Las claves de la guerra (mayo '99)
Ocho preguntas claves sobre la guerra 

1. ¿Hay algo de verdad en las razones argumentadas por la OTAN para bombardear Yugoslavia? 

Los portavoces de la OTAN en el colmo del cinismo han calificado sus bombardeos como una “intervención humanitaria” que busca una salida a la tragedia del pueblo kosovar. Pero, ¿cómo es posible que se destruya un país por motivos humanitarios?. En Yugoslavia los bombardeos de la OTAN han ocasionado 1.500 muertos, más de 5.000 heridos y destrozos que suponen más de un tercio del PIB, haciendo retroceder diez años a este país. No hay nada de humanitario en todo esto. 

Pero claro en una guerra todo encuentra justificación. Se nos dice que se trata de ejercer presión sobre Milosevic para forzarlo a negociar una solución. Pero la realidad es que se intenta obligar a Yugoslavia a que acepte los dictados de Clinton de imponer un nuevo protectorado yanqui en los Balcanes. La excusa, el pretexto, no es otra que la tragedia del pueblo kosovar, el genocidio y la limpieza étnica. 

Valiente hipocresía. Lo que menos importa al imperialismo es el destino y los derechos de este pueblo. Dos meses de intensos bombardeos sobre Yugoslavia no han hecho más que empujar a una situación desesperada al pueblo kosovar, sometido a una doble agresión: por un lado, la feroz limpieza étnica, el terror masivo que desencadenó Milosevic en respuesta al ataque de la OTAN, y por otro, a los propios misiles y bombas de la OTAN.  

Cientos de miles de refugiados, aterrorizados, exhaustos y hambrientos, huyeron hacia Albania o Macedonia, o vagan por los caminos y montañas de Kosovo buscando una salida.  

Cínicamente, los portavoces de la OTAN reconocieron que los ataques no tenían por objetivo impedir la limpieza étnica en Kosovo, como declaró el propio comandante de la OTAN, Wesley Clark. Para el imperialismo el destino de los kosovares no interesa en lo más mínimo, salvo como pretexto que justifica la intervención y moneda de cambio en su estrategia para estabilizar esta región de Europa, imponiendo su dominio. 

Las potencias occidentales han organizado la limpieza étnica en los Balcanes desde hace al menos ocho años. En 1992, EE.UU., con el apoyo de Francia, Gran Bretaña, Alemania y Rusia, propusieron un plan de paz para Bosnia que consistía en agrupar a la población en pequeños cantones purificados étnicamente. A finales de 1995 bajo los auspicios de estas potencias se firma el acuerdo de Dayton que legitima las conquistas militares y la limpieza étnica. ¿Cómo pueden criticar a Milosevic si antes ellos hicieron lo mismo?. 

La realidad es que al imperialismo yanqui y a su brazo militar, la OTAN, le importa poco el pueblo kosovar. Al igual que le importa poco el pueblo kurdo, el palestino o el saharaui. Desde1989, con la supresión de su autonomía, el pueblo de Kosovo viene sufriendo una campaña represiva de corte xenófobo por parte del Gobierno de Milosevic. Es bastante sospechoso que durante diez años de represión el imperialismo no se haya acordado de los kosovares y ahora, de repente, se interesen por este conflicto. 

Tras dos meses de bombardeos, ninguno de los tres objetivos anunciados por la OTAN (presionar al Gobierno yugoslavo para que firme el acuerdo de Rambouillet, proteger a los kosovares y debilitar a Milosevic) se ha cumplido: Rambouillet está muerto y en todo caso, se habla de concretar en el marco de la ONU los puntos establecidos por el G-8, que Milosevic ha aceptado; los bombardeos de la OTAN han conseguido lo que la policía serbia no consiguió nunca: vaciar Kosovo de albaneses y finalmente, la destrucción de Yugoslavia fortalece y legitima a Milosevic ante su pueblo. 

Este simple repaso demuestran dos cosas, que las razones reales de la intervención no tienen nada que ver con lo declarado y que es justo oponerse a esta nueva carnicería del imperialismo. 

2. ¿Qué es lo que hay detrás de la intervención? ¿Cuáles son las verdaderas razones del ataque? 

Las verdaderas razones hay que encontrarlas en el interés imperialista por hacerse con nuevas zonas de influencia y mercados en un contexto de restauración del capitalismo en toda la región de los Balcanes. Al igual que a principios de siglo, cuando las potencias occidentales y las burguesías locales sacaron provecho de la desmembración del Imperio Otomano; hoy ocurre algo parecido. 

