La algarabía de la tolerancia por Oliva Blanco (publicado en "La Razón", 9-3-02)
        
Las mujeres han sido con frecuencia el chivo expiatorio de todo tipo de conflictos: religiosos (en la larga noche de las hogueras que asoló a Europa miles de mujeres ardieron como teas acusadas de brujería), de
conflictos políticos (el cierre de los clubs de mujeres durante la Revolución francesa fue una consecuencia directa de la diferencia entre girondinos, jacobinos y sans-culottes), de conflictos sociales (en el siglo XIX los sindicatos y los partidos obreros perciben al feminismo como algo amenazador para la frágil estima del proletario y se aprestan en sus resoluciones y acuerdos a restaurar el pacto entre varones) y, por supuesto, de conflictos raciales y familiares, ya que
la pedagogía de aprender por bofetada interpuesta ha sido desde tiempos inmemoriales sumamente apreciada por el sexo masculino.

 El caso de la niña magrebí Fátima Elidrissi ha puesto, desgraciadamente, de actualidad las afirmaciones precedentes y desde las páginas de los periódicos estamos asistiendo a sórdidas batallas entre teólogos de segunda y políticos de tercera que despliegan ante nuestros ojos un drama cuyos episodios principales vamos a intentar resumir.

Preámbulo o el sacrosanto deber de la educación 

Protagonistas: El padre; las monjas concepcionistas.
Parece ser que hace más de cuatro meses Alí Elidrissi solicitó plaza para su hija en un colegio religioso concertado de San Lorenzo del Escorial y que ante la obligatoriedad del uniforme optó por dejarla en casa sin escolarizar.

Acotaciones: No deja de resultar sorprendente que un hombre de acendradas convicciones religiosas, arrepentido de un pasado en el que no hacía ascos al alcohol -como se desprende de sus afirmaciones-- y cuyo  hermano se ¿preocupa? al ver saltar su nombre a la prensa para, según sus propias palabras, tranquilizarse al ver que sólo se trataba
de cosas de mujeres -léase el velo o la hiyab-, (ABC 18-2-02) solicite plaza en un centro católico.

Conclusión provisional: Aunque las monjas juren y perjuren que el caso se ha manipulado por los intereses de algunas partes ya que "ni siquiera se habló del pañuelo" y que respecto al uniforme, ante la objeción del padre de carecer de recursos económicos le hicieran saber que no era problema, ya que contaban  con un fondo social para esas
casos (La Razón 19-2-2002), es obvio que alguien miente o manipula la historia en su favor.


Primer acto o de la anomia de la derecha a la beatitud de la izquierda
 Protagonistas:  Representantes de la política y algún que otro intelectual órganico (interprétese el adjetivo "órganico" con toda la ambigüedad que permite el término).

 Figurantes: Algunas representantes del sexo femenino plenamente identificadas con los papeles principales.

Antagonistas: La ministra de Educación, Pilar del Castillo y Delia Duró, directora del Instituto Juan de Herrera, de El Escorial.
El villano: El Ministro de Trabajo Juan Carlos Aparicio
(posteriormente este papel será desempeñado por el Presidente del Foro para la Integración de los Inmigrantes, Mikel Azurmendi).


 En la segunda quincena de Febrero de 2002 el conflicto salta a la prensa y el Consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Carlos Mayor Oreja ordena la escolarización inmediata -sin condiciones- en el instituto de El Escorial de Fátima Elidrissi ninguneando a la ministra de Educación y a la directora del Instituto que se habian manifestado
en contra de la postura intransigente del padre de la niña, al negarse a que esta fuera escolarizada sin velo.

Acotaciones (El inalienable derecho a la educación al que apeló el señor Mayor Oreja, lleno de fervor pedagógico, creemos que en todo caso debería ser cargado en el debe del progenitor de la criatura a la vista de lo expuesto anteriormente). El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, no desaprovechó la ocasión de apoyar al señor Oreja con una afirmación que suena a rezagado hippy pasado por los culebrones venezolanos. ³Lo que (Fátima) necesita es
mucho amor².

