Ocho
preguntas claves sobre la guerra
1. ¿Hay algo de verdad en las razones
argumentadas por la OTAN para bombardear Yugoslavia?
Los portavoces de la OTAN
en el colmo del cinismo han calificado sus bombardeos como una “intervención
humanitaria” que busca una salida a la tragedia del pueblo kosovar. Pero,
¿cómo es posible que se destruya un país por motivos
humanitarios?. En Yugoslavia los bombardeos de la OTAN han ocasionado 1.500
muertos, más de 5.000 heridos y destrozos que suponen más
de un tercio del PIB, haciendo retroceder diez años a este país.
No hay nada de humanitario en todo esto.
Pero claro en una guerra
todo encuentra justificación. Se nos dice que se trata de ejercer
presión sobre Milosevic para forzarlo a negociar una solución.
Pero la realidad es que se intenta obligar a Yugoslavia a que acepte los
dictados de Clinton de imponer un nuevo protectorado yanqui en los Balcanes.
La excusa, el pretexto, no es otra que la tragedia del pueblo kosovar,
el genocidio y la limpieza étnica.
Valiente hipocresía.
Lo que menos importa al imperialismo es el destino y los derechos de este
pueblo. Dos meses de intensos bombardeos sobre Yugoslavia no han hecho
más que empujar a una situación desesperada al pueblo kosovar,
sometido a una doble agresión: por un lado, la feroz limpieza étnica,
el terror masivo que desencadenó Milosevic en respuesta al ataque
de la OTAN, y por otro, a los propios misiles y bombas de la OTAN.
Cientos de miles de refugiados,
aterrorizados, exhaustos y hambrientos, huyeron hacia Albania o Macedonia,
o vagan por los caminos y montañas de Kosovo buscando una salida.
Cínicamente, los portavoces
de la OTAN reconocieron que los ataques no tenían por objetivo impedir
la limpieza étnica en Kosovo, como declaró el propio comandante
de la OTAN, Wesley Clark. Para el imperialismo el destino de los kosovares
no interesa en lo más mínimo, salvo como pretexto que justifica
la intervención y moneda de cambio en su estrategia para estabilizar
esta región de Europa, imponiendo su dominio.
Las potencias occidentales
han organizado la limpieza étnica en los Balcanes desde hace al
menos ocho años. En 1992, EE.UU., con el apoyo de Francia, Gran
Bretaña, Alemania y Rusia, propusieron un plan de paz para Bosnia
que consistía en agrupar a la población en pequeños
cantones purificados étnicamente. A finales de 1995 bajo los auspicios
de estas potencias se firma el acuerdo de Dayton que legitima las conquistas
militares y la limpieza étnica. ¿Cómo pueden criticar
a Milosevic si antes ellos hicieron lo mismo?.
La realidad es que al imperialismo
yanqui y a su brazo militar, la OTAN, le importa poco el pueblo kosovar.
Al igual que le importa poco el pueblo kurdo, el palestino o el saharaui.
Desde1989, con la supresión de su autonomía, el pueblo de
Kosovo viene sufriendo una campaña represiva de corte xenófobo
por parte del Gobierno de Milosevic. Es bastante sospechoso que durante
diez años de represión el imperialismo no se haya acordado
de los kosovares y ahora, de repente, se interesen por este conflicto.
Tras dos meses de bombardeos,
ninguno de los tres objetivos anunciados por la OTAN (presionar al Gobierno
yugoslavo para que firme el acuerdo de Rambouillet, proteger a los kosovares
y debilitar a Milosevic) se ha cumplido: Rambouillet está muerto
y en todo caso, se habla de concretar en el marco de la ONU los puntos
establecidos por el G-8, que Milosevic ha aceptado; los bombardeos de la
OTAN han conseguido lo que la policía serbia no consiguió
nunca: vaciar Kosovo de albaneses y finalmente, la destrucción de
Yugoslavia fortalece y legitima a Milosevic ante su pueblo.
Este simple repaso demuestran
dos cosas, que las razones reales de la intervención no tienen nada
que ver con lo declarado y que es justo oponerse a esta nueva carnicería
del imperialismo.
2. ¿Qué es lo que hay detrás
de la intervención? ¿Cuáles son las verdaderas razones
del ataque?
Las verdaderas razones hay
que encontrarlas en el interés imperialista por hacerse con nuevas
zonas de influencia y mercados en un contexto de restauración del
capitalismo en toda la región de los Balcanes. Al igual que a principios
de siglo, cuando las potencias occidentales y las burguesías locales
sacaron provecho de la desmembración del Imperio Otomano; hoy ocurre
algo parecido.
