Entendiendo al movimiento
El entorno económico
3ª Parte
Ingreso y educación
Mucho se ha hablado del famoso producto interno bruto y la proporción destinada a la educación.
Se ha dicho, sin faltar a la verdad, que ni los países industrializados dan el 8% del PIB a la educación, tal y como lo recomienda la UNESCO, que muchos dan alrededor del 5%, y que en el mejor de los casos, llegan al 7.3%.
Todo lo antes dicho es cierto, pero por un lado, el mal de muchos no debe ser consuelo de tontos, y por otro, hay que observar el conjunto económico y poblacional en el que se llevan a efecto tales medidas.
En un país con 90 millones de mexicanos, el destinar tan sólo el 5% del PIB (según datos de 1998), da como resultado una distribución de dicho gasto raquítico, sobre todo cuando se compara con el de otros países. Por ejemplo, el gasto en educación es 3 veces mayor que el de Canadá, pero resulta que éste país tiene a penas un tercio de nuestra población. Así, un estudiante canadiense tiene 7 veces más presupuesto que el mexicano, considerando un gasto per cápita.
Para el caso de Estados Unidos, la situación es más dramática. Su gasto en educación es 27 veces mayor que el de México hablando en gasto percápita, sería 9 veces mayor que el de México.
Sin embargo, el modelo de financiamiento que pretenden implementar autoridades universitarias y gobernantes, se ajusta a la realidad Estadounidense y canadiense, pero no mexicana.
De ahí, que los estudiantes universitarios en paro, estamos en contra de las medidas que atentan contra la base social de nuestra universidad y frenan el ingreso abierto de estudiantes a nivel medio superior y superior.
Además, consideramos injusto que se privilegien otros rubros que no son tan importantes como la educación, así, el gasto militar se ve incrementado día a día, y cuando se trata de recortes, la educación es a la primera que se le toca, y se le aplica el nuevo presupuesto de manera inmediata, mientras que cuando el ingreso aumenta, por ejemplo con el alza en los precios internacionales del petróleo, el 99% de esas ganancias "extras", van a pagar el servicio de la deuda externa, y el restante 1% va al gasto social general, ¿por qué no se le regresa de manera inmediata el presupuesto que le fue quitado a la educación? Dicen que lo anterior se debe a que los planes son semestrales, pero las medidas de contingencia, si son inmediatas. ¿Es eso justo?
Ahora, hablando más concretamente de la educación superior, el máximo subsidio federal a la educación ha sido de apenas el 0.78% del PIB (1994), mientras que en Canadá es del 2.2% y en Estados Unidos del 1.3%. ¿Cuánta población tienen? ¿Cuánto le toca a cada uno? Ahí es donde se observa claramente la incongruencia de los porcentajes, porque mientras 7.3% del PIB canadiense en MUCHO para su población, el 5% mexicano es a todas luces INSUFICIENTE, y por ello, el gasto en educación debería ser más allá del 8% recomendado por la UNESCO.
Poniéndolo en cifras, Estados Unidos destina 112,746 millones de dólares a la educación superior, mientras que Canadá lo hace con 19522 millones de dólares, mientras que México, apenas logra destinar 2917 millones de billetes verdes.
Con los datos anteriores, podemos ver claramente que el gobierno pretende educar limitadamente a las grandes masas y hacerlas llegar a niveles técnicos como máximo, limitando así, su nivel de ingreso y calidad de vida, mientras los grandes capitales se surten de mano de obra barata.
Capacidad de pago de ingresos de los estudiantes
Otro argumento que esgrimen los muy "avezados" en el tema económico es afirmar categóricamente, que aquel estudiante de nivel superior que no tiene para pagar 200 pesos mensuales, pues debe dedicarse a otras actividades.
Seguramente, piensan en dos cosas. Por un lado, que el trabajo sobra, y por otro, que sus carreras les permiten trabajar fácilmente.
En México, los estudiantes ven disminuidas sus posibilidades laborales, pues los trabajos de medio tiempo casi no existen, y los pocos que hay, son tan mal pagados que apenas permiten cubrir los pasajes que se requieren para asistir al empleo.
Además, parece que al estudiante lo uniforman al pensar que todas las carreras exigen el mismo tiempo para asegurarles éxito. Pero resulta que contaduría no es ingeniería, ni Comunicación pide lo mismo que química, entonces, ¿por qué piensan así? La respuesta es fácil, los que critican son comunicólogos o economistas, o bien, su vida se ha llevado bajo la sombra del bienestar familiar que padres y parientes se han encargado de brindarles desde su nacimiento, ventaja que la mayoría de los estudiantes universitarios de la educación pública no tenemos.
Para muestra de lo anterior, ejemplos.
