Red Nacional de Investigadores en Comunicación

III Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación
"Comunicación: campos de investigación y prácticas"


 

Un horizonte cargado de presente

Juan Manuel Giménez

bipopar@satlink.com.ar

Comunicación y aposición en el espacio social

Introducción

Actualmente son muchas, diversas y vertiginosas las transformaciones que la sociedad actual experimenta atravesando todos los ordenes de la vida: laboral, cultural, social, etc.; planteando transiciones de formas que ya no contienen el desborde que estas transformaciones provocan con su emergencia. Temáticas tales como la redefinición global del trabajo -tecnología mediante-, la diversidad cultural, la exclusión social, etc. plantean severos problemas y conflictos por el reconocimiento del otro (en su doble sentido: que me reconozca y que pueda reconocerlo). Habitualmente resumimos estos procesos de turbulencia social con la noción de crisis y en general se reconoce como uno de los núcleos centrales a las indagaciones que versan sobre la constitución de identidades sociales .

Obviamente, esto complejiza, dificulta y conflictúa las relaciones que los hombres establecen entre sí y la forma en que producen el orden social.

Este problema profundo de relación del yo con el otro, de un nosotros con un ellos, señala directamente nuestro campo académico y profesional: La comunicación.

Es decir, cada vez que nos encontramos con una palabra que decir; con una pregunta que formular; con una idea que anunciar o discutir; con una imagen que presentar/mostrar, etc. nos encontramos en el orden de lo comunicacional. Estamos, lo manejemos consciente -estratégicamente- o no, constituyendo nuestra (de nuestra comunidad, organización, empresa, grupo, ciudad, etc.) identidad, nuestros deseos, nuestros objetivos, nuestra forma de pensar las cosas, nuestra forma de considerar al otro (público, empleado, cliente, ciudadano, compañero político, socio, vecino, etc.). Este encuentro (desencuentro) con el otro, se realiza cotidianamente en el espacio social que se construye en sociedades cada vez más heterogéneas y complejas. Sobre el funcionamiento (sus dispositivos, sus dimensiones intervinientes, sus diferentes arquitecturas de poder, etc.) de este espacio es desde y sobre lo que los comunicadores/comuniólogos articulamos nuestros estudios, prácticas, investigaciones y nuestras reflexiones teóricas.

 

Comunicación/Cultura: los procesos significantes

Ahora bien ¿qué significa trabajar desde y sobre la materialidad siempre inestable del reconocimiento recíproco?.

En un artículo que pioneramente abre nuestro campo a dimensiones que hoy recién están sedimentando en programas de trabajo, Héctor Schmucler planteaba el espíritu de un espacio teórico cuya articulación a las prácticas sociales no fuera la aplicabilidad externa e instrumental que una cierta racionalidad hegemónica pretende instituir.

"La relación comunicación/cultura es un salto teórico que presupone el peligro de desplazar las fronteras. Pero, justamente, de eso se trata: de establecer nuevos límites, de definir nuevos espacios de contacto, nuevas síntesis. En vez de insistir en una especialización reductora, se propone una complejidad que enriquezca. Nada tiene que ver esto con la llamada interdisciplinariedad que, aún con las mejores intenciones, sólo consagra saberes puntuales. Se pretende lo contrario: hacer estallar los frágiles contornos de las disciplinas para que las jerarquías se disuelvan. La comunicación no es todo, pero debe ser hablada por todas partes; debe dejar de ser un objeto constituido, para ser un objetivo a lograr. Desde la cultura, desde ese mundo de símbolos que los seres humanos elaboran con sus actos materiales y espirituales, la comunicación tendrá sentido transferible a la vida cotidiana."

Asumimos la vigencia de este horizonte teórico no sólo en la medida de postulado teórico sino que también en su condición de horizonte. Si entendemos que cuando percibimos un horizonte, el mismo está dentro de la mirada, es su norte constituyente. La comunicación no solo deja de ser objeto, sino que su objetivo es un lograrse en el desarrollo mismo del proceso. La comunicación no es sino práctica. De esta forma no hay transferencia posible de la comunicación, la comunicación construirá (su) sentido en la vida cotidiana, en ese mundo de símbolos que llamamos cultura.

Este mundo es la fuente de todas las formas de reconocimiento, es el campo en donde todas los espacios relacionales y las distintas posiciones que los constituyen adquieren forma, es decir una determinada existencia.

Entendemos que al investigar, reflexionar y operar sobre el funcionamiento del espacio social en su dimensión simbólica -es decir, en tanto que significa para los sujetos que en él actúan- constituye una actividad que lejos de renunciar a la materialidad de la estructura social, nos presenta una dimensión específica de lo concreto de las estructurantes relaciones sociales que precisamente señala el lugar del encuentro con el otro: lo comunicacional.

Para Michel de Certeau este es el aspecto primordial de lo comunicacional:

"El carácter más evidente de la comunicación es su extrema necesidad: sola hace posible la vida del individuo, es decir, el aprendizaje constitutivo de la naturaleza humana y la inserción de lo viviente en estos múltiples sistemas de interacción que hacen posibles, para los grupos y para el conjunto del cuerpo social, tomar forma e identidad."