 Pero la polémica estaba servida. Las razones esgrimidas por la ministra y la directoradel Instituto, que apelaban a la posible
inconstitucionalidad del uso de la hiyab al atentar contra los derechos de las mujeres, recibieron las más acerbas críticas y las más severas descalificaciones:  ABC (18-2-02) subrayaba que no era la primera vez que Pilar del Castillo manifestaba escasa capacidad de liderazgo mientras que Ryad Tatami, secretario general de la Comisión Islámica española, afirmaba
de manera rotunda: "No vamos a permitir que por el capricho de una directora a un hijo de un musulmán se le prive de la escolarización"El Mundo 17 -2-02 (Las cursivas  obviamente son mías)  Las asociaciones de inmigrantes y los partidos de izquierda terciaron en el debate dando una vuelta de tuerca más al enrarecido conflicto.
La Asociación de Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), por boca de su presidente, Abdelhami Beyuki, manifestaba su satisfacción ante la resolucion adoptada por Mayor Oreja ya que, según sus propias palabras, "el pañuelo no tiene connotaciones religiosas sino que es un signo de identidad cultural" a la vez que aprovechaba para ofrecer un
curso acelerado de moda islámica explicando las diferencias que van del velo al chador.

 Por lo que respecta a la izquierda, olvidando a sus clásicos para quienes el grado de progreso de una sociedad se mide por el grado de emancipación de las mujeres, se congratularon del giro que había tomado el asunto. Diego López Garrido, portavoz del PSOE en la Comisión Constitucional del Congreso, consideró que la negativa a admitir a la niña en el sistema educativo era una violación de "su derecho a ser educada, a su identidad, dignidad y libertad religiosa" felicitándose de que el caso se hubiese resuelto respetándose la Constitución.

 En la misma línea, Gaspar Llamazares, principal responsable de IU, se queda "pasmado" por las declaraciones del ministro de Trabajo que había osado establecer una comparación entre el uso del velo y la ablación, y por la cruzada emprendida por los dirigentes populares contra la sumisión de las mujeres en nuestro país y aplicando la filosofía de la sospecha, tan apreciada por la tradición marxista, remata la faena declarando sagazmente que tal actitud podría ocultar
actitudes racistas. Vid: El Periódico 17-2-02 y El Ideal Gallego 18-2-02.

 La responsable de Educación y Cultura de la Ejecutiva federal del PSOE, Carmen Chacón, hace oír su voz  trémula de indignación calificando las palabras del Sr. Aparicio de "agravio a una cultura y una  ciudadanía".
 No desperdició la ocasión de entrar en la polémica el responsable de políticas de integración social de los inmigrantes en CC.OO.de Cataluña, Miguel Pajares, que haciendo gala de lo que él considera prudencia política recomienda: "Cuando los inmigrantes muestran aspectos culturales regresivos respecto de los derechos humanos el tratamiento que se les ha de dar es parecido al que damos a los nuestros: deben ser discutidos (sin publicidad a ser posible), buscando una perspectiva superadora". (El País 20-2-02).Las cursivas son mías


 Acotaciones
 Aunque la que esto escribe no crea que la Constitución sea el texto sagrado de la sociedad española y por ende dado de una vez por todas, intocable e inalterable, no deja de resultar chocante que el derecho a la igualdad entre los sexos quede en todo este asunto supeditado a una nota a pie de página de otros derechos y que el derecho a la plena ciudadanía por el que tanta sangre femenina fue vertida se nos lance a la cara como un arma arrojadiza poniendo de relieve que las mujeres
somos ciudadanas periféricas. Es obvio que sobre el agravio a una cultura habría que afinar mucho más ya que existen identidades asesinas y suponemos que la señora Chacón se mostraría igualmente escandalizada de que se aplicase la práctica de cortar la mano a los ladrones.
No dejan de resultar conmovedoras las palabras del señor Pajares que trajeron a mi memoria una obra de obligada lectura en los años 70: Grita menos fuerte los vecinos van a oírte y que, en versión actual,podría titularse ³Los pañuelos sucios se lavan en casa².

