Ernesto Lugo. Artículo
aparecido en el número 3 de A LUCHAR, revista de Izquierda Revolucionaria
(Septiembre 1999)
La
imagen de las giraldillas reivindicativas dio la vuelta al mundo. El grupo
"Preso-ekin elkartasuna kideak" (Solidarios con los Presos) realizó
una acción imaginativa que no entorpeció la realización
del acto inaugural de los Campeonatos Mundiales de Atletismo y se integró
perfectamente en la ceremonia.
La acción se desarrolló
pacíficamente en todo momento y nadie sufrió daño
alguno. Las imputaciones de "atentado", "desórdenes públicos"
y "resistencia a la autoridad" no tienen ninguna base jurídica.
Lo lógico sería absolver
a los acusados. Si hay que encausar a alguien es al responsable de la seguridad
de una ceremonia transmitida en directo a medio mundo que estuvo marcada
por la improvisación y la chapuza.
Por otro lado, la reivindicación
de
"Solidarios" es absolutamente legal. La Ley General Penitenciaria dice
claramente que los presos deben cumplir sus condenas en la cárcel
más cercana a su localidad de origen y salir en libertad condicional
cuando hayan cumplido los ¾ de sus condenas, o padezcan enfermedades
crónicas o incurables, nada de lo cual se está cumpliendo
en el caso de los presos vascos.
Por tanto, es el Gobierno el que incumple
una ley aprobada en Cortes, lo que lesiona gravemente el Estado de derecho.
La dispersión de los presos vascos es una represalia ilegal cuyo
objeto no es otro que impedir la organización del colectivo de presos,
minando su moral y empujándolos hacia la cuestionable vía
de la reinserción.
La exigencia al Gobierno para que cumpla
la ley y acabe con la dispersión no debe confundirse con un apoyo
a las posiciones políticas y las acciones terroristas; se trata
de una reivindicación apoyada por el Gobierno y el Parlamento vasco;
por la Iglesia; el Parlamento Europeo; la Comisión Europea de Derechos
Humanos,...
Es decir, se trata de una reivindicación
humanitaria elemental, que, como tal, es apoyada por todas las fuerzas
no comprometidas directamente en la represión de las aspiraciones
nacionales del pueblo de Euskadi.
Pero el asunto de los presos es utilizado
por el Gobierno como moneda de cambio en la negociación con ETA,
por eso se niega a cumplir de una vez la ley y a poner fin a esta política
represiva que es la dispersión.
La cerrazón del Gobierno en
este tema es un instrumento de presión que no beneficia a nadie,
a excepción de aquellos que quieren torpedear el proceso de paz
para que reedite la situación anterior de atentados y muertes indiscriminadas
por ambos bandos. |