|
1. Y
fue en vano el grito de dolor
que lanzó en medio del Desierto
- Su alma era un depósito de
oscuros recuerdos.
- Su calma, sólo una forma de
fingir.
-
- Miró a todas partes:
- nadie acudía a salvarlo.
-
- Una inmensa ola, nacida en el
infierno,
- lo arrastraba y ya no sentía
dolor.
-
- Mejor era el placer de saberse
ido,
- borrado de la faz de la Tierra.
Y en medio del abismo que esperaba a su
angustia, pensó:
si la flor hubiera sido eterna...
Y luego, todo cesó.
Pedro Correa Vásquez
|