Fue el imperialismo alemán quién suscitó las tendencias separatistas en Eslovenia y Croacia que hoy son semi-colonias de la economía alemana. Más tarde, tanto el imperialismo anglosajón como el francés entraron en escena para asegurarse su porción en el reparto del pastel. 

Lo que les preocupa a EE.UU. y a la OTAN no es que Milosevic sea un dictador sino que no sea su dictador. Les preocupa la inestabilidad política que genera los Balcanes y que el conflicto de Kosovo afecte a las nuevas fronteras dictadas en Dayton y tenga repercusiones externas.  

Sólo un ejemplo: Albania es aliada de Turquía, el segundo ejército más numeroso de la OTAN, y enemiga tradicional de Grecia que también es miembro de la OTAN y que a su vez es aliada natural de Serbia. Pero aún hay más. Grecia no reconoce a Macedonia -donde el 30% de la población es de origen albanés- y por si fuera poco, dentro de Serbia existe una minoría húngara y Hungría es un nuevo miembro de la OTAN. 

El rompecabezas de los Balcanes está cogido con pinzas y se puede romper por cualquier conflicto interno pues la mezcla de la población y los intereses contrapuestos convierten toda la zona en un auténtico polvorín. El imperialismo quiere imponer su orden, dejar claro quién manda, imponer su particular paz de los cementerios y consolidar así un cierto statu quo en los Balcanes, una región históricamente convulsiva y clave para la estabilidad europea. 

Por último, el imperialismo está enviando un mensaje a todos los pueblos del mundo y a la clase trabajadora, en particular: “mis dictados son de obligado cumplimiento y quien los desafíe, se atendrá a las consecuencias”.  

En plena crisis mundial, con el colapso de las economías del sudeste asiático, la recesión crónica de Japón, el hundimiento de Rusia y el caos financiero en Brasil, el ataque imperialista consolida aún más a EE.UU. como único líder mundial, a la cabeza de una coalición militarista, la OTAN, que se convierte en la policía del imperialismo con derecho de intervención en cualquier parte del mundo. 

Estas son las razones de la intervención y no las que oficialmente anunciaron cuando empezó la guerra. 

3. ¿Es cierto que Kosovo pertenece legítimamente a Serbia? 

En realidad se trata de una falsa polémica. Quién desde la izquierda plantee argumentos históricos para negar los derechos nacionales de los pueblos está repitiendo lo mismo que hace el Estado de Israel para negar la autodeterminación e independencia del pueblo palestino, bajo el argumento que los israelitas poblaban hace 2.000 años aquellas tierras. 

No obstante, analicemos la historia. Los albaneses se consideran descendientes de los ilirios, el primer pueblo conocido que habitó aquellas tierras (1.000 a.C.) y de hecho, a partir del s. XI los ilirios empiezan a ser conocidos como albaneses. 

Las primeras migraciones eslavas se producen en el s. VI. Entre los pueblos eslavos que llegaron desde el noreste de Europa estaban los serbios. A finales del s. XII, los serbios conquistan toda la zona, convirtiéndose Kosovo en el centro cultural y administrativo de Serbia. A mediados del s. XIV, el reino serbio se extiende desde el Danubio hasta Grecia, coronándose el rey serbio Stefan Dusan, emperador de los serbios, griegos, búlgaros y albaneses. 

A finales de ese siglo, en 1389, los turcos otomanos derrotan a los serbios quedando ocupado todo su imperio. En 1443, los albaneses logran liberar su país del dominio turco, pero su independencia sólo dura hasta 1478, cuando los turcos recuperan la zona. 

En 1877 los albaneses crean la Liga de Prizren, en la localidad del mismo nombre, situada en Kosovo. Esta abogaba por la autonomía de las tierras albanesas del Imperio Otomano. Las autoridades turcas la persiguieron y la liquidaron en las décadas siguientes.  

A pesar de la represión, Albania surgiría como estado independiente en 1912. A partir de la primavera de 1910 mientras los diputados albaneses protestaban por la política de los Jóvenes Turcos en tierras albanesas, la insurrección se extendía a partir de Kosovo en protesta por la imposición de la lengua turca y el alfabeto árabe sobre el albanés y también por la subida de los impuestos. 

En noviembre de 1912, tras expulsar a los turcos, los delegados albaneses en Vlora declaran la independencia de Albania y establecen un primer gobierno provisional. Tras las Guerras Balcánicas (1912-1913), y la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el Tratado de Versalles estableció que la región de Kosovo correspondía a Serbia, quedando así separada de Albania. 