En los Estados Unidos, el ingreso medio anual es de 351 mil 500 pesos, mientras que en Canadá asciende a casi 380 mil pesos. ¿Y México? De pena. Sólo logramos tener casi 47 mil pesos de ingreso anual. ¿Éste monto es suficiente como para exigir pago en la educación? Mientras la población esté ocupada en comer y apenas sobrevivir, el gastar en educación sería un lujo, y como tal, desechable. ¿Eso sería bueno para nuestro país? Definitivamente no. Lo que se debe buscar, es que cada día más gente pueda acceder a la educación, para que en su conjunto, y con el pasar del tiempo, se logre incrementar el ingreso per cápita, nivelas la distribución del PIB y hacer de México, un país pujante, vigoroso e INDEPENDIENTE.
Ahora, el ingreso anual de 47 mil pesos, constituye la media nacional, pero, ¿cuánta gente vive por debajo de ese nivel?. Según datos de 1996, de un total de casi 20.5 millones de familias, 13 mil 800 de ellas (en números redondos) viven por debajo de ese nivel, lo que constituye un 67.03%, y que implica necesariamente que la generalidad de la familia mexicana, vive con 5.7 salarios mínimos o menos, mientras que sus contrapartes gringas y canadienses, lo hacen con 45 y 47 salarios mínimos equivalentes respectivamente.
Siguiendo en éste mismo orden, vamos a contrastar el porcentaje del ingreso familiar destinado a la educación en otros países y en México.
En el país vecino del norte, el grupo de población con el ingreso MÁS BAJO, dedica cerca del 30% de sus ingresos a cubrir gastos educativos, mientras que el más alto, hace lo propio con el 10% de su ingreso. Si lo vemos como un gran promedio, el ingreso familiar gringo destina a la educación el 15% aproximadamente, lo que se traduce en 5 mil 543 dólares anuales.
En Canadá, la situación es similar, el 21.32% del ingreso familiar promedio, es dedicado a la educación. ¿Y en México?
La situación es fácilmente previsible.
Consideremos los datos proporcionados por las propias autoridades universitarias.
Según Barnés, la mayoría de la población escolar universitaria, vive con 4 salarios mínimos, esto, como una estadística familiar, y basándonos en la encuesta ingreso-gasto de los Hogares del INEGI, tenemos que 10 millones 845 mil 301 familias (52%) vive con ingresos mayores de 4 salarios mínimos y sólo el 26.73% viven con salarios superiores a 8 salarios mínimos.
Ahora, analicemos el destino de ese ingreso.
Contrastando esas cifras, cerca del 80% de las familias de los estudiantes, perciben 4 salarios mínimos, según datos del Secretario de Planeación de la UNAM, Salvador Malo. Así, se perciben 4 mil 134 pesos, pero resulta que la canasta obrera indispensable, tiene un costo de 3 mil 783 pesos, lo que implica que el 91.5% del ingreso familiar lo destinan a la sobrevivencia, y peor aún, la Canasta Obrera Indispensable (COI), no contempla renta, salud, educación, vestido ni calzado, mucho menos diversión y cultura, por lo que sólo el 8.3% de su ingreso (que es el restante) se dedica a la satisfacción del resto de sus necesidades.
(Como nota complementaria, hemos de decir que la COI, está conformada por 35 artículos básicos que incluyen transportación, alimentación, 3 productos de aseo personal, 3 de aseo para el hogar, electricidad, gas y es para una familia de 4 integrantes, madre, padre y dos hijos en edad de estudiar)
Por otro lado, el número de alumnos que tienen 8 salarios mínimos de ingreso, y que son los que podrían acceder a una educación universitaria con los montos sugeridos en primera instancia por el rector (15 de marzo de 1999), representarían un 9.4% y 11.7% del total de la matrícula escolar para bachillerato y licenciatura respectivamente. ¿Entonces, es excluyente o no el reglamento general de pagos propuesto por rectoría? (Ahora es voluntaria la aportación, pero ¿cuánto tardará rectoría en aprobar unilateralmente la obligatoriedad de las cuotas?)
Afectaciones del nivel de ingreso de la población
El poder adquisitivo de la población de cualquier país, se ve afectado por la oferta de los diferentes productos que conforman su canasta de consumo, por la inflación, por la devaluación o revaluación de su moneda, por las políticas gubernamentales de fomento a la producción, por el alza de impuestos, por las tasas de interés, etc.
En México, es claro que cíclicamente, nos hemos visto golpeados por fuertes crisis económicas que han golpeado fuertemente el poder adquisitivo de la clase trabajadora, e inclusive, ha trastocado a la clase empresarial que tradicionalmente permanecía inmune a los estragos económicos de las administraciones pasadas.
A partir de 1982, los problemas económicos se vieron incrementados sobre todo, porque la producción de nuestro país, estaba sustentada en el petróleo, y al caer los precios internacionales del crudo, nuestros ingresos cayeron drásticamente. Posteriormente, vino el fantasma de la hiperinflación, la inestabilidad económica generalizada, y posteriormente, la panacea salinista primermundista.
