Derrotar a la derecha y a las políticas de derecha, votemos Izquierda Unida (junio '99)

Nuevamente nos encontramos ante una cita electoral. 

El 13 de junio elegiremos nuevos municipios, un nuevo Parlamento Europeo y también habrá elecciones en las Comunidades Autónomas, excepto Andalucía, Cataluña, Euskadi y Galicia.

A nadie se le escapa la importancia de estas elecciones. Tras cuatro años soportando la gestión municipal de la derecha en las principales ciudades, es necesario que la izquierda y las políticas de izquierdas vuelvan a los Consistorios.

Estas elecciones, además, son la antesala de las generales del año que viene. Una victoria de la izquierda socavaría notablemente la difícil situación parlamentaria del Gobierno del PP, que posee un apoyo parlamentario propio muy exiguo, el más pequeño de toda la "democracia".

Con las Comunidades Autónomas y los principales Ayuntamientos en manos de la izquierda, al PP le sería cada vez más difícil recabar el apoyo de la derecha nacionalista y no tendría más remedio que adelantar las elecciones en una situación de franca debilidad.

En un contexto así, la izquierda tendría la posibilidad de arrebatar el gobierno central al PP, a condición de que se dote de un programa que ilusione a los trabajadores, las mujeres y la juventud. Un programa de transformaciones sociales por el que merezca la pena luchar y movilizarse tanto en la calle como en las urnas.

Indudablemente, este programa debería ser adoptado por las centrales sindicales y los principales partidos de izquierda. No obstante, tanto el PSOE como las direcciones de UGT y CC.OO. no están por la labor.

Cándido Méndez y Antonio Gutiérrez se han embarcado en una política de pactos con Arenas y Pimentel que les ha llevado a firmar acuerdos que sólo benefician al Gobierno y a la gran patronal.

El PSOE, por su parte, sumido en una crisis de liderazgo, reduce toda su política a una débil y testimonial oposición parlamentaria que esconde su acuerdo básico con el PP en los temas fundamentales.
Izquierda Unida, en cambio, ha sido la única fuerza parlamentaria de izquierda que ha mantenido una inequívoca política de oposición a la derecha y a las políticas de derecha tanto desde dentro de las instituciones como en la calle.

Los sondeos pre-electorales pronostican un alza del PP. Sin embargo, el ascenso de la derecha no tiene una base sólida. Se basa fundamentalmente en la frustración y el desencanto provocados por la falta de alternativa real dentro de la izquierda.

Nunca han existido más razones que hoy para cortar el paso a la derecha. A pesar del famoso 'giro al centro', el PP ha desarrollado desde el Gobierno central, las Comunidades en que gobiernan y también desde los municipios la política de la derecha de siempre. Los trabajadores no nos debemos dejar engañar por los cambios de estética del PP, que no afectan a los fundamentos de su política. Como dice el refrán: "Aunque se vista de seda,...".

Parar a la derecha es también cortar el paso a las políticas de derecha. Votar a un partido como el PSOE que durante trece años de gobierno ha traicionado la confianza de millones de familias obreras es volver a repetir un error que casi le cuesta a la izquierda su propia existencia.

La mejor forma de oponerse a la derecha es votando las candidaturas de Izquierda Unida, la única fuerza parlamentaria que lucha por las 35 horas, contra la guerra y los ataques del Gobierno tanto en las instituciones como en la calle.

Sin embargo, para detener los ataques del Gobierno contra los trabajadores e impedir la amenaza de un ascenso del PP es necesario, hoy más que nunca, luchar por un programa que represente una auténtica alternativa de cambio social.

Necesitamos un programa que defienda con honestidad y valentía los intereses de nuestra clase por encima de fronteras y nacionalidades; un programa que impida que los recursos de la sociedad continúen en manos de un puñado de parásitos que nos explotan para su exclusivo beneficio personal.
Los representantes de Izquierda Unida en las instituciones deben estar siempre al servicio de las movilizaciones obreras y populares. Hay que utilizar parlamentos y ayuntamientos como cajas de resonancia de las ideas de cambio y transformación social.

Los dirigentes y cargos públicos de IU deben tener un estrecho contacto con la realidad de la calle y no enclaustrarse entre las cuatro paredes del Parlamento. Para ello deben vivir y sufrir las mismas penalidades que el conjunto de los trabajadores, deben cobrar, por tanto, el sueldo medio de un trabajador y entregar el resto a las luchas y movilizaciones.

El programa de IU no es lo suficientemente combativo con el capitalismo. La falta de claridad a la hora de oponerse al sistema y la negativa a proponer un programa de trnsformación socialista de la sociedad ha restado apoyo a IU en el pasado y también lo hará en el presente y el futuro. 

Debemos preguntarnos donde han ido a parar todos los votos que ha perdido el PSOE desde que lograra los diez millones de sufragios en 1982. Una gran parte de estos votos no han sido ganados por IU. Hay que preguntarse por qué.

Por ejemplo, entre los jóvenes existe un rechazo mayoritario hacia lo que ellos consideran política, lo que alimenta las prácticas abstencionistas. ¿Cómo es posible que IU no haya sido capaz de aglutinar el voto juvenil?.

La mitad de los jóvenes están en paro, del PP no esperan nada y la experiencia con el PSOE fue muy negativa. Pero esto no quiere decir que la juventud sea apolítica y que le de igual quién esté en el gobierno. La experiencia negativa de los jóvenes, tanto los que son explotados por las ETT's como los que están en paro, ha empujado a muchos a sacar conclusiones contra el sistema capitalista.

Por eso es muy importante que IU se dote de un programa que represente una alternativa real de cambio social, un programa que arrebate el control de los recursos de manos de los capitalistas, que nacionalice la banca, los monopolios y los latifundios, utilizando estos recursos en la construcción de viviendas dignas, de hospitales, de escuelas y centros comunitarios en beneficio de todos.

En esta época en que el capital está determinado a seguir atacando a los trabajadores para poder sobrevivir, no existe espacio para la ambigüedad: o se está con los trabajadores o con los patronos. IU debe alinearse sin ningún género de dudas con los primeros y hacer suya la lucha por el socialismo.

 
 
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