Izquierda
Revolucionaria se fundó formalmente en octubre de 1998 a partir
de un grupo de compañeros provenientes del extinto Colectivo Manifiesto,
la sección del Comité por una Internacional Obrera (CIO)
-más conocido como Tendencia Militant- en el Estado español.
El Colectivo Manifiesto fue
fundado en abril de 1992. En 1991, el CIO experimentó una crisis
debido al debate sobre "el giro escocés", es decir, la transición
hacia una organización abierta en Escocia y Gran Bretaña.
En el Estado español,
la sección oficial del CIO que entonces editaba "El Militante",
se alineó casi unánimamente con las tesis de la Minoría
Internacional liderada por Ted Grant y Alan Woods. Sólo tres compañeros
de más de 600 suscribieron las ideas de la Mayoría Internacional,
a favor del giro.
Con la escisión de
la Minoría Internacional, estos tres compañeros fundaron
el Colectivo Manifiesto e iniciaron la construcción del mismo, como
parte del CIO en España. En poco tiempo, gracias al lanzamiento
de JRE, la publicación de un periódico y a nuestro trabajo
en IU, tuvimos compañeros en Sevilla, Málaga, Granada, Madrid,
Vitoria y Pamplona.
En 1996, con una militancia
de 25-30 compañeros, la dirección del CIO emprendió
una política de hostigamiento hacia la dirección del grupo
debido a diferencias que habian surgido sobre el conflicto de Bosnia, la
naturaleza del PSOE, la orientación del grupo, etc.
El resultado de la actitud
burocrática de la dirección del CIO fue la exclusión
de parte de la dirección, detrás de la cuál se alineaba
la inmensa mayoría de la militancia. Así, en el verano de
1996, la totalidad del grupo -menos dos compañeros que siguieron
en el CIO y que han continuado sacando el antiguo periódico Manifiesto-
nos encontramos sin organización internacional, lo que hizo que
mucha gente se fuera a su casa.
Tras la crisis del verano
de 1996, nuestro grupo comenzó una lenta reconstrucción que
tenía como eje político la tarea de resolver nuestra principal
carencia: la vinculación internacional.
Tanto la LIT-CI (cuya sección
en España es el PRT) como la tendencia Socialist Appeal de Grant-Woods
(en España, "El Militante") nos pidieron sendos procesos de unificación
en el primer caso y de integración en el segundo. Durante todo 1997
y parte de 1998, nuestro grupo estuvo discutiendo con ambas organizaciones.
Con "El Militante" después
de cuatro encuentros surgieron importantes diferencias -sobre la táctica
del entrismo que ellos la elevan a principio y la cuestión nacional,
donde creemos que son más luxemburguistas que leninistas- que hacian
imposible cohabitar en una misma organización. Básicamente,
esta organización, sin duda la más numerosa e influyente
del trotskismo en el Estado español, ha renunciado en la práctica
a la construcción de un partido revolucionario abierto, inclinándose
hacia un trabajo dentro de las organizaciones tradicionales, incluso en
situaciones revolucionarias.
Una vez cerrado el camino
con El Militante nuestros esfuerzos se dirigieron hacia el PRT, con el
que se estableció un Comité de Coordinación. Con el
PRT detectamos diferencias en múltiples aspectos: sobre la construcción
de la IV Internacional; de apreciación de la etapa en la que estamos
-ellos consideran que la etapa revolucionaria abierta por la caída
del franquismo sigue vigente hoy-; sobre la caracterización y métodos
de intervención respecto a los aparatos sindicales y políticos;
sobre la cuestión electoral, etc.
Además, surgieron
diferencias sobre las posibilidades de trabajar en IU y sobre el sector
crítico de CC.OO., que entonces ellos negaban, pero que paradójicamente
ahora les han llevado a una vía de integración creciente
en IU. También hubo diferencias sobre la cuestión nacional.
El PRT no plantea el derecho de autodeterminación, sino la consigna
independentista de "República catalana", "República Vasca",
etc.
En el otoño de 1998,
el PRT decidió unilateralmente disolver el Comité de Coordinación,
aunque la agenda de discusiones no llegó a concluirse.
Tras esta experiencia llegamos
a la conclusión de que la continuidad del grupo corría un
grave peligro si no empezabamos a trabajar en serio como tal. Aunque el
grupo aún podía seguir discutiendo con otras organizaciones
trotskistas internacionales presentes en el Estado español -UIT,
lambertismo, SWP, etc- decidimos que nuestra pequeña organización
no podía estar hipotecada durante tanto tiempo a un debate estéril
que no nos conducía a nada.
Tras perder dos años
valiosos, durante los cuales también perdimos militancia, nos decidimos
a lanzar Izquierda Revolucionaria, que en poco tiempo está
teniendo bastante éxito.
Izquierda Revolucionaria
organiza anualmente dos escuelas de formación política -una
en navidades y otra en verano- de carácter abierto, tres charlas
públicas al mes y actualmente sacamos nuestra revista A
Luchar cada seis semanas que vendemos en las luchas obreras y juveniles.
No nos consideramos el germen
del partido revolucionario ni renunciamos a nuestro derecho a equivocarnos,
tan sólo queremos aportar nuestros esfuerzos tanto materiales como
humanos a la lucha por la construcción del partido mundial de la
revolución socialista, la IV Internacional, teniendo como objetivo
contribuir, junto a otras fuerzas revolucionarias, a la construcción
de su sección en el Estado español.
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