Red Nacional de
Investigadores en Comunicación
III Jornadas
Nacionales de Investigadores en Comunicación
"Comunicación: campos de investigación y
prácticas"
LA NECESIDAD DE POSICIONAR un DIMENSIONAMIENTO INTEGRAL DEL COMUNICADOR SOCIAL
- Apuntes para la construcción de un perfil profesional-disciplinar, integral y equilibrado
Desde mi posición de estudiante de las Ccs. de la Comunicación Social, próximo a graduarme, y novato investigador que desea aprender y aplicar cada vez mejor sus conocimientos, reconociendo que cualquier trayectoria ambiciosa es sacrificada y cargada de obstáculos, a la vez muy entusiasmante y partiendo de una modesta, pero válida experiencia profesional al menos en general, siento la necesidad de compartir en este foro una apertura al replanteo de la formación de una nueva conciencia profesional. Por todo ello, para comenzar, me permito reemplazar algunas palabras del prólogo de un libro de una de las áreas de la disciplina para tomarlo como recurso movilizador de la idea que deseamos sea debatida desde la comparación con otras realidades profesionales.
A pesar de gozar hoy de reconocida importancia, presencia y debate en el mundo de este fin de siglo como disciplina institucionalizada en los ámbitos académicos y de investigación, como este foro que nos nuclea, la comunicación social es generalmente desconocida o apenas vislumbrada con adecuada precisión en sus alcances profesionales compatibles con el lugar en el que se ve ubicada por la sociedad, a la par de su histórica conformación a través de una rica tradición de reflexión. Podríamos partir de una hipotética evidencia del problema haciendo algunas arbitrarias comparaciones de sentido común nacidas de la vida cotidiana de nuestra comunidad, que sorprendería a propios y extraños.
Es posible afirmar que "tenemos ideas mucho más claras acerca de lo que esperamos y nos ofrece, por ejemplo, un médico, un arquitecto, un contador o un verdulero. No cabe duda que en estos casos estamos hablando de salud, construcción, dinero y comida. Estamos hablando de necesidades humanas. Estamos hablando sobre actividades que han ido evolucionando, clara e históricamente, en relación con estas necesidades y con el desarrollo socio-económico, y que tienen un lugar conocido y preciso en nuestras estructuras sociales.
En cambio no sucede lo mismo "si digo <<soy un comunicador social>>, la reacción, más frecuente es: <<¿Qué es eso exactamente?>>. Un médico o un verdulero no recibirían esta reacción, aunque es posible que la gente les pregunte acerca de la clase precisa de trabajo dentro de la medicina o el comercio de verduras".
Así comienza el prólogo escrito por Peter Kneebone al libro de Jorge Frascara sobre "Diseño gráfico y comunicación", obviamente salvando las modificaciones introducidas para tomarlo como ejemplo en
nuestra disciplina. Creemos que esta experiencia de los diseñadores gráficos es válida como ejemplo, al menos desde el ángulo de cómo lograron instalar, con aceptable solidez, la percepción pública de su figura profesional dentro de la sociedad, luego de un esfuerzo colectivo y corporativo de clarificación y legitimación, con relativo éxito en un breve lapso gracias al empeño impuesto. Este es sólo uno de los numerosos casos que en los últimos tiempos han adoptado esta dirección como vía de su presentación corporativa.
En lo que nos concierne directamente a nosotros, conocemos los alcances y la crucial importancia de que goza la comunicación, no solo en cuanto a su recorte informativo -sin dudas el que exhibe el más apabullante desarrollo a través del actual proceso de globalización- sino también respecto de su presencia, con múltiples formatos, en los más insospechados circuitos institucionales, empresariales y comunitarios, desde su acción mediadora en la construcción y la dinámica de la cultura, análisis basado en la tesitura de Javier Fernandez del Moral . El decano de la facultad de comunicación más grande del mundo, perteneciente a la Univ. Complutense de Madrid, propone ambiciosos caminos transdisciplinares, casi ideales, para quienes se aventuran en esta disciplina científica.