Al final de la segunda guerra mundial, Albania se transformó en un estado obrero deformado. Las guerrillas partisanas de resistencia contra la invasión nazi, dirigidas por el PC albanés de Enver Hoxha, entraron en Tirana el 28 de noviembre de 1944, estableciendo la república popular. 

En Yugoslavia, Tito, de origen croata, vence frente a sus partisanos a las tropas hitlerianas y establece la república federal yugoslava, donde Kosovo obtiene la categoría de provincia autónoma dentro de Serbia. Más tarde, en 1972, la reforma constitucional otorga más poder a la autonomía kosovar. En 1989, Milosevic suprime la autonomía. A partir de aquí, la historia es conocida. 

Kosovo pertenece a los kosovares, ya sean serbios o albaneses. La población que vive y trabaja en Kosovo tendrá que decidir libremente sin injerencias de la OTAN ni de Milosevic que tipo de relación quiere mantener con el resto de los pueblos yugoslavos. 

4. ¿Qué base hay para calificar de socialista a Yugoslavia? 

Yugoslavia al igual que varios países de Europa del Este y Rusia fueron durante décadas estados obreros en los que el capitalismo había sido expropiado y donde la población gozaba de trabajo, salud y educación. Pero eran estados obreros deformados porque a su cabeza estaban élites burocráticas que no buscaban derrotar al imperialismo y extender la revolución, sino tan sólo succionar privilegios como casta y ejercer una férrea dictadura sobre la población. 

A fines de los '80 el conjunto de estos estados obreros sufrieron profundas crisis económicas producto del retraso de sus fuerzas productivas y la población comenzó a rebelarse contra la opresión burocrática. Las masas se alzaron instintivamente contra los privilegios y la corrupción de la burocracia estalinista, sin poner en entredicho las bases sociales del estado obrero. Hubo, de hecho, un proceso de revolución política. 

Sin embargo, no había partidos revolucionarios, capaces de conducir con éxito a las masas a una revolución política contra la burocracia. Esta circunstancia fue aprovechada por los sectores más restauracionistas de la burocracia, como Yeltsin en Rusia, para desviar el movimiento hacia el capitalismo. 

Cuando la burocracia estalinista advirtió que su poder se esfumaba, quienes pudieron se alinearon con el imperialismo y se volcaron a hacer negocios en medio de la contrarrevolución, repartiéndose fábricas, bancos y campos y convirtiéndose en nuevos burgueses.  

En Yugoslavia la restauración del capitalismo se ha basado tanto en el saqueo del antiguo estado obrero como en la guerra. La restauración se ha basado en la creación de dos estados fuertes, purificados étnicamente (Croacia y Serbia), con un estado tapón en medio (Bosnia). Pero mientras que en el primero, los antiguos burócratas no han puesto demasiadas pegas a la creciente colonización de su economía por el imperialismo alemán, en el segundo el protagonismo de los antiguos clanes burocráticos es mucho mayor. 

Alrededor de Milosevic, se agrupan los nuevos patrones de Yugoslavia: el primer ministro de Serbia, Mirko Marjanivic es presidente de la empresa de energía Progres; el viceprimer ministro, Dragam Tomic, dirige el consorcio agroalimentario Simpo; el presidente del Parlamento dirige la empresa de petróleo Yugopetrol; un ministro federal, Bogoljub Karik encabeza un imperio de empresas de comunicación y finanzas; y hasta el propio hijo del presidente, Marko Milosevic, maneja una cadena de free shops en las fronteras del país. 

Lo que está en juego en los Balcanes es quien se queda con el botín de la contrarrevolución: si los nuevos burgueses surgidos de la propia casta estalinista o las multinacionales. Esto es lo que está también en juego en Yugoslavia. Y esto es lo que explica la demagogia nacionalista gran serbia de Milosevic y de todos los partidos yugoslavos que se reparten el poder. La OTAN, brazo armado de las multinacionales, intenta extender su control sobre los Balcanes y encarrilar a un régimen que se sitúa fuera de la disciplina acordada por las grandes potencias imperialistas. La nueva situación mundial, bajo el liderazgo de EE.UU. no permite discrepancias, aúnque estas no sean de carácter revolucionario (y de esto Milosevic no tiene nada). 

5. ¿Debe la izquierda apoyar al UÇK? 

