lo más rescatable del pensamiento gonzalezpradista radica en el hecho de haber sido el precursor y maestro de los grandes líderes de masas. Es el prócer de la fundación de las ciencias sociales; tanto Haya como Mariátegui se nutrieron de su pensamiento y obra para analizar la sociedad peruana.

 

El Dios y el Diablo de González Prada

Uno de los aspectos más sustanciales del pensamiento de González Prada es su actitud y posición en relación a Dios. Desde muy pequeño mostró su rebeldía religiosa en una familia eminentemente católica. Reconocida es la respuesta a su hermana Cristina cuando le recrimina su negativa de arrodillarse en las ceremonias religiosas: "No puedo doblar la rodilla –se excusó Manuel- me duele horriblemente: tengo una rodilla hereje.

Su ateísmo tiene como punto de partida su actitud frente a la iglesia: González Prada fue anticlerical. Además de ser ateo el hecho de haber perdido dos hijos apenas nacidos debió haber calado más su rechazo hacia Dios.

Su artículo Jesucristo y su Doctrina es lúcido y provocador en relación a creer que Jesús fue un dios. En torno a este punto afirma: Si Jesús hubiera sido un dios algo nuevo nos habría enseñado, algo extraño a nuestro modo de ser, algo hiperhumano y supraterrestre. Nada sobrenatural nos comunicó, y después de su venida quedamos en tanta oscuridad y miseria como antes de su encarnación (3), y más adelante dice: "Si todo lo dicho y hecho por Jesús cabe en los límites de lo humano ¿por qué su deificación? Felizmente, para mayor gloria de su nombre, él nunca se llamó Dios, limitándose a proclamarse mediador celeste o enviado del Padre, y protestando enérgicamente de que le creyeran un ser divino y perfecto. Como por ejemplo cuando exclamó: Sólo Dios es bueno" (4).

Según este punto de vista deducimos que Jesús no pasa de ser un humano a quien hemos magnificado hasta el punto de considerarlo una divinidad. No podemos considerar una deidad a un personaje que jamás se comportó como un hombre considera González Prada.

Al margen de su verbo lapidario y duro para cualquier cristiano convicto y confeso no podemos restarle méritos a su estudio de Jesús basado en los escritos de Renán. Siguiendo en este punto, creo que González Prada al final de sus años practicó un agnosticismo marcado por el privilegio de dudar. En una entrevista que le hiciera Félix del Valle acerca de su creencia en Dios, responde: Conmigo ha ocurrido un fenómeno curioso. Yo fui en mi juventud un ateo convencido, resuelto, tan arraigadas estaban en mí las convicciones que profesaba, que ni un aleteo de duda sombreó en aquella época la marcha rectilínea de mí pensar en materia religiosa. Después de mi viaje a Europa no sé si por reflejo de la reciedumbre de las convicciones de la masa o por causas inexplicables, empecé a dudar... la verdad es que hay días en que dudo, hay días... Pero generalmente no creo (5).

Estas líneas traducen al dubitativo Manuel un año antes de su muerte cuando las ideas se habían refugiado firmemente en sus neuronas.

Por otro lado nos presenta planteamientos novedosos dentro del tema del catolicismo. Para muchos el Diablo, Satanás o Luzbel es un ser maligno que solamente simboliza la maldad, sin embargo, González Prada va más allá de esa noción y le da vital importancia para el fortalecimiento del catolicismo: "Efectivamente: sin Luzbel no hay tentación de Eva, sin tentación no hay pecado original, y sin pecado no hay redención. Si el catolicismo fuera una secta lógica rendiría el mismo culto a Dios que al Diablo (6).

Acerca del diablo escribe estos versos:

 

"El monarca del averno

el rival de todo un Dios,

es metáfora ingerida

en el latín de un sermón

Mas, ¿no sabe quién al diablo

De su tronó derribó?

Pues la cosa más sencilla:

Un gendarme y un farol" (7).

 

Por supuesto, que al negar la existencia del demonio niega al infierno como juzgado post morten de los malos. "No respondemos hoy de lo que hicimos ayer, ni responderemos mañana de lo que hoy hacemos. Hoy responderemos de hoy, mañana responderemos de mañana. No se concibe pues, nada más injusto que las penas reservadas en la eternidad a los delincuentes de la vida: en uno se castiga la vida de otros.

 

NOTAS

GONZALEZ PRADA, Manuel. Páginas Libertarias. Lima, Siglo XXI Ediciones 1984, pág. 16.

GONZALEZ PRADA, Manuel. Prosa Menuda. Buenos Aires. Ed. Imán 1941 p. 241.

GONZALEZ PRADA, Manuel. Pájinas Libres. Lima. Ediciones Copé. 1985 T. IV p. 303.

Ibid.

SANCHEZ, Luis Alberto. Elogio de Don Manuel González Prada. Lima , Imp. Torres Aguirre 1922, p. 69.

GONZALEZ PRADA, Manuel. Pájinas Libres. Lima, Ediciones Copé 1985, p. 250.

GONZALEZ PRADA, Manuel. Presbiterianas. Lima, Imprenta "El Olimpo" 2da. Edición. 1909, p. 74.

GARCIA SALVATECCI, Hugo. Visión de un Apóstol. Lima. Emisa Editores 1990. p. 94.

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