Día cuarto |
Esa poesía impuramente nacida, repleta de características dadas en otro Continente, en su búsqueda de una senda si no del todo propia, al menos distinta, habría de apoyarse en dos ejes que son fundamentales para calificar a cualquier literatura con epíteto de "propia": 1. Carente de una forma de decir , siguió diciendo con aquella forma ajena. Los primeros pasos que habrían de conducir a una salida del problema estarían encaminados a dar a esa poesía un contenido nacional. La transcrita Primera Copla pareció indicar el rumbo. 2. Luego de haber encontrado su temática auténtica -- por cuanto que nuestra y sólo nuestra --, se pasaría a la búsqueda de esa forma de decir. El camino más indicado sería, como en efecto lo fue, dotar a esa poesía con rasgos del habla popular con tal de dejar de ser, al menos en parte, "dueños de una forma transparente". de un "universo de imágenes ya hechas". Entonces esto: al tema nuestro se le sumió la lengua nuestra (no ya el Español de la Corona, sino el idioma con sus giros y cambios y adaptaciones en tierra nuestra) con el fin de conseguir un producto enteramente nacional. Veamos: Luego de los poetas llamados "de la Colonia". cronológicamente tendríamos los llamados "románticos". El Romanticismo en Panamá, fuera de ser un movimiento también tardío --como lo fue en Hispanoamérica en general --, continúa aquella senda de apego a la tradición española. Desde esta época (segunda mitad del s. XIX) comienza la verdadera búsquedad de algunos poetas por encontrar ese "algo" propio, un "aquello" que nos distinguiera en los planos literarios. No obstante, los encuentros son escasos e insignificantes. Los mejores poetas son aún devotos del arte poético español. El panameño Gil Colunje (1831-1899) por acaso, habla en tales términos:
José de Espronceda (1802-1842), prototipo del romanticismo español, nos ofrece el molde comparativo:
Colunje, valga anotar, empieza su poema con el epígrafe: Nuestros hijos sabrán nuestras acciones. Espronceda". Resta subrayar las coincidencias. Son, sin embargo, estos románticos los que inician el proceso de coordinación tema-lengua. Tomas Martín Feuillet (1832-1862) en " ¿Cuanto tiene?":
En él la forma de decir se pone al servicio del tema para protestar contra los abusos de su época. Amelia Denis de Icaza (1836-1911) dirige su mirada a temas más patrióticos:
Es, por lo visto, Federico Escobar (1861-1912) quien ha de dar el toque definitivo, quien ha de elevar su voz para decir que esta poesía es ya lo suficientemente nuestra.
Pero, si bien Escobar afirma orgulloso su verdad, todavía no son todos los que la comprenden. En Rodolfo Caicedo, un poeta algo posterior (1868-1905), aún es notable ese mirar hacia las letras hispánicas:
El título de estos versos, Becquerianas, da la clave de ese mirar. |