"Revolver" representa mejor que ningún otro disco de su tiempo (que los hubo y además magníficos) la evolución del Rock hacia la mayoria de edad estilística, formal y de contenidos. La música de Los Beatles emprendió el vuelo liberándose de sus ataduras iniciales para inaugurar una nueva forma de entender el fenómeno de la creación musical. Esta nueva forma, revolucionaria en su concepción, ha perdurado hasta nuestros días, si bién progresivamente adulterada.
Las circunstancias en las que los Beatles acometieron la grabación de esta joyita son sobradamente conocidas: El hastío por las progresivamente deficientes actuaciones en directo ante multitudes de babeantes fans les llevó en último término a renunciar a dichas actuaciones y concentrarse en las grabaciones en estudio. Su creciente fascinación por las posibilidades ofrecidas por las incipientes tecnologías del momento operó como un eficiente motor creativo, factor que comienza a ser muy evidente en "Revolver", y que llegaría a su eclosión en discos posteriores del cuarteto. Asi, el disco es un atrevido coctel que parte de influencias previas para elaborar una propuesta novedosa, rompedora y estimulante.
Empecemos por McCartney: en este disco consolida su faceta de tallador de cegadores diamantes pop como Eleanor Rigby (con un cuarteto de cuerdas de acompañamiento arreglado por George Martin), For No One o la bellísima e infravalorada Here, There and Everywhere, donde muestra su fascinación por las armonías vocales de grupos como los Beach Boys. También denota su respeto por la tradición musical previa en una pieza claramente inspirada en el sonido soul de laTamla Motown como Got to Get You Into My Life. La aportación de McCartney al disco es de primera magnitud ya que contiene todas sus mejores virtudes, y ninguno de los defectos que iría desvelando progresivamente en próximas grabaciones, donde ya daba varias de cal y alguna que otra de arena.
Sigamos con Lennon: sus constantes experiencias con drogas de tipo psicodélico como el LSD potencian hasta limites insospechados sus naturales inclinaciones al surrealismo y el absurdo, lo que es evidente en temas como She Said She Said o Tomorrow Never Knows. El primero es un tormentoso y serpenteante rock que relata un mal viaje (dicen que el primero) al lado del actor Peter Fonda en una fiesta en Los Angeles. El último, un fascinante e innovador experimento sonoro cuyo tema central es la descripción de una alucinación. Otro tema relacionado con esta recurrente obsesión de Lennon pero que ejemplariza el típico humor Beatle es Dr Robert, socarrona descripción de las actividades de un supuestamente real doctor neoyorquino que recetaba anfetaminas de forma indiscriminada a sus pacientes (entre los que se encontraba el propio autor de la canción). Finalmente, en la autodescriptiva I´m Only Sleeping , Lennon da a conocer de una forma sorprendentemente expresiva una de sus características menos aireadas: su proverbial pereza. Otra excepcional e infravalorada canción, con un ligero tinte jazzistico y efectos sorprendentes e innovadores como el solo de guitarra transcrito al revés y ejecutado por George Harrison.
Hablando de Harrison: demoledor su Taxman, que abre el LP después del consabido "One, two, three, four" con un ritmo francamente contagioso y una letra ácida y corrosiva que denuncia la voracidad recaudadora del fisco británico. Aunque resulte curioso tratándose del guitarra solista de la banda, el novedoso solo de guitarra lo tocó McCartney, y desde luego la letra del tema suena a aportación conjunta de los cuatro miembros del grupo, especialmente de Lennon. Mas libertad creativa tuvo Harrison en Love You To, que pese a delatar su incipiente empanada mental hinduista es un estimulante experimento precursor de los actuales movimientos de la "World Music". O en I Want to Tell You, mas convencional pero con detalles interesantes como el fade-in de guitarra inicial o los psicodélicos coros finales.
En resumidas cuentas: una rotunda obra maestra donde ni siquiera desentona una Yellow Submarine cantada por el poco dotado Ringo pero que encarna una de las mayores virtudes del mejor pop de aquella época: ingenuidad aparentemente superficial pero con mensajes envenenados de fondo al alcance del oido sagaz.
ENRIQUE DE RAMON