"Table Dancers" Tropicales
MARGARITA MICHELENA
FINALMENTE terminó el conflicto de los barrenderos de Tabasco, pero, desafortunadamente, se ha vulnerado, de manera irreparable, el respeto a la ley. Los barrenderos han demostrado que la sociedad y sus instituciones están desprotegidas frente a la mala fe, la sinrazón y la intolerancia. Nos esperan ahora, inaugurado el caminito, infinidad de chantajes y circos similares para que los cínicos y oportunistas exploten los complejos problemas que van surgiendo de la marcha de nuestra contrastante e injusta sociedad.
Ante la hábil estrategia publicitaria y la complicidad de algunos medios y comentaristas, plenamente identificados con el PRD, las autoridades tuvieron que ceder y aún comprometieron a la bisoña titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a hacer inoportunas e ingenuas declaraciones. Ya se sabe que el PRD —al que los líderes de los barrenderos pertenecen— emprende acciones para beneficiarse del desorden, y se sabe también que los ciudadanos todos estamos cansados del caos, de la inseguridad y la angustia y, en tales condiciones de crisis, se agudiza cada vez más nuestra capacidad para distinguir los groseros argumentos que esgrimen los falsos defensores de la democracia, para aprovecharse, naturalmente, de sus ventajas de sociedad abierta, y destruirla.
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NO queremos desde luego soluciones violentas. Deseamos, sí, por supuesto, que se aplique rigurosamente la ley, sólo la ley: "Dura lex sed legis", lo mismo a los enmascarados delincuentes chiapanecos que a los narcotraficantes, a los asaltantes callejeros, a los burócratas corruptos o a los huelguistas de hambre.
Un problema de carácter estrictamente local alcanzó dimensiones nacionales y aun internacionales, pues ese era precisamente el objetivo de sus instigadores: un dislálico que padece lagunas mentales y un lépero inverecundo, o lo que es decir lo mismo, Aquiles Magaña y Félix Salgado Macedonio, senador del PRD, que asesorados los dos por López Obrador, discurrieron e instrumentaron las rociadas con sanguasa en las fachadas de los edificios públicos, así como la majadera exhibición en cueros de los aprendices de "table dancers" en la Cámara de Diputados, es decir, la falta total de respeto de unos jayanes a la tribuna más alta de la nación y a la bandera.
En todo este asunto no puedo dejar de mencionar, sin embargo, la torpeza con la que se manejó el traslado de los huelguistas de hambre a los hospitales. Cierto, no era posible dejarlos morir. Finalmente, los barrenderos no son sino carne de cañón de Aquiles Magaña y Félix Salgado, carne de cañón que emplean esos individuillos y, por supuesto, el inefable Andrés Manuel López Obrador, en su afán de derrocar al legítimo gobernador de Tabasco. Pero haberlo hecho con tal lujo de violencia produjo una pésima impresión a los miles y miles de personas que por la televisión miramos el caso.
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EL gobierno de Tabasco demostró su voluntad de resolver el conflicto que nunca debió, en primer lugar, haber salido de la entidad. Ofreció y dio todo lo que era justo y hasta lo que los lidercillos exigieron de más en su vil chantaje. Habrá ahora que pedirles cuentas de esos bienes y ver si realmente benefician a los que los emplearon como instrumentos para lograr sus fines.
Roberto Madrazo, a pesar de todos los injustos ataques de que ha sido víctima, ha sorteado con inteligencia cada una de las trampas que sus contumaces enemigos políticos le han venido colocando. No le perdonan su gestión brillante, reconocida por la inmensa mayoría de los tabasqueños, por lo que son de esperarse nuevas acechanzas de López Obrador y seguidores en su búsqueda delirante del poder público.