Dentro de la izquierda revolucionaria hay grupos que apoyan al UCK lo que desde nuestro punto de vista es un error. El UCK, desde un principio, utilizó la vía del terrorismo y ponía bombas en bares frecuentados por serbios. La vía del terrorismo indiscriminado no alimenta en absoluto las simpatías de la población serbia que se opone a la dictadura de Milosevic sino todo lo contrario.  

El UCK debería de haber hecho un llamamiento al conjunto de la clase obrera yugoslava argumentando que “un pueblo que oprime a otro nunca podrá ser un pueblo libre” y que “el principal enemigo tanto del pueblo serbio como del kosovar es Milosevic”. Tenían que haber hecho un llamamiento a la lucha común contra Milosevic y no declarar su enemigo a cualquier serbio. 

Más tarde, la dirección del UÇK, presionada por el imperialismo, traicionó la causa nacional kosovar, aceptando los acuerdos de Rambouillet, que dejan a Kosovo dentro de Serbia y le impide el ejercicio del derecho de autodeterminación. Además, hoy por hoy, el UCK es un instrumento del imperialismo que apoya los bombardeos de la OTAN cuando no hace ni seis meses la OTAN calificaba al UCK como un “grupo terrorista” al que no se podía apoyar.  

A esto lleva la estrecha lógica nacionalista: a enfrentar pueblos sin distinguir entre las clases y sectores que también dentro de la nación opresora son víctimas de la política represiva de sus propios gobiernos. El UCK en la lucha contra Milosevic no ha jugado ningún papel positivo. 

El UÇK será usado por el imperialismo hasta que le convenga y más tarde, cuando se conviertan en un obstáculo para sus planes de colonización de Kosovo, intentarán acabar con él. La confianza de la dirección del UÇK en la OTAN y el imperialismo muestra la profunda miopía de esta gente. No han entendido algo básico: no hay peor enemigo para los pueblos y para los trabajadores del mundo que el imperialismo. 

Pero nuestra negativa a apoyar al UÇK no significa que apoyemos su desarme de la mano del imperialismo o de Milosevic. Las masas albano-kosovares deberían apartar a la actual dirección pro-imperialista del UÇK y armar al pueblo para la autodefensa de sus aldeas y comunidades frente tanto a la OTAN como a Milosevic, ambos opuestos a la autodeterminación de Kosovo. 

6. ¿Es aplicable el derecho de autodeterminación? 

También existe una gran división dentro de la izquierda revolucionaria sobre esta cuestión. Hay sectores que ponen condiciones al ejercicio del derecho a la autodeterminación del pueblo kosovar bajo el argumento de que la independencia llevaría a un protectorado yanqui y que sólo bajo el socialismo sería posible un ejercicio real del derecho a la autodeterminación. 

Indudablemente, bajo el capitalismo ese derecho a la autodeterminación, como cualquier otro derecho democrático, está vacío de contenido sino se vincula con la lucha por el socialismo. Pero eso no es excusa para no reconocer ese derecho. Los kosovares tienen derecho a volver a sus tierras saqueadas y a sus hogares destruidos, pero no volverán bajo la bota serbia. 

Claro que no queremos un protectorado americano, pero bajo ese argumento el derecho de autodeterminación no se podría reivindicar en ningún sitio ni bajo ninguna circunstancia. El marxismo hace propaganda por ese derecho no para plantear que el derecho a la autodeterminación sea una solución en sí mismo sino para arrancar la influencia del nacionalismo de las masas de la nación oprimida y facilitar la agitación a favor de la federación, que es la alternativa que históricamente ha defendido el marxismo revolucionario. 

La población de Kosovo tiene derecho a decidir su destino sin injerencias ni de la OTAN ni de Milosevic. Si existe un nacionalismo albanés en Kosovo es porque existe un nacionalismo gran serbio que los ha oprimido. Para levantar la idea de una federación socialista de los Balcanes tenemos que basarnos en una unión libre y voluntaria, no impuesta por las bayonetas, por eso el reconocimiento del derecho a la autodeterminación es un principio irrenunciable. La unidad forzada y no consentida está destinada al fracaso total. Toda propaganda por una federación socialista de los Balcanes que no incluya el derecho de independencia para cada pueblo se convierte en pura hipocresía. 

La amplísima mayoría de los kosovares albaneses aspiran hoy a la independencia de la Yugoslavia de Milosevic, con lo que ponen en cuestión las fronteras establecidas en los acuerdos de Dayton, que consagraron la partición de Bosnia. Estos acuerdos están hoy sostenidos a punta de pistola con miles de soldados norteamericanos y de otros países que son parte de una fuerza multinacional bajo control de la ONU, la SFOR con el consabido cuento de “velar por la paz en la región”. 

