Diana
P.
La novela política
más leída de nuestro siglo, "1984", fue publicada en el Londres
de 1949, sólo unos meses antes de la muerte de su autor.
George Orwell (seudónimo
de Eric A. Blair, 1903-1950) era ya un reconocido autor literario y periodista
antes de venir a luchar a la Guerra Civil española. Se unió
a las filas del POUM, en el bando republicano, y allí conoció
lo que significaba el estalinismo: traición a los ideales de Marx
y Engels, desidia, conspiración, engaño: contra-revolución,
en una palabra.
Desde ese momento, Orwell
dedicó toda su actividad literaria a la lucha contra el estalinismo,
desenmascarando lo que hoy en día sabemos: que el sistema social
y económico ruso o de los países del Este no era el modelo
socialista que definieron Marx, Engels y Lenin, sino un estado totalitario,
militarista, que sólo podía ser llamado «democracia
obrera» con el mayor de los sarcasmos.
En 1938 apareció «Homenaje
a Cataluña», un canto a la revolución catalana del
36, ahogada por los estalinistas, los reformistas y la complicidad de los
líderes anarquistas. En 1945 vio la luz «Rebelión en
la granja» una fábula sobre la revolución rusa. En
1948, su obra cumbre, encuadrada clásicamente dentro de la ciencia-ficción:
«1984».
El libro es una historia
ambientada en un país estalinista consolidado, un estado totalitario
dominado por el archi-conocido «Gran Hermano» (Stalin), en
el que se manipula la información y la historia para servicio del
Estado y se aprende a odiar a los enemigos nacionales (Goldstein, personificación
de León Trotski). El libro tuvo la osadía de criticar, desde
la izquierda, al estalinismo, la encarnación de una revolución
traicionada, deformada, pero defendida en todo momento por los Partidos
Comunistas oficiales como dogma de fe.
En una lectura más
amplia, 1984 es una crítica a toda sociedad totalitaria y alienante,
en la que la individualidad y la personalidad crítica son constantemente
amenazadas y la alienación de la persona por medio de los medios
de comunicación e ideas dominantes son la base que conforma la fuerza
del estado.
Por lo tanto es posible extrapolar
algunas de las experiencias de Winston Smith, el héroe de la novela,
a sociedades como la nuestra, en la que los medios de comunicación
intentan manipular nuestra opinión (recordemos la famosa foto del
cormorán manchado de petróleo que sirvió de publicidad
a la Guerra del Golfo y que a posteriori se demostró falsa), o en
la que la privacidad e intimidad personal empiezan a verse seriamente amenazadas
(acaba de aprobarse la ley que permite cámaras de vigilancia en
las calles). Debemos pues, estar atentos y recordar, como decía
Orwell, que «el Gran Hermano te está vigilando». |
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