 

En este encuentro se abre un hiato de indeterminación que es inexorable para pensar y actuar la dinámica incierta, viva de toda cultura.

Entonces, la tarea es, como propone Jesús Martín Barbero, pensar la comunicación desde la cultura, o, lo que es lo mismo, asumir la tematización de las mediaciones que articulan las prácticas de comunicación con las dinámicas culturales.

Esta empresa, ardua y escurridiza procura ir reconstruyendo cómo el conjunto de significaciones que los sujetos construyen y confieren, instituyen el espacio en el que los mismos sujetos se mueven.

Es suficientemente claro también como Clifford Geertz retomando a Max Weber caracteriza, desde otro lugar, la propuesta.

"... el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones."

 

En este marco, todo hecho significante es un fenómeno cultural que afecta necesariamente a los sujetos que participan de esa cultura. El proceso comunicativo como instancia en la que estos fenómenos se producen y desarrollan implica también necesariamente la participación de dichos sujetos, poniendo en juego sus dispositivos de preciación, apreciación y acción.

Dicho más apropiadamente, la significación no es la propiedad de "las cosas" sino la constitución de las mismas en relación a... un sujeto, independientemente de la conciencia que este sujeto tenga de tal proceso.

Comunicar entonces es la manifestación de valoraciones sociales que los sujetos a través de sus habitus ponen en práctica. Podemos decir que, en cierto sentido, la que comunica es la posición que estos sujetos adoptan frente a estas valoraciones en el espacio social.

Siendo así, cuando nos planteamos problemas desde el campo comunicacional lo hacemos desde este horizonte de mirada. Nuestra preocupaciones, proyectos de estudio, y haceres no están dirigidos solamente al origen y al contenido de los mensajes sino, más bien a la posición siempre relativa a... en un proceso de comunicación; que es donde precisamente, el origen, el mensaje, sus efectos, los problemas de la codificación, del poder, de la recepción etc, adquieren sentido.

 

 

 

Comunicación/política: los imaginarios sociales

El proceder y la constitución del sujeto y su encuentro con el <otro> en el espacio social implica una permanente tensión por la asignación de sentido.

Si miramos bien, observamos toda la arquitectura de poderes, de trazados, de prácticas, de intercambios, de conflictos, etc., que siempre se está levantando en estos procesos que se dan en espacios de simbolizaciones.

Sergio Caletti lo enuncia de la siguiente manera:

"La definición del propio lugar en el espacio social implica a la vez una definición del campo de relaciones en el que el actor se percibe y también, implícitamente, el sistema de complicidades, antagonismos, cercanías y distancias que organizan en principio sus disposiciones a la participación y sus estrategias generales en ese mismo campo"

 

Así, este horizonte (recordemos que el horizonte no está fuera y lejos) restituye un politicidad constituyente a la cuestión comunicacional; y entonces, retomando la propuesta de Pierre Bourdieu de que el espacio social tiende a funcionar como espacio simbólico, es que adquiere relevancia lo comunicacional como campo en donde se juegan (en todas sus acepciones) las significaciones; y las prácticas de la comunicación adquieren pleno sentido inserta en las luchas simbólicas a través de las cuales los distintos sujetos pugnan por dar valor y sentido a las cosas. Es decir, donde se pugna por dar forma común a la existencia común.

A esta altura se nos hace claro la composición activa (en clave productiva o reproductiva) de los sujetos en la configuración del espacio social. Ahora bien, esta composición es alimentada por la dimensión de lo imaginario.

De lo que se trata es de ver cómo los distintos posicionamientos en el espacio social se configuran desde las relaciones imaginarias que los distintos sujetos establecen en el proceso mismo de su posicionamiento. En terminología sartreana, cómo la conciencia imaginante encierra cierta posición en relación a...; y a la vez este acto posicional "está atravesado de una a otra punta por una corriente de voluntad creadora".

Podríamos decir, haciendo un cierto abuso de lenguaje, que la inscripción de los distintos posicionamientos en el espacio social viene, en alguna medida, in-formada por estas relaciones imaginarias. O de otra manera, que estas relaciones imaginarias son importantes condiciones de producción del orden social.

Todo lo dicho nos conecta con la complejidad articulatoria entre un orden social y la acción de los sujetos que instituyen dicho orden. Esta dimensión de lo instituido/instituyente presente en toda creación de lo social y que opera a través de los imaginarios sociales nos interesa sobremanera como instancia que todo el tiempo está puesta a jugar en la constitución del espacio social en el que los sujetos se instituyen y por medio del cual son instituidos.