La necesidad de reflexionar sobre el rol del comunicador social con formación académica exige que el mismo sea enmarcado en la perspectiva de un desafío plural que como <<experto integral en comunicación>>, tienda a potenciar sus múltiples facetas profesionales, introduciendo perfiles innovadores, que superen los acotados diseños de habilidades y destrezas de un viejo modelo concebido a la medida de la prensa del siglo pasado, totalmente desactualizado ante las globales circunstancias comunicativas de fin de siglo, cambio de paradigmas y explosión de nuevas tecnologías. Todo nos conduce a una puesta en cuestionamiento de estos estereotipos como lo exige el especialista: Prof. Juan Antonio Giner. Él sostiene y reclama, entre otros puntos, que "la especialización significa que los periodistas no sólo hablan con expertos, sino que ellos mismos son expertos". Ampliando este criterio de recorte del comunicador al periodista que define como "el alma de todas las profesiones informativas" -o de la comunicación-, el llamado es trasladable a su núcleo en general, al incluir seguidamente la mención a que "hay que fortalecer el periodismo en lo que tiene de profesión liberal, aunque su ejercicio se preste en organizaciones empresariales", remarcando en otro punto que "por eso necesitan más realismo, mayor capacitación gerencial, y una especial sensibilidad para descubrir las necesidades
del público" -y podríamos agregar la comunidad como dimensión holística-. Esta idea es reforzada incluso en el plano más existencial y mundano al afirmar "debe ser uno de los profesionales mejor retribuidos del futuro".
Nuestra profesión está buscando clarificar cada vez más su identidad y la autoconciencia de sus capacidades, es decir su especificidad y que la misma sea ofrecida de manera explícita a la sociedad a quien presta su servicio, a través de sus acciones profesionales, desde sus alcances y limitaciones, aprovechando en plenitud las bondades de esta disciplina. Es apremiante provocar la apertura de un espacio de reflexión que, desde todo lo cimentado por la disciplina en los ámbitos académicos, pueda proyectarse y articularse ampliamente en la realidad profesional, incluyendo el ejercicio de los ámbitos tradicionales vigentes, paralelamente a la conquista de nuevas áreas de aplicación o análisis de otros escenarios hasta el momento no considerados como propios. Acorde a la posición de Jesús Martín-Barbero al establecer la iniciativa de hurgar en una redefinición superadora de los erróneos presupuestos vigentes ejerciendo una ruptura uniforme con el "comunicacionismo", el "mediacentrismo" y el "marginalismo de lo alternativo".
En este horizonte se deben solidificar las bases de una nueva percepción por parte de la sociedad, y autoconciencia de los especialistas involucrados, de su rol y sus competencias, para así instalar y legitimar eficazmente la imagen de su visión sistémica-interdisciplinar y la destreza profesional que esa novedad profesional trae a la palestra; y de este modo PODER GARANTIZAR, con suficiente fuerza, LA CALIDAD DE UN IDÓNEO-EXPERTO; simultáneamente en variadas líneas de acción:
- en el acercamiento de soluciones a través de programas e implementación de diversas políticas y diseños de comunicación,
- la consolidación de un management de medios, especialmente en la redefinición de sus estructuras respondiendo a la tendencia por la que atraviesan en la actualidad,
- presentación de mensajes en todos los formatos hoy existentes y los que se puedan llegar a generar,
- investigaciones de campo en las mas variadas esferas, etc.
- ESTAMOS EXIGIDOS EN ALGO MÁS QUE SABER INSERTAR UNA IMAGEN INSTITUCIONAL, CONCRETAMENTE ESTAR NOSOTROS INSERTOS COMO EXPERTOS-ANALISTAS-ESTUDIOSOS Y PRODUCTORES INTEGRALES DEL FENÓMENO COMUNICACIONAL construyendo confianza en nuestras acciones como verdaderos profesionales a los que se les conoce qué se le puede exigir y qué están en condiciones de brindar.
Sabiendo la saturación del ámbito periodístico, las condiciones de competitividad desnaturalizadas en buena medida, este ejercicio prioritario de los profesionales de la comunicación social, conduce a reclamar
dentro y fuera de su espacio, la apertura estratégica de nuevos circuitos de acción profesional. Quizás habría que profundizar la conocida figura del generalista en comunicación, agudizando la interdisciplinariedad de este perfil, que permita una mayor flexibilidad en el ejercicio profesional rentado, tal como ya lo ha conquistado en el campo académico con sus innumerables aportes en vastos temas del saber y de la realidad. En definitiva se trata de equilibrar el desfasaje que se puede percibir entre el complejo universo de saberes teóricos acumulados y su mínima proyección al campo de su instrumentalización práctica. Así se avanzará también en una interacción retroalimentadora de dos facetas disciplinares, que a nuestro entender, exhiben alguna cuota de divorcio, marcando puentes reales hacia la excelencia buscando la construcción de un firme consenso en esta labor. Este es un intento de dejar un aporte a una acusiante demanda, en buena medida como respuesta a un vínculo jerarquizado de la disciplina con el mundo laboral.
