"La Declaración de los Cuatro"


La democracia partidaria es un prerrequisito necesario para el sano desarrollo de los partidos proletarios revolucionarios tanto a escala nacional como internacional. No hay partido verdaderamente revolucionario sin libertad de crítica, sin la elección de los funcionarios desde abajo hacia arriba, sin el control del aparato por la base.

La necesidad de mantener el secreto bajo condiciones de ilegalidad cambia completamente la forma de funcionamiento de la vida interna de un partido revolucionario y hace difíciles, si no totalmente imposibles, la discusión amplia y las elecciones. Pero aun en las condiciones y circunstancias más difíciles mantienen toda su vigencia los requisitos básicos de un régimen partidario sano: información honesta sobre el partido, libertad de crítica y una real unidad interna entre la dirección y la mayoría partidaria. Al suprimir y aplastar la voluntad de los obreros revolucionarios, la burocracia reformista transformó a la socialdemocracia y a los sindicatos en organismos impotentes, pese a que sus afiliados se contaban por millones. Al liquidar la democracia interna, la burocracia stalinista liquidó también la Comintern. La nueva internacional y los partidos que adhieran a ella deberán basar toda su vida interna en el centralismo democrático.