Fue el imperialismo alemán
quién suscitó las tendencias separatistas en Eslovenia y
Croacia que hoy son semi-colonias de la economía alemana. Más
tarde, tanto el imperialismo anglosajón como el francés entraron
en escena para asegurarse su porción en el reparto del pastel.
Lo que les preocupa a EE.UU.
y a la OTAN no es que Milosevic sea un dictador sino que no sea su dictador.
Les preocupa la inestabilidad política que genera los Balcanes y
que el conflicto de Kosovo afecte a las nuevas fronteras dictadas en Dayton
y tenga repercusiones externas.
Sólo un ejemplo: Albania
es aliada de Turquía, el segundo ejército más numeroso
de la OTAN, y enemiga tradicional de Grecia que también es miembro
de la OTAN y que a su vez es aliada natural de Serbia. Pero aún
hay más. Grecia no reconoce a Macedonia -donde el 30% de la población
es de origen albanés- y por si fuera poco, dentro de Serbia existe
una minoría húngara y Hungría es un nuevo miembro
de la OTAN.
El rompecabezas de los Balcanes
está cogido con pinzas y se puede romper por cualquier conflicto
interno pues la mezcla de la población y los intereses contrapuestos
convierten toda la zona en un auténtico polvorín. El imperialismo
quiere imponer su orden, dejar claro quién manda, imponer su particular
paz de los cementerios y consolidar así un cierto statu quo en los
Balcanes, una región históricamente convulsiva y clave para
la estabilidad europea.
Por último, el imperialismo
está enviando un mensaje a todos los pueblos del mundo y a la clase
trabajadora, en particular: “mis dictados son de obligado cumplimiento
y quien los desafíe, se atendrá a las consecuencias”.
En plena crisis mundial,
con el colapso de las economías del sudeste asiático, la
recesión crónica de Japón, el hundimiento de Rusia
y el caos financiero en Brasil, el ataque imperialista consolida aún
más a EE.UU. como único líder mundial, a la cabeza
de una coalición militarista, la OTAN, que se convierte en la policía
del imperialismo con derecho de intervención en cualquier parte
del mundo.
Estas son las razones de
la intervención y no las que oficialmente anunciaron cuando empezó
la guerra.
3. ¿Es cierto que Kosovo pertenece
legítimamente a Serbia?
En realidad se trata de una
falsa polémica. Quién desde la izquierda plantee argumentos
históricos para negar los derechos nacionales de los pueblos está
repitiendo lo mismo que hace el Estado de Israel para negar la autodeterminación
e independencia del pueblo palestino, bajo el argumento que los israelitas
poblaban hace 2.000 años aquellas tierras.
No obstante, analicemos la
historia. Los albaneses se consideran descendientes de los ilirios, el
primer pueblo conocido que habitó aquellas tierras (1.000 a.C.)
y de hecho, a partir del s. XI los ilirios empiezan a ser conocidos como
albaneses.
Las primeras migraciones
eslavas se producen en el s. VI. Entre los pueblos eslavos que llegaron
desde el noreste de Europa estaban los serbios. A finales del s. XII, los
serbios conquistan toda la zona, convirtiéndose Kosovo en el centro
cultural y administrativo de Serbia. A mediados del s. XIV, el reino serbio
se extiende desde el Danubio hasta Grecia, coronándose el rey serbio
Stefan Dusan, emperador de los serbios, griegos, búlgaros y albaneses.
A finales de ese siglo, en
1389, los turcos otomanos derrotan a los serbios quedando ocupado todo
su imperio. En 1443, los albaneses logran liberar su país del dominio
turco, pero su independencia sólo dura hasta 1478, cuando los turcos
recuperan la zona.
En 1877 los albaneses crean
la Liga de Prizren, en la localidad del mismo nombre, situada en Kosovo.
Esta abogaba por la autonomía de las tierras albanesas del Imperio
Otomano. Las autoridades turcas la persiguieron y la liquidaron en las
décadas siguientes.
A pesar de la represión,
Albania surgiría como estado independiente en 1912. A partir de
la primavera de 1910 mientras los diputados albaneses protestaban por la
política de los Jóvenes Turcos en tierras albanesas, la insurrección
se extendía a partir de Kosovo en protesta por la imposición
de la lengua turca y el alfabeto árabe sobre el albanés y
también por la subida de los impuestos.
En noviembre de 1912, tras
expulsar a los turcos, los delegados albaneses en Vlora declaran la independencia
de Albania y establecen un primer gobierno provisional. Tras las Guerras
Balcánicas (1912-1913), y la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
el Tratado de Versalles estableció que la región de Kosovo
correspondía a Serbia, quedando así separada de Albania.
