Las celebraciones del año 2000 tiene sentido, siempre que no se extrapolen y se revistan de más entidad que un simbolismo convencional. "Kairós" es todo tiempo de gracia , al margen de la exactitud de la cuenta de los años y de la redondez o no de su cifra.

EL JUBILEO ORIGINAL
Entre las leyes de la justicia que dio Moisés al pueblo de Israel hay una muy novedosa respecto las leyes que tenían otros países de aquel entonces: el Año de Gracia o año sabático, también conocido como año jubilar, porque se anuncia al pueblo con el cuerno, llamado en hebreo "yobel".

Consistía en la concesión cada siete años de respiro a la tierra y a los siervos que trabajaban (Ex.21, 1-11;23, 10-11). Los terrenos debían dejarse descansar; no debían sembrarse todos los años séptimos. Los esclavos los que habían vendido su fuerza de trabajo a los amos, debían quedar libres de su servidumbre.

En el código deuterocanónico se completó esta ley con la obligación de eliminar todas las deudas contraídas durante los seis años anteriores al "año de gracia" (Dt 15, 1-9).

El "año de gracia" se propuso como ley de Dios al Pueblo de Israel para restaurar cada cierto tiempo el querido por Dios: sin acumulación de tierras (Lev 25, 23-31), sin siervos ni amos (Lev 23, 35-55), sin deudas eternas, sin que a nadie le faltara lo que a otro le sobrara.

El"año de gracia" se cumplió muy raras veces. Durante la Resistencia de los Macabeos, si fue cumplido por los israelitas fieles (1 Mac 6, 49-53). Pero 400 años antes, el profeta Jeremías ya se quejaba de las trampas que hacían los ricos para no cumplir esa ley de amnistía general (Jer 34, 8-22).

EL JUBILEO DE JESÚS

En tiempo de Jesús hacía muchos años que no se cumplía esta ley. Y Jesús no reclamó una celebración jubilar, ni trató de restaurar la costumbre de celebrar los años sabáticos, ni la dejaría después encomendada a sus discípulos. Pero se refirió al Jubileo, precisamente para expresar el contenido de su misión. Vio en el Jubileo una clave capaz de expresar simbólicamente la totalidad de su misión: El habría venido para proclamar "el año de gracia", para instaurar el Jubileo definitivo y permanente: el Reinado de Dios. El Reino, en efecto, es un Jubileo, un "año de gracia" hecho de cotidianidad.

El jubileo del que habla Jesús, el "año de gracia" en cuya proclamación El ve identificada su misión, no es de un día ni para un año o cincuenta años, sino para ser vivido cada día: vivir en estado de jubileo-¡y con mucho júbilo!-. Llevar al mundo al júbilo -¡la Buena Nueva!- de un año de gracia permanente y definitivo: la superación de todas las desviaciones, las distorsiones del plan de Dios que los humanos hemos cometido.

La cancelación de las deudas, la reparación de las ofensas, la abolición de la esclavitud y de toda forma de dominación, la puesta en libertad de los oprimidos y la devolución de la alegría a los tristes, la Buena Nueva para todos los pobres...,el Jubileo es una palabra, es en efecto un símbolo del Reino de Dios, de su revolución mayor.

Jesús dice que su vida, su obra, su misión es la llegada de "Año de Gracia", y a ello se va a dedicar.
Ser cristiano es continuar la lucha porque el Jubileo de Jesús Buena noticia para los pobres, libertad para los esclavos, alegría para los tristes, luz para los ciegos, tierra para los sin tierra...-continúe acercándose a nosotros. Anunciarlo, propiciarlo, acercarlo, provocarlo... es la misión del discípulo de Jesús.

Ese es el Jubileo de Verdad, el de Jesús. Lo demás también puede hacerse, pero sólo será verdadero si sirve para acercar a hacer crecer el Jubileo de Jesús.