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Hace falta una izquierda combativa
Posición de Izquierda Revolucionaria ante las elecciones generales y andaluzas. Editorial A luchar nº 4 (Marzo  2000)

A luchar nº 4El 12-M se celebran elecciones generales y andaluzas. Del resultado de las mismas dependerá el gobierno del Estado y de la Junta durante cuatro años. Por tanto, el resultado no nos puede dejar indiferentes. Nos jugamos demasiadas cosas para que nos de igual.

Durante cuatro años hemos soportado un gobierno de la derecha pura y dura, el PP de Aznar. Durante ese tiempo, los grandes empresarios y banqueros se han forrado como nunca a costa de desmantelar el sector público. El Gobierno del PP ha privatizado empresas públicas por valor de 3,5 billones de pesetas. El año pasado el 73,1% de las empresas ganaron más que en 1998. La gran banca, por ejemplo, había obtenido hasta septiembre de 1999 unos beneficios de 550.000 millones de pesetas antes de impuestos. 

Aznar dice que España va bien, pero en realidad va muy bien... para los banqueros. El Gobierno del PP se ha dedicado a engordar la renta y los beneficios de los capitalistas a costa del pueblo. Por ejemplo, la reforma del IRPF aplicada por el Gobierno ha supuesto una rebaja de miles de millones para los grandes empresarios, a la vez que lo recaudado por impuestos indirectos (que afectan a todos independientemente de su renta) superaba lo obtenido por los directos (relacionados con la renta). Según datos del Ministerio de Economía, hasta octubre de 1999 las reducciones impositivas a las rentas de capital fueron del 30% de media, mientras que las rentas del trabajo permanecieron invariables. 

A pesar de gozar de un período de bonanza económica, el desempleo sigue por encima de los dos millones y la tasa de precariedad por encima del 30%. En más de 600.000 familias españolas se sufre la agonía de que todos sus miembros estén en paro. Y sigue habiendo ocho millones de pobres. 
No hay ninguna razón para que la clase trabajadora no se movilice el 12-M y expulse a la derecha del gobierno. La abstención sólo beneficiara el que todo siga igual que hasta ahora. El 12-M la izquierda tiene la posibilidad de arrebatar el gobierno central al PP, a condición de que se dote de un programa que ilusione a los trabajadores, las mujeres y la juventud. Un programa de transformaciones sociales por el que merezca la pena luchar y movilizarse tanto en la calle como en las urnas. 

Indudablemente, este programa debería ser adoptado por las centrales sindicales y los principales partidos de izquierda. No obstante, tanto el PSOE como las direcciones de UGT y CC.OO. no están por la labor. Cándido Méndez y Antonio Gutiérrez se han embarcado en una política de pactos con Arenas y Pimentel que les ha llevado a firmar acuerdos que sólo han beneficiado al Gobierno y a la gran patronal. 

El PSOE, por su parte, sumido en una crisis de liderazgo, ha reducido toda su política a una débil y testimonial oposición parlamentaria que esconde su acuerdo básico con el PP en los temas fundamentales. 

Izquierda Unida, en cambio, ha sido la única fuerza parlamentaria de izquierda que ha mantenido una inequívoca política de oposición a la derecha y a las políticas de derecha tanto desde dentro de las instituciones como en la calle. 

El 12-M es una oportunidad para echar a la derecha y a Aznar del Gobierno del Estado y también una ocasión para darle un gran tirón de orejas a Chaves. Ambas cosas se pueden hacer votando las candidaturas de IU en las diferentes circunscripciones. 

El PSOE es un viejo conocido para la clase trabajadora. No es una alternativa viable. Después de trece años de gestión conocemos lo que es el PSOE en el Gobierno. Un voto a IU, en cambio, puede hacer escorar hacia la izquierda un futuro Gobierno Almunia, caso de que gane las elecciones. Igualmente un apoyo decidido a IU de Andalucía podría romper la coalición que actualmente el PSOE mantiene con la derecha nacionalista andaluza. 

Parar a la derecha es también cortar el paso a las políticas de derecha, luchando por un programa que represente una auténtica alternativa de cambio social. Necesitamos un programa que defienda con honestidad y valentía los intereses de nuestra clase por encima de fronteras y nacionalidades; un programa que impida que los recursos de la sociedad continúen en manos de un puñado de parásitos que nos explotan para su exclusivo beneficio personal. 

El pacto firmado por las direcciones de IU y del PSOE está muy lejos de ser el programa que necesitamos. Sin embargo, la sola posibilidad de que las dos principales fuerzas de izquierda se unan contra la derecha ha generado un amplio entusiasmo en el pueblo y una honda preocupación en los circulos del poder. Según una encuesta publicada por El País el 6 de febrero, un 63,5% de los empresarios creen que el acuerdo pone en peligro la continuidad del PP en el Gobierno. También la Iglesia Católica ha manifestado su rechazo a un posible Gobierno de la izquierda. 

La militancia de IU debe estar atenta y vigilante. Su dirección ha aprobado un acuerdo que supone un auténtico giro a la derecha. Sus nuevos socios han sido claros: «Agradezco a IU que ya no quiera ser alternativa de sistema» (Felipe González) o «Hemos situado a IU en el espacio de la gobernabilidad» (Joaquín Almunia). 

Por esto el voto a IU no debe ser un cheque en blanco. Debe ser un voto crítico, muy crítico. Un voto activo que se transforme en sostén de políticas de izquierdas y en oposición a una dirección que ha entregado el arsenal programático a cambio de tocar poder. 

Una vez más se demuestra que el voto no es suficiente. Hay que organizarse y luchar. Almunia ha sido claro: «Soy partidario de la liberalización y la privatización». Hay que organizarse y luchar para presionar a Frutos y evitar que IU entre en un gobierno cuya política sea de derechas, aunque sea del PSOE. IU debe apoyar la investidura de Almunia frente a Aznar, pero no comprometerse ni un sólo segundo más en una política contraria a los intereses de los trabjadores. En el caso de que lo hiciera, sería el final de IU. 

Hay que organizarse y luchar para transformar las organizaciones de clase en instrumentos de lucha. Hay que organizar la oposición a las burocracias sindicales que venden los intereses de los trabajadores a cambio de subvenciones estatales. Hay que organizarse y luchar para enfrentarnos en la calle contra las medidas que cualquier gobierno de gestión del capitalismo, sea capitaneado por Almunia o Aznar,  implante en contra de nuestros intereses. 

Y, por último, hay que organizarse y luchar para explicar que bajo este sistema no hay salida, que es necesario transformar la sociedad y superar el capitalismo, lo que no se hace exclusivamente mediante el voto, sino fundamentalmente por la movilización. Por eso es necesario también fortalecer las opciones claramente anticapitalistas como la que representa IZQUIERDA REVOLUCIONARIA.

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