De "La revolución" a "México de posguerra"



La Revolución

Madero fue elegido presidente en 1911, pero no fue lo suficientemente enérgico para terminar la contienda política y militar. Otros líderes rebeldes, particularmente Emiliano Zapata y Francisco (Pancho) Villa, se negaron a someterse a la autoridad presidencial, en tanto que el embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, le retiró su apoyo cuando vio que no era posible negociar con él y decidió respaldar a sus opositores. Victoriano Huerta, jefe del ejército de Madero, conspiró con los líderes rebeldes y en 1913 se apoderó del control de la capital. Huerta se convirtió en dictador y, cuatro días después de que asumió el poder, Madero fue asesinado. Comenzaron nuevas rebeliones armadas bajo los mandos de Zapata, Villa y Venustiano Carranza, y Huerta renunció en 1914. Carranza tomó el poder ese mismo año y Villa al momento se declaró en guerra en contra de él. Además de las ambiciones de los líderes militares rivales, se sumó a la confusión la intervención de gobiernos extranjeros velando por la protección de los intereses de sus nacionales. En 1915 una comisión representada por ocho países de América Latina y Estados Unidos reconoció a Carranza como la autoridad legal en México. Los líderes rebeldes, con excepción de Villa, depusieron las armas. Éste perdió la ayuda estadounidense que le suspendió el envío de armas. En respuesta, en 1916 Villa asesinó a 16 estadounidenses e invadió Columbus, Nuevo México, en donde dio muerte a otra decena de personas. Como resultado fue enviada una expedición compuesta por un cuerpo del ejército bajo el mando del general John J. Pershing, pero fueron rechazados por las tropas de Carranza, también hostil hacia Estados Unidos. Villa siguió creando inestabilidad en el campo mexicano hasta 1920 y en julio de 1923 fue asesinado.

Una nueva Constitución, promulgada en 1917, propició la formulación de un código laboral, prohibió la reelección presidencial, expropió las propiedades de las órdenes religiosas y restableció los terrenos comunales a los indígenas. Muchas de las condiciones de la negociación para el bienestar social y laboral fueron muy avanzadas y radicales para su época. Algunas de las más drásticas estaban encaminadas a frenar la injerencia extranjera en la propiedad minera y de la tierra.

Carranza fue elegido presidente en 1917, pero la turbulencia continuaba. A pesar de que no había puesto en vigor muchos de los preceptos constitucionales, disgustó a las compañías petroleras extranjeras debido a la reglamentación según la cual el petróleo era un recurso nacional inalienable y a la imposición de un gravamen a los territorios y contratos petroleros anteriores al 1º de mayo de 1917. En 1920 tres de los principales generales, Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Adolfo de la Huerta, se rebelaron contra Carranza, quien fue asesinado en el conflicto resultante. En 1920 Obregón fue elegido presidente.

Cuando Obregón aceptó discutir y ajustarse a las demandas de las compañías petroleras estadounidenses, fue reconocido por ese gobierno en 1923. A finales de ese mismo año Estados Unidos apoyó al régimen de Obregón durante una rebelión provocada por De la Huerta. En 1924 Calles fue elegido presidente y comenzó a aplicar reformas constitucionales, especialmente en materia agraria; también rehabilitó las finanzas mexicanas, instituyó un programa de educación y arregló con éxito las disputas con las compañías petroleras extranjeras. Al llevar a cabo reformas religiosas, Calles provocó una gran oposición. La Iglesia se negó a reconocer las condiciones de la secularización y las relaciones entre la Iglesia y el Estado se volvieron muy tensas hasta desembocar en la llamada Guerra Cristera (1926-1929) en la que, con métodos de guerrilla, los defensores de las instituciones religiosas atacaron pueblos, haciendas, ferrocarriles o escuelas laicas.