Hacemos constar la existencia de escasas definiciones de lo que es en sí un comunicador, al menos desde un paradigma de la conformación de su rol social-profesional flexible, reconocible y abarcativo en la delimitación de su campo de ejercicio remitido a lo sedimentado en su faz académico-disciplinar. Descontamos las numerosímas conceptualizaciones que sí se han elaborado sobre la disciplina propiamente dicha, pero notamos el vacío de un delineamiento irrenunciable por parte de los referentes en ambas áreas, que al menos representa un grave síntoma de la crisis de identidad que afrontamos. Tomamos sí el pensamiento que al respecto Gerhard Maletzke, quien también resalta la creciente especialización profesional de los comunicadores que se viene observando en los últimos tiempos, pero dichos prácticas individuales no excluyen lo que sostemos, al decir que son pocos "los estudios que se ocupan exclusivamente, de modo muy generalizado, del informador, sin miramiento al alto grado de especialización, que podrían contribuir a la comprensión de estos problemas"; y a continuación ve que "valdría la pena también analizar la profesión con respecto a las condiciones particulares bajo las cuales trabaja hoy en día el comunicador". Rescatamos otra sus facetas que se pueden contemplar en nuestra tesis, es la función del comunicador como "funcionario de producción, que en su condición de integrante altamente especializado de un grupo funcional tiene que desempeñar una tarea parcial dentro de los límites a él asignados". Finalmente su idea de comunicador para la comunicación social como "toda persona o grupo que participa en la producción de mensajes públicos destinados a la difusión , sea de modo creativo-configurador, sea de modo selectivo o controlador"; se aproxima a la nuestra, excepto, por su remisión a los medios, que entendemos un recorte impertinente.
- La cuestión de la profesión en sí:
Siguiendo a la Dra. en Comunicación, Ma. J. Lecaros, podemos sintéticamente tipificar al profesional como "alguien que dice públicamente que sabe hacer algo". Entrando en mayor detalle, y tomando un sentido amplio, se puede acotar por un lado, que eso que hace es su principal actividad -diferenciándose del amateur-, por otro lado que su actividad la realiza regularmente, y finalmente, que por ella recibe una remuneración. Pasando a una descripción más estricta, agrega que gracias a su destreza para ejercer un trabajo específico se inserta de una manera particular en la sociedad.
Al mismo tiempo, desde una perspectiva ética y moral, lo recubre de responsabilidad ante la misma de su accionar, quien a su vez le exige que lo efectúe con suficiente idoneidad, dedicación y sinceridad, aplicando los conocimientos y métodos generados por cualquier disciplina en torno a su objeto constituyente. Por último, no puede quedar fuera de este abordaje, aunque no pretenda ponerse énfasis en este aspecto, la inclusión de la propia dimensión de servicio en orden al bien común que garantiza la convivencia y la solidaridad.
Retornando al núcleo de nuestra preocupación, en base a la Prof. Lecaros, compartimos el diagnóstico que al profesional la sociedad lo reviste de una identidad propia, principalmente expresada por la adecuación del nombre con el cual se lo denomina, conducente al reconocimiento pleno de su actividad. También le otorga una determinada personalidad, esto es un modo específico, particular, único y hasta exclusivo, de ver y actuar sobre la realidad social. Paralelamente, le añade una posición social prefijada y un estatus acorde al nivel de sus responsabilidades, demandas y exigencias.
Reafirmando lo desarrollado hasta aquí, estamos en condiciones de conceptualizar, en primer término lo que se entiende por profesión la "capacitación racional y sistemática para desempeñar actividades humanas, respondiendo a las necesidades sociales", por lo que se denota su proceso de adquisición -racional y sistemático- como su fin -responder a las necesidades sociales-. En segundo lugar, si nos remitimos a considerar los alcances éticos de la figura de un profesional, nos hayamos ante un "sujeto de responsabilidad moral que con sus actos persiguen fines". Por otra parte, para este llamamiento hay que convocar la decidida exigencia del mundo-mercado con su reclamo de profesionalismo, tomado como la cualidad que se orienta a resaltar el espíritu, interés, seriedad y solvencia con que se aprovecha una profesión surgida de cualquier disciplina, mediante la cual quien la ejerce puede obtener buen rédito.