Al final de la segunda guerra
mundial, Albania se transformó en un estado obrero deformado. Las
guerrillas partisanas de resistencia contra la invasión nazi, dirigidas
por el PC albanés de Enver Hoxha, entraron en Tirana el 28 de noviembre
de 1944, estableciendo la república popular.
En Yugoslavia, Tito, de origen
croata, vence frente a sus partisanos a las tropas hitlerianas y establece
la república federal yugoslava, donde Kosovo obtiene la categoría
de provincia autónoma dentro de Serbia. Más tarde, en 1972,
la reforma constitucional otorga más poder a la autonomía
kosovar. En 1989, Milosevic suprime la autonomía. A partir de aquí,
la historia es conocida.
Kosovo pertenece a los kosovares,
ya sean serbios o albaneses. La población que vive y trabaja en
Kosovo tendrá que decidir libremente sin injerencias de la OTAN
ni de Milosevic que tipo de relación quiere mantener con el resto
de los pueblos yugoslavos.
4. ¿Qué base hay para calificar
de socialista a Yugoslavia?
Yugoslavia al igual que varios
países de Europa del Este y Rusia fueron durante décadas
estados obreros en los que el capitalismo había sido expropiado
y donde la población gozaba de trabajo, salud y educación.
Pero eran estados obreros deformados porque a su cabeza estaban élites
burocráticas que no buscaban derrotar al imperialismo y extender
la revolución, sino tan sólo succionar privilegios como casta
y ejercer una férrea dictadura sobre la población.
A fines de los '80 el conjunto
de estos estados obreros sufrieron profundas crisis económicas producto
del retraso de sus fuerzas productivas y la población comenzó
a rebelarse contra la opresión burocrática. Las masas se
alzaron instintivamente contra los privilegios y la corrupción de
la burocracia estalinista, sin poner en entredicho las bases sociales del
estado obrero. Hubo, de hecho, un proceso de revolución política.
Sin embargo, no había
partidos revolucionarios, capaces de conducir con éxito a las masas
a una revolución política contra la burocracia. Esta circunstancia
fue aprovechada por los sectores más restauracionistas de la burocracia,
como Yeltsin en Rusia, para desviar el movimiento hacia el capitalismo.
Cuando la burocracia estalinista
advirtió que su poder se esfumaba, quienes pudieron se alinearon
con el imperialismo y se volcaron a hacer negocios en medio de la contrarrevolución,
repartiéndose fábricas, bancos y campos y convirtiéndose
en nuevos burgueses.
En Yugoslavia la restauración
del capitalismo se ha basado tanto en el saqueo del antiguo estado obrero
como en la guerra. La restauración se ha basado en la creación
de dos estados fuertes, purificados étnicamente (Croacia y Serbia),
con un estado tapón en medio (Bosnia). Pero mientras que en el primero,
los antiguos burócratas no han puesto demasiadas pegas a la creciente
colonización de su economía por el imperialismo alemán,
en el segundo el protagonismo de los antiguos clanes burocráticos
es mucho mayor.
Alrededor de Milosevic, se
agrupan los nuevos patrones de Yugoslavia: el primer ministro de Serbia,
Mirko Marjanivic es presidente de la empresa de energía Progres;
el viceprimer ministro, Dragam Tomic, dirige el consorcio agroalimentario
Simpo; el presidente del Parlamento dirige la empresa de petróleo
Yugopetrol; un ministro federal, Bogoljub Karik encabeza un imperio de
empresas de comunicación y finanzas; y hasta el propio hijo del
presidente, Marko Milosevic, maneja una cadena de free shops en las fronteras
del país.
Lo que está en juego
en los Balcanes es quien se queda con el botín de la contrarrevolución:
si los nuevos burgueses surgidos de la propia casta estalinista o las multinacionales.
Esto es lo que está también en juego en Yugoslavia. Y esto
es lo que explica la demagogia nacionalista gran serbia de Milosevic y
de todos los partidos yugoslavos que se reparten el poder. La OTAN, brazo
armado de las multinacionales, intenta extender su control sobre los Balcanes
y encarrilar a un régimen que se sitúa fuera de la disciplina
acordada por las grandes potencias imperialistas. La nueva situación
mundial, bajo el liderazgo de EE.UU. no permite discrepancias, aúnque
estas no sean de carácter revolucionario (y de esto Milosevic no
tiene nada).
5. ¿Debe la izquierda apoyar al
UÇK?