Como ayer lo hicieron cuando los bosnios defendían su derecho a una Bosnia multiétnica independiente, el conjunto de las potencias imperialistas se oponen a que el pueblo albanés de Kosovo ejerza su libre derecho a la autodeterminación. Su política es salvar las fronteras establecidas en Dayton e imponer su "orden", dejando Kosovo bajo la soberanía serbia. 

Las potencias del Grupo de Contacto (EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia) han dejado bien claro que la independencia de Kosovo no es realista. Las potencias imperialistas son enemigas declaradas, al igual que Milosevic, del derecho a la autodeterminación del pueblo albanés de Kosovo. A lo que más temen es que la lucha de liberación nacional armada contra la opresión nacional serbia pueda escaparse de control y haga volar por los aires las reaccionarias fronteras de Dayton.  

Es como mínimo sugerente que aquellas organizaciones de izquierda que bajo una u otra excusa no reclaman el derecho de autodeterminación para Kosovo coincidan tanto con la OTAN como con Milosevic en negarles este derecho. 

 7. ¿Cuál es la situación en Serbia? 

La situación del pueblo y los trabajadores en Serbia era ya insoportable antes de los bombardeos de la OTAN. La ruina acarreada por la guerra con Croacia, Eslovenia y Bosnia, la descomposición de las bases sociales del estado obrero, las penurias impuestas por los años del bloqueo implantado por la ONU habían creado una situación donde la gran mayoría de los obreros no cobraban sus sueldos. 
El largo embargo comercial de la ONU contra Yugoslavia provocó la quiebra de 25.000 empresas y una desocupación del 30 % de la población.  

Con los bombardeos sólo puede hablar de catástrofe. Los bombardeos contra los complejos industriales y los servicios públicos podrían haber provocado más de medio millón de nuevos parados y daños superiores a los 20.000 millones de dólares. La OTAN está empeñada en destruir la estructura productiva de Yugoslavia para que el negocio de la reconstrucción sea el mayor posible. Las multinacionales ya están frotándose las manos. 

Esta situación podría llevar en el corto plazo a una nueva explosion en Serbia. La ofensiva sobre Kosovo es un intento de parte de Milosevic de recomponer su endeble posición, echando mano al recurso del chovinismo, usando a los kosovares albaneses como “chivos expiatorios” de la crisis que recorre al país y a su régimen político. 

Para los trabajadores y el pueblo yugoslavo, en particular las masas serbias hoy ahogadas en la miseria, el principal enemigo está en casa. Las movilizaciones contra el fraude electoral de Milosevic y en demanda de una democracia real no podrán concretarse sino luchan consecuentemente por la libertad para los pueblos oprimidos por su propio gobierno. Como dijo Marx, “ningún pueblo que oprime a otro puede ser un pueblo libre”. Por eso deben movilizarse para echar de una vez por todas al asesino Milosevic y terminar con su política restauracionista y chovinista. Deben hacer suyo el deseo de los albaneses de Kosovo a vivir su existencia como una nación separada. 

En este contexto, los bombardeos de la OTAN sólo consiguen legitimar ante su propio pueblo al dictador Milosevic.  

 8. ¿Cuál es la salida a esta situación? 

Bajo el capitalismo el futuro de los Bálcanes no será otro que el que venimos padeciendo en los últimos diez años: guerras, racismo, violaciones, etc. Sólo una salida revolucionaria, obrera, internacionalista y socialista podría sacar a esta región europea de la barbarie en que está instalada. 

La crisis en los Balcanes sólo puede solucionarse a través de la confraternización de los trabajadores y pueblos por encima de la voluntad de sus dirigentes políticos que intentan desesperadamente mantenerse en el poder sobre la base de fomentar el odio étnico-nacional. 

El movimiento obrero balcánico e internacional debe poner los medios para hacer posible la confraternización de los trabajadores por encima de las divisiones étnicas en el marco general de la lucha por la libre y voluntaria unión de los pueblos balcánicos en una Confederación Socialista Balcánica y en una Europa socialista. 

Cualquier salida política debe pasar por el reconocimiento del derecho democrático a la autodeterminación nacional del pueblo de Kosovo, ya que, ningún pueblo debe ser obligado a permanecer en contra de su voluntad dentro de las fronteras de un estado.

 
 
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