Obregón fue reelegido presidente en 1928 pero fue asesinado algunos meses más tarde por un fanático religioso. La presidencia provisional fue concedida por el Congreso a Emilio Portes Gil. No obstante la influencia de Calles permanecía como principal fuerza política. Abelardo L. Rodríguez, un socio de Calles, pasó a ser presidente provisional en 1932. En el mismo año el Partido Nacional Revolucionario (PNR), el partido del gobierno, proyectó un programa de seis años para un 'sistema económico cooperativo tendiente hacia el socialismo', incluyendo una ley laboral, obras públicas, repartición de la tierra y el embargo de los terrenos petroleros de posesión extranjera.

El programa del PNR fue puesto en marcha en 1934 con la elección de Lázaro Cárdenas como presidente. Cárdenas hizo hincapié en las reformas agrarias, el bienestar social y la educación. En 1936 fue aprobada una ley de expropiación que permitía al gobierno expropiar la propiedad privada siempre que fuera necesario para el bienestar público y social. La empresa de ferrocarriles de México se nacionalizó en 1937, así como los derechos sobre el subsuelo de las compañías petroleras. Ese mismo año los trabajadores petroleros mexicanos se fueron a la huelga en demanda de salarios más altos y de acceso a los cargos de responsabilidad en las empresas con remuneraciones equivalentes a las de los extranjeros. En 1938, después de una decisión de la Suprema Corte que había prestado atención a sus reclamaciones y de que las compañías petroleras de capital extranjero se habían negado a pagar, el gobierno mexicano expropió todas las propiedades petroleras. Se creó una agencia gubernamental llamada Petróleos Mexicanos (PEMEX) para administrar la industria nacionalizada. Las expropiaciones afectaron seriamente a la industria petrolera mexicana, por ello fue muy difícil para México vender petróleo en territorio estadounidense, alemán y británico. Posteriormente México fue obligado a ajustarse a tratos de intercambio comercial con Italia, Alemania y Japón. El comercio de petróleo con estas naciones, sin embargo, fue muy corto a causa de la II Guerra Mundial (1939-1945). Cárdenas apoyó de varias formas a la República española y, tras la Guerra Civil que trajo consigo la instauración del régimen franquista, México acogió como exiliados a aproximadamente 40.000 españoles y favoreció el establecimiento del gobierno español en el exilio.

En 1940 Manuel Ávila Camacho, apoyado por los trabajadores mexicanos, fue electo presidente. Su política fue más conservadora que la de Cárdenas. La llamada 'política del buen vecino' de Estados Unidos influyó positivamente en México. Esta política, que involucraba una estrecha cooperación con Estados Unidos en materias comerciales y militares, llegó a ser considerablemente avanzada en 1941, con la inminente participación de Estados Unidos en la II Guerra Mundial. México, con varias restricciones, acordó permitir a la Fuerza Aérea estadounidense el uso de sus campos de aviación y también aceptó exportar materiales críticos y estratégicos (principalmente minerales escasos) sólo a países del hemisferio occidental.

La II Guerra Mundial

México rompió sus relaciones diplomáticas con Japón el 8 de diciembre de 1941 y tres días más tarde con Italia y Alemania. El 22 de mayo de 1942, después del hundimiento de dos petroleros mexicanos por submarinos alemanes, el Congreso mexicano declaró la guerra contra Alemania, Italia y Japón. Quince mil soldados mexicanos combatieron en la II Guerra Mundial, con la muy destacada participación de los 233 pilotos aéreos del Escuadrón 201. En junio de ese año México firmó la declaración de las Naciones Unidas (ONU). A finales de ese mismo año se negoció un acuerdo comercial por parte de México y Estados Unidos, estableciendo concesiones arancelarias mutuas. La cooperación militar total entre las dos naciones tuvo efecto en 1943, cuando se acordó que cada país podía enlistar en su ejército a los nacionales del otro país que vivieran dentro de sus fronteras. Otros proyectos del tiempo de guerra incluían una comisión conjunta para la cooperación económica, instituida para encontrar métodos que aliviaran la escasez de alimentos y de materiales estratégicos, y una comisión industrial mexicano-norteamericana, orientada a planear la industrialización de México. A cambio, Estados Unidos solicitó ayuda de mano de obra para cubrir los puestos de la gente que había ido a combatir y abrió sus fronteras a 300.000 trabajadores mexicanos. En 1944 México pagó a las compañías petroleras estadounidenses 24 millones de pesos, más intereses del 3%, por las propiedades petroleras expropiadas en 1938.