Dentro de la izquierda revolucionaria
hay grupos que apoyan al UCK lo que desde nuestro punto de vista es un
error. El UCK, desde un principio, utilizó la vía del terrorismo
y ponía bombas en bares frecuentados por serbios. La vía
del terrorismo indiscriminado no alimenta en absoluto las simpatías
de la población serbia que se opone a la dictadura de Milosevic
sino todo lo contrario.
El UCK debería de
haber hecho un llamamiento al conjunto de la clase obrera yugoslava argumentando
que “un pueblo que oprime a otro nunca podrá ser un pueblo libre”
y que “el principal enemigo tanto del pueblo serbio como del kosovar es
Milosevic”. Tenían que haber hecho un llamamiento a la lucha común
contra Milosevic y no declarar su enemigo a cualquier serbio.
Más tarde, la dirección
del UÇK, presionada por el imperialismo, traicionó la causa
nacional kosovar, aceptando los acuerdos de Rambouillet, que dejan a Kosovo
dentro de Serbia y le impide el ejercicio del derecho de autodeterminación.
Además, hoy por hoy, el UCK es un instrumento del imperialismo que
apoya los bombardeos de la OTAN cuando no hace ni seis meses la OTAN calificaba
al UCK como un “grupo terrorista” al que no se podía apoyar.
A esto lleva la estrecha
lógica nacionalista: a enfrentar pueblos sin distinguir entre las
clases y sectores que también dentro de la nación opresora
son víctimas de la política represiva de sus propios gobiernos.
El UCK en la lucha contra Milosevic no ha jugado ningún papel positivo.
El UÇK será
usado por el imperialismo hasta que le convenga y más tarde, cuando
se conviertan en un obstáculo para sus planes de colonización
de Kosovo, intentarán acabar con él. La confianza de la dirección
del UÇK en la OTAN y el imperialismo muestra la profunda miopía
de esta gente. No han entendido algo básico: no hay peor enemigo
para los pueblos y para los trabajadores del mundo que el imperialismo.
Pero nuestra negativa a apoyar
al UÇK no significa que apoyemos su desarme de la mano del imperialismo
o de Milosevic. Las masas albano-kosovares deberían apartar a la
actual dirección pro-imperialista del UÇK y armar al pueblo
para la autodefensa de sus aldeas y comunidades frente tanto a la OTAN
como a Milosevic, ambos opuestos a la autodeterminación de Kosovo.
6. ¿Es aplicable el derecho de autodeterminación?
También existe una
gran división dentro de la izquierda revolucionaria sobre esta cuestión.
Hay sectores que ponen condiciones al ejercicio del derecho a la autodeterminación
del pueblo kosovar bajo el argumento de que la independencia llevaría
a un protectorado yanqui y que sólo bajo el socialismo sería
posible un ejercicio real del derecho a la autodeterminación.
Indudablemente, bajo el capitalismo
ese derecho a la autodeterminación, como cualquier otro derecho
democrático, está vacío de contenido sino se vincula
con la lucha por el socialismo. Pero eso no es excusa para no reconocer
ese derecho. Los kosovares tienen derecho a volver a sus tierras saqueadas
y a sus hogares destruidos, pero no volverán bajo la bota serbia.
Claro que no queremos un
protectorado americano, pero bajo ese argumento el derecho de autodeterminación
no se podría reivindicar en ningún sitio ni bajo ninguna
circunstancia. El marxismo hace propaganda por ese derecho no para plantear
que el derecho a la autodeterminación sea una solución en
sí mismo sino para arrancar la influencia del nacionalismo de las
masas de la nación oprimida y facilitar la agitación a favor
de la federación, que es la alternativa que históricamente
ha defendido el marxismo revolucionario.
La población de Kosovo
tiene derecho a decidir su destino sin injerencias ni de la OTAN ni de
Milosevic. Si existe un nacionalismo albanés en Kosovo es porque
existe un nacionalismo gran serbio que los ha oprimido. Para levantar la
idea de una federación socialista de los Balcanes tenemos que basarnos
en una unión libre y voluntaria, no impuesta por las bayonetas,
por eso el reconocimiento del derecho a la autodeterminación es
un principio irrenunciable. La unidad forzada y no consentida está
destinada al fracaso total. Toda propaganda por una federación socialista
de los Balcanes que no incluya el derecho de independencia para cada pueblo
se convierte en pura hipocresía.
La amplísima mayoría
de los kosovares albaneses aspiran hoy a la independencia de la Yugoslavia
de Milosevic, con lo que ponen en cuestión las fronteras establecidas
en los acuerdos de Dayton, que consagraron la partición de Bosnia.