Referenciados en Max Weber, impulsor de la constitución de las profesiones modernas que la caracterizaba como un "proceso de racionalización de las prácticas y de la vida social en todos sus niveles"; nos arriesgamos a refrendar esa descripción, diciendo que un buen profesional lo es acabadamente, cuando tiene la capacidad de poder minimizar y controlar sus acciones, tendientes a evitar eventuales desvíos y/o correcciones al haber sido planificadas y sopesadas adecuadamente las mismas, y que deja su "sello" en las tareas específicas que le compete afrontar al instrumentar los medios idóneos.
- La razón de ser del comunicador social: más allá y más acá del "academicismo" y del "tecnicismo"
Remitiéndonos a lo enunciado por Ortega y Gasset, en su obra "El libro de las misiones", encontramos en el apartado sobre la universidad, que además de abogar por una orientación hacia el pensar la cultura y formarse en ella desde el humanismo en cualquier disciplina, también tiene como actuales funciones básicas la enseñanza de las profesiones y la investigación científica. Sobre el final de dicho apartado es tajante al decir que "la profesión, que después de la cultura es lo más urgente, se deja a la buena de Dios" en los universitarios.
En idéntico sentido, recuerdo las palabras de la Prof. en filosofía Susana de Rucci de mi universidad, que cuando ingresáramos nos dijera sobre la universidad, que "tiene la histórica misión de formar profesionales para servir a la sociedad como tales, como también el deber de investigar y forjar ese espíritu en los estudiantes". Consideraba que ello tiene que manifestarse simultáneamente, a través de una preclara "conciencia de su servicio-misión-compromiso-responsabilidad social", para nosotros traducido esto en el logro de la formación de <<profesionales universitarios-universitarios profesionales>>, y desde esta base disponer de una actitud y capacidad de ser "hombres inquietos, empedernidos, eternos e insaciables buscadores de la verdad". Porque, según sus palabras, "por un lado, la esencia de la universidad, su fin, su contenido y problemática es la totalidad de la realidad; comprendiendo el trabajo tendiente a descubrir lo universal, lo abarcativo, la síntesis del saber humano"; y por otro lado, su significación social es "dar elementos y ayudar a discernir, separar lo sustancial de lo accidental, el ser del parecer".
Somos concientes de que las profesiones son instituciones históricamente situadas, por lo tanto en permanente evolución, la cual puede y debe, según vimos demostrando, ser encauzada y orientada. Compartimos el pensamiento que toma "a la profesión como un campo, que tiene límites, es decir, la capacidad de
producir e imponer las normas de su producción y los criterios de evaluación de sus principios y productos
-que- conlleva en un primer momento la delimitación-exclusión que distingue profesionales y no-profesionales"; -por lo cual- podemos acordar que en el campo académico-profesional, la constitución de especialidades y carreras supone siempre la constitución de un grupo de especialistas que reivindican el dominio de un corpus de normas y de saberes explícitos, deliberadamente sistematizados -las disciplinas- en el marco de instituciones socialmente encargadas de reproducirlos mediante una acción pedagógica expresa -currículo-".
Mi incipiente experiencia me lleva a simplificar los perfiles que se ofrecen en muchas facultades e institutos de formación superior de comunicadores, entre los cuales, se puede decir que algunos enseñan con mayor énfasis el qué del periodismo y del comunicador social como disciplina y un poco menos como profesional, faltando en ambos ámbitos una mayor conciencia crítica y cuestionamiento constante para el fortalecimiento y renovación de los dos sectores. En otras facultades e institutos se avanza en el cómo en el mero campo del "tenicismo" o destreza práctica de las habilidades de operación de herramientas técnicas. A veces se avanza en el por qué, pero básicamente lo que falta es una mayor conciencia del para qué; un deber ser, un mínimo rigor intelectual de lo que se debe hacer, respaldados por una hermeneútica-fenomenológica del cómo se puede hacer también para mejorar y aplicarlo precisamente con sus cualidades y características propias. Así podrán crecer paralelamente tanto los profesionales como la disciplina, en la esfera de investigación misma y su puesta en servicio de la comunidad.
