Diario «Extra»30 de marzo de 1992

 

El problema es la dependencia

 

La guerra de Malvinas fue legítima, pero nació de una decisión política errada, porque se aceptó equivocadamente un desafío estratégico en la creencia de que Estados Unidos nos apoyaría o, al menos, se mantendría neutral.

Las Malvinas no son -ni fueron- el principal problema argentino. El problema central de la Argentina es la dependencia. Y el actual gobierno no defendería la soberanía en Malvinas, porque no la defiende en todo el territorio. ¿Cómo va a defender el petróleo de Malvinas -por ejemplo- si está entregando el del continente con la libre disponibilidad del crudo?

Nuestro dilema es cómo hacemos para reivindicar la soberanía en las islas del Atlántico, que incluyen las Malvinas, en los hielos continentales y en la Antártida.

En principio, obviamente, no es una cuestión militar porque la Argentina carece de defensa. El modelo en curso es excluyente y consecuentemente la excluye, como excluye también la educación, la salud, la investigación científica, la seguridad social y la administración de Justicia, entre los deberes fundamentales del Estado.

Las conversaciones diplomáticas tampoco sirven del modo en que se están manteniendo, porque no existe una voluntad política definida y decidida que las respalde.

La vía es hallar el punto de ruptura de la estrategia británica y enfrentar sus intereses con una política exterior coherente, basada en la solidaridad de las naciones latinoamericanas que comparten nuestros mismos problemas.

Entre la no alineación y las "relaciones carnales" con Estados Unidos, la Argentina debe hallar el justo medio soberano que le permita insertarse con dignidad en un escenario mundial que no es unipolar sino multipolar, porque

tiene tres centros de gravitación: Estados Unidos, la Europa unida liderada por Alemania y Japón y sus aliados del Sudeste asiático.

Diez años después de nuestra Guerra de Malvinas, acabamos de importar una guerra extraña, como lo testimonia trágicamente el atentado contra la embajada de Israel, porque el gobierno de Menem intervino en el conflicto de Medio Oriente, convirtiendo a la Argentina en la única nación beligerante de Latinoamérica al enviar naves al Golfo.

Ahora, sin consultar nuevamente al Congreso, envía tropas a Croacia, donde nuestros soldados serán usados como carne de cañón para levantar minas, mientras la diplomacia entrega Lago del Desierto y los hielos continentales.

Los argentinos dejamos la política y las relaciones internacionales en manos de brutos y voluntariosos primero, y luego de inteligentes y corruptos. Y ahora debemos lamentar las consecuencias.

Tenemos que comprender que el sistema somos todos y debemos organizarnos para administrarlo honradamente en defensa del interés de la Nación y la dignidad del pueblo. Ese día podremos hablar con realismo sobre aquel pedazo de Argentina en el que murieron muchos compatriotas a los que hoy rendimos nuestro homenaje.

Para recuperar la Argentina debemos poner el espíritu de Malvinas al servicio del proyecto nacional.

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Modin. Una patria con Justicia, Dignidad y Libertad