Diario «La Nación»27 de setiembre de 1991

La Opción Nacional

 

"Si se entendiera por capitalismo a un sistema por el cual la libertad en el ámbito económico no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, con un centro ético-religioso, entonces este sistema no es el modelo que es necesario proponer a los países del TercerMundo para lograr un verdadero progreso económico y civil" (Juan Pablo II: "Centésimus annus").

Después de los resultados de las elecciones del 8 de septiembre pasado, se perfilan nítidamente tres modelos, que se ofrecen a la sociedad argentina. Ellos son -desaparecida virtualmente la izquierda como consecuencia de su derrumbe internacional-: un capitalismo "salvaje", impulsado por el oficialismo menemista y la Ucede; un capitalismo socialdemócrata, con los mismos fines, pero amortiguado en sus costos sociales, representado por el alfonsinismo, y un capitalismo nacional, propugnado por nuestro Movimiento por la Dignidad y la Independencia.

El presente y las perspectivas del Modin han provocado que se pretenda distorsionar nuestras ideas para generar confusión y perjudicarnos. Por ejemplo, se ha repetido que somos estatistas, cuando en realidad no somos estatistas ni privatistas, porque esas son herramientas de política económica y no objetivos. El objetivo esencial es el fortalecimiento de la Nación a través del desarrollo nacional y la justicia social, única plataforma para llevar un Modelo Nacional Autónomo.

La soberanía de un país reside, en última instancia, en el control de su mercado interno.

UNA NUEVA ALTERNATIVA

Lo acaba de decir Henry Kissinger. Pero entre nosotros ya lo advirtió claramente Carlos Pellegrini, a quien no se puede acusar de estatista: «Todas las naciones protegen el trabajo nacional y no puede ser de otra manera, porque el trabajo es la riqueza y la riqueza es el poder y el engrandecimiento en todo sentido y en la competencia universal es lógico que cada país trate de asegurar, en primer término, para su industria, su propio mercado antes de buscar el mercado ajeno" (Carta a Angel F. Costa, 1902).

La solución de la economía consiste fundamentalmente en recuperar la capacidad productiva y el mercado interno. El objetivo principal es generar las condiciones para que la renta nacional, es decir las riquezas que los argentinos producimos con nuestro trabajo, quede en el país en beneficio de los argentinos. En otras palabras, la Argentina debe dejar de ser exportadora de capitales.

Es todo lo contrario de lo que está ocurriendo ahora: la convertibilidad ha legitimado la expatriación del capital argentino, se ha legalizado la transferencia de nuestros excedentes al extranjero. Se van cientos de millones de dólares y no ingresa ninguno. Este proceso se complementa con la transferencia del consumo interno a través de la enajenación de las empresas que más facturan. Transferencia del excedente económico y del consumo interno constituyen las consecuencias de los programas económicos inscriptos en la lógica del ajuste sin fin.

CON JUSTICIA Y DIGNIDAD

Insistimos en que es necesario producir y que las riquezas queden aquí. Sin embargo, esto sería insuficiente sin justicia social, por eso es indispensable generar riqueza, pero mejor repartida. El desarrollo es armonía, y ella es impensable sin justicia social.

En una de sus visitas a nuestro continente, Juan Pablo II afirmaba:

«La persistencia de la injusticia, la falta de justicia, amenaza la existencia de la sociedad desde dentro para afuera, de la misma manera que cuanto atenta contra su soberanía o procura imponerle ideologías o modelos".

La economía no es artículo de fe. No es dogma. Pellegrini sostenía que la estrategia en lo económico y las medidas que se instrumentan dependen en cada país del nivel de desarrollo alcanzado, así como objetivo concreto que se persiga. Nosotros lo sintetizamos en esta premisa: máxima libertad posible en el marco interno y protección necesaria de la producción y del trabajo nacional en el marco externo. Los fundadores de Nuestra Nación plantearon el progreso como un objetivo que fue sucediéndose a través de las generaciones ampliando su base social a partir de Yrigoyen, primero, y de Perón, después.

Este modelo actual que se pretende imponer como logro de modernidad, en realidad es retrógrado. Provoca un empobrecimiento acelerado del pueblo argentino, cuya principal damnificada es la clase media, motivando la pérdida de la tradicional movilidad social argentina, perjudicando así a los sectores de menores recursos, que se quedan sin referencia de progreso inmediato.

Existe actualmente otro tema central que no vamos eludir: la corrupción. La principal corrupción es la dependencia.

La corrupción sigue a la dependencia como la sombra al cuerpo. Recuperemos nuestra autonomía intelectual y política y forjaremos la principal arma para encarar la lucha sin cuartel contra la corrupción.

PARA EL HOMBRE CONCRETO

El hombre es el sujeto de la política. Creemos que el hombre concreto -compuesto de alma y materia- orienta el sentido de su vida hacia fines superiores. Allí, en lo trascendente, encontramos la esencia de lo digno y lo sagrado de la persona.

Este hombre trascendente, hecho a imagen y semejanza de Dios, posee derechos inalienables para realizarse en plenitud. Esos derechos espirituales y materiales conforman su dignidad que, para materializarse, debe ser objeto fundamental de la acción de los gobernantes de modo tal que el derecho a la libertad, a la justicia, a la seguridad, a la salud, a la educación, al salario justo, a la vivienda, permitirán honrar a la persona como una creación única e invalorable.

A nadie le debe estar negado el acceso al uso de los bienes, ya sean estos materiales o espirituales. Nuestro objetivo es conformar condiciones políticas, económicas y sociales para que en nuestra amada Patria a ningún argentino le sea vedado el acceso al uso de los bienes.

DE AHORA EN ADELANTE

¿Qué cambió después del 8 de septiembre en la Argentina? Una sola cosa:

irrumpió en la vida política nuestro Movimiento por la Dignidad y la Independencia. Entró sin pedir permiso. Le abrieron las puertas casi 600.000 voluntades para constituir una nueva alternativa que propone un modelo con soluciones argentinas para los argentinos, subordinando la política y la economía al servicio del hombre.

Si quieren ponernos un nuevo nombre, que nos llamen oposición.

Nosotros nos opondremos frontalmente a este modelo que no responde al interés de la Nación ni del pueblo, porque se basa en la entrega de la riqueza argentina y el empobrecimiento de la población, promoviendo sumisión geopolítica, dependencia económica e injusticia social. Aún así apoyaremos todos aquellos proyectos que hagan a la solución de los problemas concretos de la gente.

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Modin. Una patria con Justicia, Dignidad y Libertad