Epílogo provisional: De la moda, los símbolos y otras gaitas

 Más recientemente, Alvaro Delgado Gal director de la Revista de Libros pone el acento en que ³el pañuelo carece de connotaciones religiosas y se lleva por inercia, costumbre o deseos de subrayar una identidad grupal². Asimismo opina que ³la directora del colegio que alegó que el pañuelo de Fátima es inconstitucional se excedió claramente de la marca ya que -a su juicio- ³la Constitución no contiene arbitrios de carácter suntuario².  El País 25-2-02.
 No me detendré en la curiosa idea de la inercia puesta en paralelo con la costumbre y la identidad. Solamente cabe apuntar que mientras las costumbres pueden quedar obsoletas parece obvio que las identidades culturales no responden a la misma dinámica.

 La historia me resulta familiar. Lamentablemente ya existen precedentes. La Revolución francesa fue tambíén una cuestión de moda, entendiendo por esto algo más que un debate entre le soie et le drap (entre la seda y la estameña) como ha sido puesto de relieve por algún historiador. Como todas las revoluciones, hizo del vestido un síntoma y una apuesta, de ahí que a la reivindicación de las mujeres de llevar gorro frigio y escarapela se la considerase una escaramuza femenina y un asunto baladí y no como lo que realmente era, la manifestación de aspiraciones políticas. Pero la moda puede ser considerada desde una dimensión política y social que engloba aspectos de lo cotidiano y trastoca -al menos en lo imaginario- todos los códigos de comunicación vigentes.

Acotaciones finales
 Como en la buena tradición ilustrada el teatro tenía la función de enseñar, del drama que se desarrolla ante nuestros ojos a través de la prensa periódica podríamos extraer las siguientes conclusiones:

 Que el derecho a la educación no puede vulnerar uno de los principios fundamentales de una sociedad verdaderamente democrática que se basa en la igualdad entre los sexos, haciendo hincapié en que los derechos humanos deben ser respetados aunque los titulares de los mismos no los compartan o no los deseen.

 Que la Constitución española se refiere al Estado como un estado laico. Un estado de tal naturaleza no puede ser instrumentalizado por ninguna religión. No es posible en el ámbito que nos ocupa apelar a la tolerancia religiosa en aras de una supuesta moral permisiva que sólo es -en última instancia- en la mayoría de los casos una confesión de indiferencia moral o de cinismo político

 Que la intención de hacer pasar el velo como un rasgo de identidad cultural, amén de otros muchos interrogantes que encierra la susodicha expresión, oculta la discriminación que conlleva el uso del mismo. En palabras de la escritora marroquí Fátima Mernissi: en El Harén político ³El concepto de hiyab es tridimensional, y las tres dimensiones coinciden muy a menudo. La primera es visual: sustraer a la mirada. La raíz del verbo hayaba quiere decir ³esconder². La segunda es espacial: separar, marcar una frontera, establecer un umbral. Y por último la tercera es ética: incumbe al dominio de lo prohíbido². En la misma línea, Fatna Aít Sabbah en La mujer en el inconsciente musulmán subraya que toda separación, toda segregación es portadora de violencia. A la vista de estas consideraciones reducir dicho adminículo a una cuestión inane es ignorancia o mala fe.

 Que desde la óptica feminista el caso de la niña Fátima no ha significado una victoria sino que todas las mujeres hemos retrocedido, hemos sido puestas en nuestro sitio, a la vez que recibíamos lecciones de todo tipo: de moda, de semiótica, de moral, de ciudadanía y de constitucionalismo. El horizonte de la igualdad se desdibuja en la lejanía, aquejados la mayoría de los actores de este drama por el punto ciego o escotoma, para utilizar la expresión de Oliver Sacks cuando se trata la cuestión de la igualdad sexual. De nuevo la Historia más que una maestra se comporta con nosotras como una madrastra.