Red Nacional de
Investigadores en Comunicación
III Jornadas
Nacionales de Investigadores en Comunicación
"Comunicación: campos de investigación y
prácticas"
MODERNIDAD Y COMUNICACIÓN EN EL POZO DE JUAN CARLOS ONETTI
Mario Fabián Maure.
Este trabajo tiene como propósito reflexionar sobre algunos aspectos de la crítica que la modernidad realizó sobre sí misma desde el arte y la literatura, a partir de la indagación de textos de Juan Carlos Onetti.
También, y quizás no explícitamente, sobre ciertos aspectos que una teoría de la comunicación regida por la racionalidad instrumental, dejó de lado en nombre de la eficacia comunicativa.
En última instancia la propuesta de lectura que aquí se hace de los textos onettianos está ligada a una preocupación política: la de la necesidad de repensar parámetros de organización social en sociedades técnico-informativas, cultural y políticamente regresivas.
Onetti vivió entre los años 1909 y 1994. Su obra publicada abarca los últimos sesenta años, razón por la cual podríamos considerarla un lugar propicio para explorar las huellas de la modernidad crítica en Latinoamérica.
La hipótesis en la que se centra este trabajo es que la fuerte crítica al paradigma moderno hecha por Marx, Nietzsche y Freud, es decir a certezas modernas tales como sujeto, objeto, conciencia, verdad, progreso, fue opacada por el avance espectacular e inédito de la técnica (especialmente de tecnologías bélicas), produciendo esa fuerte decepción encarnada por el existencialismo.
Escritores como Onetti, ubicados por la crítica literaria dentro de esta corriente, se interrogan, através de la figura de la transgresión, acerca de los límites éticos en una época sin certezas.
La transgresión, que no puede prescindir de la norma para existir, aparece como la perpetua impugnación de lo decible, de lo codificado definitivamente. En los textos de Onetti, se da tanto en la forma como en el contenido ( en la ruptura con las convenciones literarias rioplatenses y en las temáticas relacionadas con la perversión y la marginalidad), y esa destrucción de valores producida por la mirada diferente en el mundo diferente, revela a la realidad como un hábito de la percepción, y por lo tanto como susceptible de ser cambiada. Decimos, en definitiva, que Onetti, al inscribir en la obra misma la interrogación sobre lo que la obra debe ser, hace de la destrucción de las convenciones el modo de enunciación plástica, por una parte, y por otra elimina la ilusión naturalista de lo real.
Utilizando la noción de principio constructivo de Tinianov y algunas herrramientas de la semiótica narrativa puede llevarse a cabo la tarea de determinar los posibles sentidos de la transgresión en los textos de Onetti.
Por un lado, la relación que dicho principio establece con las series constitutivas del texto literario (lengua, ideologías, formas de percepción y conciencia, prácticas culturales, etc.), la forma en que el texto está construido, en definitiva, pone de manifiesto elementos relacionados a la crítica de los "filósofos de la sospecha" al paradigma moderno (sociedades atravesadas por el antagonismo de clases, sujetos que se desdoblan, hechos construidos con múltiples versiones, relatos sin cierre definitivo, límites difusos entre sueño y realidad), y por otro, los efectos de la modernización sobre los sujetos.
El esquema narrativo recurrente en los relatos del escritor uruguayo podría sintetizarse como Aparición de lo extraño- Reconstrucción- Cierre. En efecto, en dichos relatos, se da en general, la llegada de algo o alguien extraño que altera el orden establecido, la investigación o reconstrucción de los desplazamientos de lo extraño, hecha por el narrador a través de las múltiples versiones del hecho, y, finalmente, el cierre, que a diferencia de los relatos policiales, no llega a ninguna verdad definitiva de lo sucedido, sino a otra cosa, que no se encuentra al final del relato, sino en su discurrir -única finalidad- del mismo.
Este esquema narrativo presenta a la escritura de Onetti, como un lenguaje que indaga las zonas de la realidad deshechadas por la racionalidad positiva: lo ambiguo, lo absurdo, lo siniestro, pero que busca además, y paradójicamente, un núcleo pleno de sentido, un absoluto. Tal como lo señala Josefina Ludmer
Ese mundo diferente, el mundo de la diferencia, es en Onetti, al mismo tiempo, el tema constante de su escritura y su escritura misma. Narrar es investigar "el otro espacio", que es el espacio de la literatura: narrar es investigar (en) la literatura. 1
El principio constructivo, es además el espacio apropiado para indagar las relaciones entre literatura y sociedad, y puede aproximarnos a las respuestas que intentaban dar las sociedades rioplatenses sometidas a los procesos de modernización desde el Estado a interrogantes tales como la identidad y la normatividad.
El complejo proceso iniciado por países como Argentina y Uruguay desde el ingreso al mercado mundial como exportadoras de carnes y granos, con el predominio de burguesías agroexportadoras incluyó a otros como las políticas de alfabetización e inmigración. Fue profundizado con el desarrollo de industrias sustitutivas de importaciones, debido a las dificultades para mantener el intercambio con la Europa en guerra, lo que favoreció, entre otras cosas, el crecimiento del sector de la burguesía ligado a la industria y las migraciones internas hacia las ciudades, que crecieron explosivamente. Esto, junto a la modificación de las relaciones del Estado con la economía y la política, el impulso estatal al desarrollo de los medios de comunicación en la búsqueda de la integración nacional y el ingreso de los sectores medios y populares a la vida pública, organizan una nueva escena enmarcada en grandes conflictos mundiales, que van a poner en cuestión el tema de la racionalidad.
Escritores como Juan Carlos Onetti, en el marco de esta situación, van a lanzarse a la búsqueda de un lenguaje que rompa con las identidades ficticias impulsadas desde el Estado, y representativo de los nuevos fenómenos políticos, económicos, sociales y culturales, indagando en aquellas realidades que la racionalidad positiva dejaba en sus márgenes como ámbitos improductivos.
Ante el panorama que el capitalismo avanzado y el desarrollo de la técnica ofrecen-tedio y un pasar lo mejor lo mejor posible para algunos, pauperización absoluta para otros; sustitución de la experiencia humana por la acumulación y manipulación de información - hemos intentado aquí revalorizar la experiencia de negación y el deseo de absoluto de corrientes modernas como el existencialismo. A nuestro entender, no debería considerarse a estos aspectos como residuos regresivos, sino como la capacidad de diferenciarse de las objetivaciones.
Interpretar nuestra época como proceso global de afirmación de fuerzas impersonales que siguen la lógica de reproducir infinitamente la espiral producción- consumo, significa renunciar a todo proyecto con capacidad de contener y orientar tal proceso de modo de evitar su potencial destructividad.
La ética fue definida por Wittgenstein como el "abalanzarse absolutamente desesperado del lenguaje"2 , es decir, como negación de lo codificado y determinado, como apertura hacia lo no dicho e indeterminado. Este carácter absolutamente desesperado con que Wittgenstein elige y sitúa la relación con el lenguaje, tiene resonacias, para nosotros, con el que existe en la literatura de Onetti. Una desesperación, que sin embargo, no lleva a la renuncia, sino que es vivida como perpetua impugnación de lo decible.
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNCuyo. Centro Universitario - Parque General San Martín. CP (5500) - Mendoza. Fax: 061-381347. Tels: (061) 234393 / (061) 257701 [int. 2024]