Hay una carencia que se debe superar, y que se ubica a mi entender, en profundizar el para qué y el cómo identificado en una perspectiva desde donde se jerarquice y apunte a alcanzar la calidad total en la formación superior, que sea a la vez una cualidad diferencial respecto de la mera adquisición de experiencia por la lisa práctica, allí se debe palpar ese valor agregado que debe dejar el paso por la instancia final de la educación formal.
- Consideraciones finales en orden a nuestra perspectiva:
Quiero cerrar mi exposición con una idea perteneciente a Federico Mayor, extractada de un artículo denominado "Reinventar la prensa", aparecido en El correo de la UNESCO del mes de febrero de 1995, dedicado por completo al fenómeno de la globalización y las nuevas tecnologías de la comunicación, después de argumentar la incidencia y conflictividad de las nuevas tecnologías en la sociedad y en su aplicación a las tareas del periodista, lo cierra sintetizando el espíritu del título para una misión que se enrola en nuestra perspectiva: "Reinventar, muy a menudo, es saber redescubrir la fuente y la semilla; es atreverse a plantar el grano con el gesto decidido y lúcido del sembrador, en el campo de nuestro futuro común, al que sólo da sentido
el propósito de compartir". En nuestro caso añadimos una acotación que profundiza nuestra intención, que es haber compartido y dejado en Uds. la posibilidad de deliberar sobre esta tarea colectiva en la que nos debemos embarcar con la sana ambición de mejorar nosotros mismos y nuestro propio trabajo, siendo acabadamente idóneos y concientes de la responsabilidad que implican nuestras intervenciones en la realidad cotidiana.
Para terminar, aprovechando la presencia de destacados especialistas, quiero mencionar la investigación en la que me hallo abocado. Se trata de un estudio con carácter de relevamiento, sobre el aprovechamiento integral de las presentaciones institucionales en la WWW de Internet de las universidades para analizar y diagnosticar su faz comunicacional en orden a sus niveles de excelencia y grado de efectividad comparando distintos ámbitos, desde el aprovechamiento local y nacional, pasando por Latinoamérica, como también en el Hemisferio Norte -Europa, EUA y Canadá. Particularmente en este sentido estoy estableciendo diversos contactos por este mismo canal con quienes están vinculados o interesados a la temática para conocer sus opiniones y sugerencias respecto al enfoque que le di a mi objeto de estudio. Previo a este trabajo había realizado un enriquecedor seminario de investigación disciplinar grupal sobre las potenciales transformaciones socio-culturales que acarreaba la aparición de Internet en el horizonte del universo comunicacional y político.
Justifico dicha investigación en el marco de una apertura académico-profesional a esta herramienta de publicación electrónica y de difusión a escala global de información, presenta un potencial y cualidades que no han sido suficientemente estudiadas en los ámbitos académicos, y mucho menos se ha buscado amalgamar los diferentes enfoques aislados y fragmentarios que hasta hoy se observan para la implementación de esta nueva forma de comunicación. Básicamente consideramos que las páginas Web son una "forma de comunicación" y que "contienen información", por lo tanto, reclaman la atención de especialistas en esta materia, rol al cual están llamados los expertos en Ciencias de la Comunicación Social, tanto en su faz disciplinar, como profesional, idóneos integradores de las diferentes estrategias de comunicación. Remitiéndome a la presente ponencia, esta investigación busca atender un nuevo sector comunicacional, considero que estamos en condiciones de satisfacer por el mencionado perfil interdisciplinar y una visión integradora-sistémica de todos los requisitos y demandas de cuantos participan en la dinámica de los procesos de comunicación social actuales.
Mencionar a quienes colaboraron con sus comentarios, sugerencias y correcciones para que mis ideas sean más ricas y claramente expuestas, ellas son: la Lic. en Lingüística Evangelina Simón de Poggia, la Lic. en Ccs. de la Educación Elisa Sarrot de Budini, y los Lics. en Com. Soc. Liliana Barotto y Horacio Robustelli, y a mi mamá, Ma. del Carmen Villaverde. Gracias.
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNCuyo. Centro Universitario - Parque General San Martín. CP (5500) - Mendoza. Fax: 061-381347. Tels: (061) 234393 / (061) 257701 [int. 2024]