Estos acuerdos están hoy sostenidos a punta de pistola con miles
de soldados norteamericanos y de otros países que son parte de una
fuerza multinacional bajo control de la ONU, la SFOR con el consabido cuento
de “velar por la paz en la región”.
Como ayer lo hicieron cuando
los bosnios defendían su derecho a una Bosnia multiétnica
independiente, el conjunto de las potencias imperialistas se oponen a que
el pueblo albanés de Kosovo ejerza su libre derecho a la autodeterminación.
Su política es salvar las fronteras establecidas en Dayton e imponer
su "orden", dejando Kosovo bajo la soberanía serbia.
Las potencias del Grupo de
Contacto (EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia) han
dejado bien claro que la independencia de Kosovo no es realista. Las potencias
imperialistas son enemigas declaradas, al igual que Milosevic, del derecho
a la autodeterminación del pueblo albanés de Kosovo. A lo
que más temen es que la lucha de liberación nacional armada
contra la opresión nacional serbia pueda escaparse de control y
haga volar por los aires las reaccionarias fronteras de Dayton.
Es como mínimo sugerente
que aquellas organizaciones de izquierda que bajo una u otra excusa no
reclaman el derecho de autodeterminación para Kosovo coincidan tanto
con la OTAN como con Milosevic en negarles este derecho.
7. ¿Cuál
es la situación en Serbia?
La situación del pueblo
y los trabajadores en Serbia era ya insoportable antes de los bombardeos
de la OTAN. La ruina acarreada por la guerra con Croacia, Eslovenia y Bosnia,
la descomposición de las bases sociales del estado obrero, las penurias
impuestas por los años del bloqueo implantado por la ONU habían
creado una situación donde la gran mayoría de los obreros
no cobraban sus sueldos.
El largo embargo comercial
de la ONU contra Yugoslavia provocó la quiebra de 25.000 empresas
y una desocupación del 30 % de la población.
Con los bombardeos sólo
puede hablar de catástrofe. Los bombardeos contra los complejos
industriales y los servicios públicos podrían haber provocado
más de medio millón de nuevos parados y daños superiores
a los 20.000 millones de dólares. La OTAN está empeñada
en destruir la estructura productiva de Yugoslavia para que el negocio
de la reconstrucción sea el mayor posible. Las multinacionales ya
están frotándose las manos.
Esta situación podría
llevar en el corto plazo a una nueva explosion en Serbia. La ofensiva sobre
Kosovo es un intento de parte de Milosevic de recomponer su endeble posición,
echando mano al recurso del chovinismo, usando a los kosovares albaneses
como “chivos expiatorios” de la crisis que recorre al país y a su
régimen político.
Para los trabajadores y el
pueblo yugoslavo, en particular las masas serbias hoy ahogadas en la miseria,
el principal enemigo está en casa. Las movilizaciones contra el
fraude electoral de Milosevic y en demanda de una democracia real no podrán
concretarse sino luchan consecuentemente por la libertad para los pueblos
oprimidos por su propio gobierno. Como dijo Marx, “ningún pueblo
que oprime a otro puede ser un pueblo libre”. Por eso deben movilizarse
para echar de una vez por todas al asesino Milosevic y terminar con su
política restauracionista y chovinista. Deben hacer suyo el deseo
de los albaneses de Kosovo a vivir su existencia como una nación
separada.
En este contexto, los bombardeos
de la OTAN sólo consiguen legitimar ante su propio pueblo al dictador
Milosevic.
8. ¿Cuál
es la salida a esta situación?
Bajo el capitalismo el futuro
de los Bálcanes no será otro que el que venimos padeciendo
en los últimos diez años: guerras, racismo, violaciones,
etc. Sólo una salida revolucionaria, obrera, internacionalista y
socialista podría sacar a esta región europea de la barbarie
en que está instalada.
La crisis en los Balcanes
sólo puede solucionarse a través de la confraternización
de los trabajadores y pueblos por encima de la voluntad de sus dirigentes
políticos que intentan desesperadamente mantenerse en el poder sobre
la base de fomentar el odio étnico-nacional.
El movimiento obrero balcánico
e internacional debe poner los medios para hacer posible la confraternización
de los trabajadores por encima de las divisiones étnicas en el marco
general de la lucha por la libre y voluntaria unión de los pueblos
balcánicos en una Confederación Socialista Balcánica
y en una Europa socialista.
Cualquier salida política
debe pasar por el reconocimiento del derecho democrático a la autodeterminación
nacional del pueblo de Kosovo, ya que, ningún pueblo debe ser obligado
a permanecer en contra de su voluntad dentro de las fronteras de un estado. |