por E. García

Si te pesa la vida y ya no sabes
qué hacer para librarte de ti mismo;
si ya tu vida es muerte tan pesada
que no puedes con ella y te rebelas;
piénsalo una vez más, piénsalo bien,
que a su hora la muerte sola llega.

La vida es lo más bello, lo más grande,
y aunque se halle acabada y mal herida;
mientras que sea vida es un destello
del Infinito sol que nos alumbra.

Cuando una nube surge y se interpone,
el sol queda opacado y se desdora;
pero sigue alumbrando, y hasta crea
preciosas filigranas en la nube.

Tal es el sufrimiento, la luz opaca,
que brilla desde dentro, en el espíritu,
y dibuja milagros en la nube,
increíbles belleza de martirio.

¿Cómo es que tantos niños inocentes
nacen para sufrir y no se arredran?
¿Cómo es que las espinas y la rosa
viven inseparables en su rama?

Sufrir es una herencia del pecado;
y es una espina que nos purifica.

Los amados de Dios ven un regalo;
una piedra preciosa en cada llaga;
los hombres fuertes, que no tienen fe,
huyen de la batalla y se suicidan.

Hace falta una fuerza del Espíritu;
el que hizo tantos mártires gozosos,
que morían cantando en el tormento.

La eutanasia es huida y cobardía.