
DECLARACIÓN DE SENECA FALLS
(1848)
CONSIDERANDO: Que está convenido que el gran
precepto de la naturaleza es que «el hombre ha de perseguir su verdadera y sustancial
felicidad». Blackstone en sus Comentarios señala que puesto que esta Ley de la
naturaleza es coetánea con la humanidad y fue dictada por Dios, tiene evidentemente
primacía sobre cualquier otra. Es obligatoria en toda la tierra, en todos los países y
en todos los tiempos; ninguna ley humana tiene valor si la contradice, y aquellas que son
válidas derivan toda su fuerza, todo su valor y toda su autoridad mediata e
inmediatamente de ella; en consecuencia:
DECIDIMOS: Que todas aquellas leyes que sean
conflictivas en alguna manera con la verdadera y sustancial felicidad de la mujer, son
contrarias al gran precepto de la naturaleza y no tienen validez, pues este precepto tiene
primacía sobre cualquier otro.
DECIDIMOS: Que todas las leyes que impidan que la
mujer ocupe en la sociedad la posición que su conciencia le dicte, o que la sitúen en
una posición inferior a la del hombre, son contrarias al gran precepto de la naturaleza
y, por lo tanto, no tienen ni fuerza ni autoridad.
DECIDIMOS: Que la mujer es igual al hombre - que
así lo pretendió el Creador- y que por el bien de la raza humana exige que sea
reconocida como tal.
DECIDIMOS: Que las mujeres de este país deben ser
informadas en cuanto a las leyes bajo la cuales viven, que no deben seguir proclamando su
degradación, declarándose satisfechas con su actual situación ni su ignorancia,
aseverando que tienen todos los derechos que desean.
DECIDIMOS: Que puesto que el hombre pretende ser
superior intelectualmente y admite que la mujer lo es moralmente, es preeminente deber
suyo animarla a que hable y predique en todas las reuniones religiosas.
DECIDIMOS: Que la misma proporción de virtud,
delicadeza y refinamiento en el comportamiento que se exige a la mujer en la sociedad, sea
exigido al hombre, y las mismas infracciones sean juzgadas con igual severidad, tanto en
el hombre como en la mujer.
DECIDIMOS: Que la acusación de falta de delicadeza
y de decoro con que con tanta frecuencia se inculpa a la mujer cuando dirige la palabra en
público, proviene, y con muy mala intención, de los que con su asistencia fomentan su
aparición en los escenarios, en los conciertos y en los circos.
DECIDIMOS: Que la mujer se ha mantenido satisfecha
durante demasiado tiempo dentro de unos límites determinados que unas costumbres
corrompidas y una tergiversada interpretación de las Sagradas Escrituras han señalado
para ella, y que ya es hora de que se mueva en el medio más amplio que el Creador le ha
asignado.
DECIDIMOS: Que es deber de las mujeres de este país
asegurarse el sagrado derecho del voto.
DECIDIMOS: Que la igualdad de los derechos humanos
es consecuencia del hecho de que toda la raza humana es idéntica en cuanto a capacidad y
responsabilidad.
DECIDIMOS, POR TANTO: Que habiendo sido
investida por el Creador con los mismos dones y con la misma conciencia de responsabilidad
para ejercerlos, está demostrado que la mujer, lo mismo que el hombre, tiene el deber y
el derecho de promover toda causa justa por todos los medios justos; y en lo que se
refiere a los grandes temas religiosos y morales, resulta muy en especial evidente su
derecho a impartir con su hermano sus enseñanzas, tanto en público como en privado, por
escrito o de palabra, o a través de cualquier medio adecuado, en cualquiera asamblea que
valga la pena celebrar; y por ser esto una verdad evidente que emana de los principios de
implantación divina de la naturaleza humana, cualquier costumbre o imposición que le sea
adversa, tanto si es moderna como si lleva la sanción canosa de la antigüedad, debe ser
considerada como una evidente falsedad y en contra de la humanidad.
En la ultima sesión Lucretia Mott expuso y habló
de la siguiente decisión:
DECIDIMOS: Que la rapidez y el éxito de nuestra
causa depende del celo y de los esfuerzos, tanto de los hombres como de las mujeres, para
derribar el monopolio de los púlpitos y para conseguir que la mujer participe
equitativamente en los diferentes oficios, profesiones y negocios.