Resumidamente, esta dimensión de lo imaginario opera, a través de innumerables mediaciones, en la configuración de un orden social. Así, desde ya, el ordenamiento social deja de ser considerado como un orden natural (como un estado sustancial de las cosas al cual subordinarse y vivirlo) o, como un orden impuesto (por los ordenadores de turno y al cual también, inexorablemente someterse) para abrirse a una noción poietica fruto de una construcción social en la que los imaginarios instituyen históricamente las formas de la sociedad. Castoriadis sintetiza esta idea en una frase, "Apoyarse en lo mismo para crear lo otro" es la constante operatoria de lo imaginario en el ordenamiento social. Así las normas y reglas definitivas que habría encontrado una sociedad son una "ilusión" porque precisamente la sociedad está en continuo movimiento.

Como dice Roger Chartier en ocasión de un estudio sobre otro período histórico pero que sintetiza lo que hemos querido expresar,

"Se trata entonces de comprender las relaciones que existen entre el espacio social y el imaginario social así como las formas en que los sistemas de representaciones dicen y omiten las mutaciones de una sociedad"

Los quehaceres

Hemos traído aquí, quizá no muy ordenadamente, estos aspectos que a veces son opacados, olvidados o directamente no considerados, y que nosotros intentamos sostener, constituyen condiciones de producción básicas de todo proceso comunicacional, indagar sobre sus formas, sus dimensiones operantes requieren de un profuso campo de trabajo y de estudios y la confluencia de diversas vertientes disciplinares.

Queremos también plantear una serie de quehaceres que lejos de ser los únicos, están en sintonía con las dimensiones invocadas.

Nuestros objetivos se orientan a trabajar sobre los siguientes puntos.

a) De orden epistemológico: sobre la relación que establecemos con el saber; las problemáticas que genera el conocimiento de las prácticas de los sujetos sociales; y la relación que este conocimiento tiene con estas prácticas.

b) De orden metodológico: sobre la búsqueda de herramientas que permitan una captura pertinente y afinada de los datos para el tratamiento de una problemática compleja como es la de la relacionalidad social.

c) De orden teórico: En primer lugar, buscar algunos islotes de supuestos que nos permitan escapar a una serie de dicotomías sobre las que se ha asentado buena parte del trabajo y la reflexión sobre la problemática que nos interesa. Sólo a manera de ejemplo podemos enumerar algunas de distinto rango : sociedad / individuo; teoría / práctica; estructura / acción; objeto / sujeto; exterior / interior; proceso/producto; forma / contenido; necesidad / libertad; razón / imaginación; etc. Racionalidad dualista que, cuando no las separa tajantemente, las disuelve en ideales armonías transparentes, sin reconocer sus tensiones constituyentes. Ahora bien, el objetivo es desde estos supuestos -a buscar-, poder ir avanzando sobre las consecuencias e implicancias en una teoría social que comprenda las problemáticas comunicacionales.

d) De sus articulaciones prácticas: Comprender de este modo el fenómeno comunicacional y procurar acciones tendientes ha incidir en él, implica reconocer la complejidad de procesos de interacción que posibilitan para los distintos grupos (cada uno con sus especificidades) y en última instancia para el conjunto del cuerpo social tomar forma e identidad. Nuestro proyecto tiene como objetivo de orden práctico poder indagar y operar sobre procesos a través de productos.

Conclusión

Si entendemos lo comunicacional ya muy lejos de un mero saber instrumental presto a ser técnicamente aplicado, si tenemos un acuerdo mínimo sobre lo que hemos dicho, coincidiremos que en el presente período, con sus múltiples cambios, la comunicación sin ser todo, "debe ser hablada desde todas partes".

Castoriadis señala como problema central de esta sociedad lo que llama el avance de la insignificancia o lo que es lo mismo, la crisis de las significaciones imaginarias sociales que le asignen algún sentido.

El avance de esta carencia se traduce en el nivel de los procesos identitarios. Allí precisamente, en el punto de encuentro con el <otro>, el lugar del reconocimiento y por tanto de la construcción de un <nos-otros>, de lla construcción de un sentido de pertenencia que torne vivible (con sentido) el mundo, la vida y también porqué no, la muerte.

La ausencia de estos polos identificatorios (de lugares de condensación de significaciones imaginarias sociales que construyan una auto-representación de la sociedad querible) hace que la construcción de la representación de la posición en el espacio social, este cada vez más teñida de indiferencia, desconfianza, apatía, conformismo, etc. Podemos decir que la tendencia es que la representación de posición que se construye es la aposición, lo que significa por definición, sin conjunción.

Si el horizonte (teórico) que configura nuestra mirada presentifica las dimensiones que apretadamente esbozamos, la comunicación será hablada desde todos los lugares desde los que emprendamos nuestra tarea.

Entonces, si comprendemos que lo común de la comunicación hace referencia a este lugar de encuentro (a veces armónico, a veces negociante, a veces antagónico) con el <otro>; si el barro de nuestra actividad son las relaciones (significativas imaginarias) que se producen en este lugar de encuentro; sepamos también que en este barro se amasan "superficies de identificación" a través de las cuales nuevas identidades sociales, en búsqueda de la conjunción de una sociedad querible, pudieran ser constituidas y así invertir la tendencia de la aposición a la toma de posición.

Bibliografía

 

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