Artículo aparecido en el número
3 de A LUCHAR, revista de Izquierda Revolucionaria
(Septiembre 1999)
Las elecciones no han tratado
igual a las principales organizaciones que se reclaman de izquierda: IU
y PSOE. Este último, aunque sumido en una crisis de liderazgo, ha
obtenido una 'dulce derrota', que ha fortalecido el optimismo de su dirección.
En cambio, la derrota sin paliativos de IU ha creado una grave crisis dentro
de esta formación.
El fracaso electoral de IU se debe
a múltiples factores. Una cuestión central ha sido el desencanto
de una gran parte del electorado tradicional de IU que ha preferido abstenerse,
ya que, no ha considerado eficaz el voto de IU puesto que hasta entonces
ni había servido para detener el avance de la derecha ni para forzar
un giro a la izquierda del PSOE. Un reflejo de este desencanto ha sido
la baja asistencia a los mitines.
Aunque no constituye un factor central,
hay que considerar también la incidencia electoral de los grupos
escindidos de IU, que han restado votos. No olvidemos tampoco la actitud
de los medios de comunicación, claramente favorables a fomentar
el bipartidismo.
Sin embargo, lamentar los malos resultados,
achacandolos a factores externos no es la forma de buscar las claves de
esta derrota. Es verdad que la situación objetiva no era la más
favorable para IU, pero tampoco la dirección ha estado a la altura.
No ha existido un discurso unificado
y coherente. No se puede convencer al electorado con dirigentes de la talla
de Rosa Aguilar o Javier Madrazo, ambos miembros de la dirección
federal, ofreciendo opiniones contrapuestas en un tema clave como es el
pacto de Lizarra.
Tampoco se ha aprovechado bien el tema
de la guerra en Yugoslavia. Aunque más tarde se rectificó,
IU dió la nefasta impresión de aparecer alineada con Milosevic,
al que el propio Julio Anguita llegó a calificar como de "izquierdas"(!!).
Se consideraba al secretario de la OTAN, Javier Solana, un criminal de
guerra -con razón-, pero se exculpaba de esta acusación al
dictador serbio.
Otro de los factores claves ha sido
el programa. Amplios sectores de nuestro electorado son conscientes que
bajo el capitalismo no se puede resolver el paro y otros problemas que
acucian a la clase trabajadora. Desgraciadamente, el programa de IU no
se diferencia suficientemente de otras opciones.
Hace falta un programa que ilusione.
Un programa marxista que se base en la nacionalización de los medios
producción bajo control obrero; que apoye sin reservas el derecho
a la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas por el Estado
español; un programa que dé respuestas concretas a los colectivos
más desfavorecidos.
Por otro lado es necesario tener un
mayor dinamismo social. Los locales de IU se mueren de aburrimiento, no
hay vida. Esto tiene que ver también con una total ausencia de tejido
social, en el sentido de que la organización en conjunto y sus militantes
en particular no tienen vínculos con los movimientos sociales. IU
debe vertebrarse en los movimientos sociales progresistas (ecopacifismo,
feminismo, solidaridad, etc), respetando su independencia y pluralidad
y descartando en todo momento la perversa idea de convertirlos en apéndice
de la organización.
Ha faltado una correcta estrategia
parlamentaria, que se refleje en utilizar los parlamentos y consistorios
como cajas de resonancia de las ideas marxistas y las luchas obreras, evitando,
en todo momento, nefastas situaciones en las que habiendo una mayoría
de izquierdas han gobernado las derechas.
Ante los pactos, cabe preguntarse:
¿qué dirección lleva la política de rectificación
en IU? ¿Con que programa se va gobernar en los ayuntamientos donde
IU y PSOE forman gobierno? Los socialistas no han cambiado su política,
siguen defendiendo lo mismo. ¿Como justificar ante los electores
un cambio tan radical en ausencia de acuerdos programáticos?.
Estas pequeñas pinceladas sólo
buscan aportar una opinión más al rico debate que se está
produciendo y arrimar el hombro en el necesario resurgimiento de IU como
fuerza alternativa al sistema capitalista. Los militantes de IU que estamos
comprometidos con la transformación social deberíamos exigir
que se camine por esta senda. |