CARTAS de  SAN ANTONIO M. ZACCARIA
Fundador de los Barnabitas,
         de las Angélicas y los Laicos de San Pablo 
CUARTA CARTA (16 de enero de 1534)

Advertencia:

Antonio María escribió esta carta cuando sólo habían transcurrido quince días desde la muerte del P. Fray Bautista de Crema. Transpira y centellea todo el afecto y devoción por ese guía y modelo inolvidable. Para él y toda la pequeña corte de Guastalla, Fray Bautista es, sin más, *nuestro Padre+. Al que fue por varios años el gran impulsor espiritual en toda la comarca no hay necesidad de nombrarle para que sea reconocido. Le reemplazará en el cargo el mismo Antonio María, como lo va a demostrar esta carta de dirección espiritual a uno de los mayordomos de la Condesa Torelli.

, )Ha dejado un vacío de muerte Fray Bautista?

, Es preciso colocar toda nuestra confianza en Dios.

, Único camino seguro: el de la Cruz.

Destinatario

[54]{47} A Juan Santiago Piccinini, hermano mio en Cristo, que se aloja en la casa de la condesa de Guastalla, cerca de San Ambrosio, en Milán.

 

J. XC. +

[56] Querido Hermano en Cristo, salud.

Motivo de esta carta es el de saludar a usted y, a la vez, decirle, en nombre de nuestro Padre, que los dos no debemos angustiarnos por las cargas que nos toca llevar en la actualidad o más adelante; ya que más que nosotros, es él quien carga con ellas. Verdad es que a nuestro Padre jamás le gustaron los perezosos y cuantos no quieren ayudarse por sí mismos. Por esto no debemos faltar a nuestro cometido, ya que de lo restante se hará cargo el Crucifijo, o directamente o por medio de nuestro Padre. Esto no debe maravillarnos, por grande que sea, considerando que nada es imposible a Dios; y, además, )no lo tocamos a diario con la mano que así es?

De lo cual basta, porque pronto lo oirá todo de palabra, aunque no nos conviene, ni a usted ni a mí, [57] que andemos demasiado ansiosos por conocerlo. Antes bien, )qué digo? No es suficiente y sobrado que marchemos por el camino de la Cruz; {48} porque entonces nos es suficiente saber distinguir entre la virtud y el vicio; entre lo que hay que hacer y lo que hay que dejar. Por el resto, apaguemos toda curiosidad vana y pongamos mano a la obra.

Tengo entendido que usted no anda tras semejantes preocupaciones, y hace bien. Mas si yo le hablo así, es para que, como estamos todos al tanto del problema, lo esté usted también, en parte por lo menos.

Sobre este argumento nada más le diré. Sólo quiero añadirle que las cartas que le escribo son solamente para usted: guárdelas sin mostrarlas a nadie.

Si acaso el médico don Jerónimo le entregara una carta para mí, enciérrela en otra de usted y envíemela. Ponga atención en entregarla a mensajeros de confianza, de quienes estará usted bien seguro que me la van a traer; caso contrario, mejor será que la guarde hasta que encuentre un portador a propósito.

Encomiéndome a la señora Condesa, a Angela (Negri), [58] a Porcia (Negri), a su hermana (Virginia Negri) a Catalina Candiani y a todas las demás.

Envío saludos a don Jaime Antonio (Morigia) y a don Francisco Grippa, de parte de todos.

Guastalla, 16 de enero de 1534.

Su hermano en Cristo,
 

ANTONIO MARIA ZACCARIA
Sacerdote