Todo ello, nos llevó inevitablemente a padecer altas inflaciones, fuertes devaluaciones, escasez de productos básicos, altos impuestos aplicados a bajos ingresos, malas políticas productivas, etc. Así, la clase trabajadora ha visto derrumbarse gradualmente las pocas expectativas de desarrollo que pudo haber tenido.
Así, Estados Unidos y Canadá vieron en una década, una inflación menor al 10%, mientras que en México, se tuvo más del 20% en sólo un año. En cuanto a la inflación, en una década (1980 a 1990), nuestros 2 vecinos del norte tuvieron un indicador de alrededor de 4.1%, mientras que nuestro país, padeció en ese mismo periodo, un 74.4%
La pregunta que ya se habrá hecho, es ¿por qué en todo momento nos comparan con los países del norte del continente? La respuesta es muy sencilla: el modelo educativo y económico que se pretende implementar en nuestro país, es similar al de ellos, por lo que tiene fundamental importancia analizar ambas economías. Además, podemos comprobar así, que la implementación de dicho sistema económico, idéntico en medidas pero con entornos diferentes, genera independencia, bonanza económica y bienestar social en Estados Unidos y Canadá, pero pobreza y dependencia en México.
Regresando a nuestro tema, podemos analizar también que durante el sexenio salinista, y parte del rpesente, el control inflacionario se ha sustentado en no incrementar los salarios, a cambio de aumentar los precios de los productos que se consideraron "no básicos".
Por ello, la disparidad entre el ingreso y la capacidad de compra se incrementó.
Además, la contención de la economía utilizó también el endeudamiento externo para apuntalar el peso, lo que generó un muy importante incremento en la deuda nacional, a la vez que presionó la producción de nuestro país, al hacer más barato comprar en el extranjero lo que aquí se producía. Por si fuera poco, este endeudamiento generó fuertes presiones sobre el peso, pues se contrataron a corto plazo y se llegó el momento de no tener nada para pagar los vencimientos cercanos, lo que nos alejó inevitablemente de un índice inflacionario estable y reducido, dando al traste todo por lo que se "había padecido" todo el sexenio salinista.
Evidentemente, el tener estos problemas económicos, generaron más pobreza. Ahora la pregunta obligada ¿Esto impactó a la educación?
Considerando que la educación pública es gratuita, podrían pensar que no, sin embargo, el golpe fue mayúsculo.
Por principio de cuentas, los principales recortes presupuestales se dieron en ésta rama, además, el haber mermado el poder adquisitivo de la población, orilló a las familias a hacer que más de sus miembros trabajaran, cancelando así, las posibilidades de estudio de una buena parte de la juventud que está en edad de hacerlo, sin contar claro, con que las condiciones para estudiar se deterioraron de igual manera. Agregamos a esto, el deterioro nutricional, deficiencias en la salud, etc.
Todo ello lo podemos ver reflejado en parte, en lo referente a la esperanza escolar que tienen los jóvenes.
En México, el grado de escolaridad es de 11.3 años, mientras que en Estados Unidos es de 16, Canadá 17.8, Alemania 15.3 y Suecia 17.3.
Ahora, si observamos el porcentaje de matriculados en niveles superiores, nos encontramos con algo más dramático.
En Canadá, el 90% en edad de estudiar en la Universidad, lo hacen, mientras que en Estados Unidos acceden el 80.6% y México contribuye a la estadística con el modesto 16.1%.
En nuestro próximo número, analizaremos si es correcta o no la actualización de las cuotas en la UNAM, pero considerando todo el entorno, como debe hacerse, además, hablaremos de otros factores como el fobaproa y algunas notas sobre el esquema neoliberal. La siguiente entrega, constituirá la última parte del entorno económico, para seguir en el número 6 de disidencia, con el análisis del entorno social y político, para proseguir una vez desmenuzado lo anterior, con la justificación de cada punto de nuestro pliego petitorio.
Luego seguiremos con un esbozo referente a las mecánicas de funcionamiento del CGH y seguiremos con los temas que surjan o propongan durante éste periodo, tales como los documentos del Banco mundial, las reformas del 97, el congreso universitario, etc.
Agradecemos de antemano la colaboración de Zyanya, quien nos proporciona material que fundamenta nuestros análisis, así como a todos aquellos que han dado a conocer o hecho públicos sus estudios, como el caso de posgrado, bufetes jurídicos independientes, al taller de análisis universitario, a ciencias que tiene un amplio acervo bibliográfico al respecto, entre otros muchos que con sus comentarios y documentos informativos, nos ayudan a dar forma a ésta sección.
A t e n t a m e n t e
Lewy Vallejo C.