México de posguerra

En junio de 1945 México se convirtió en uno de los miembros fundadores de la Organización de las Naciones Unidas. En 1946 Miguel Alemán Valdés sucedió a Ávila Camacho como presidente, habiendo sido elegido en una plataforma con un programa político cuyos objetivos eran la distribución equitativa de la riqueza, obras de irrigación extensivas y mayor industrialización del país. Alemán mantuvo las estrechas relaciones con Estados Unidos. En 1947 el Banco de Exportaciones e Importaciones prestó 50 millones de pesos para ser invertidos en obras públicas y de desarrollo industrial. A finales del año el gobierno mexicano anunció que las compañías petroleras británicas y alemanas, demandantes de 250 millones de pesos por las propiedades expropiadas, habían aceptado el pago de 21 millones. En 1948 el gobierno, esforzándose por revertir el balance desfavorable de comercio, devaluó el peso. Las importaciones no esenciales para el desarrollo industrial fueron restringidas de manera notable. En marzo de 1949, por primera vez desde las expropiaciones de 1938, se permitió a dos compañías petroleras estadounidenses realizar perforaciones bajo la supervisión de PEMEX. El gobierno estabilizó el peso en junio con la ayuda de préstamos por parte del Tesoro de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional. Se celebraron elecciones nacionales el 3 de julio de 1949, y el partido del gobierno, conocido entonces como Partido Revolucionario Institucional (PRI), ganó por mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

En 1950 la situación económica mejoró considerablemente cuando México obtuvo un préstamo de 150 millones de pesos del Banco de Exportaciones e Importaciones para la financiación de varios proyectos para mejorar el transporte, la agricultura e instalaciones generadoras de energía. El año siguiente el problema de los mexicanos que entraban de forma ilegal a Estados Unidos para tratar de obtener un trabajo temporal en el campo se convirtió en un asunto de gravedad concerniente a los dos gobiernos. Los acuerdos oficiales entre México y Estados Unidos dieron como resultado la entrada legal anualmente de un número determinado de trabajadores. Sin embargo, aproximadamente un millón de personas cruzaban de forma ilegal la frontera cada año. El problema fue aún más complicado al demandar el gobierno mexicano el respeto a los derechos laborales de los trabajadores emigrados a Estados Unidos, y por la hostilidad de las organizaciones agrícolas de ese país, que no aceptaban que los mexicanos estuvieran dispuestos a trabajar a cualquier precio. En marzo de 1952 el Congreso de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley estableciendo el castigo por medio de multas y encarcelamiento a aquellos que contrataran extranjeros que hubieran entrado al país ilegalmente.

El anterior secretario (ministro) de Gobernación, Adolfo Ruiz Cortines, candidato del PRI, fue elegido presidente de México en 1952. Al año siguiente la legislatura ratificó una reforma constitucional extendiendo el derecho del voto a las mujeres. En 1958 Ruiz Cortines fue sucedido por Adolfo López Mateos, quien había ocupado la secretaría del Trabajo. Revirtiendo una tradición de silencio presidencial en las relaciones con la Iglesia católica, López Mateos declaró que los logros de las metas revolucionarias no deberían encontrar obstáculo en la religión. En 1962 se aprobó una reforma constitucional autorizando al gobierno a promover negocios en los que se compartieran los beneficios con los trabajadores. El descontento campesino se mostró por medio de huelgas de hambre e invasiones ilegales a las grandes propiedades privadas. A principios de 1963 se formó la Central Campesina Independiente para competir con la Confederación Nacional Campesina bajo el dominio del PRI. En el congreso constitutivo los oradores dijeron que el país tenía todavía 3 millones de campesinos sin tierra y que 9.600 individuos poseían 80 millones de hectáreas de tierra, de las cuales sólo 20,2 millones eran cultivadas.



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