Red Nacional de Investigadores en Comunicación

III Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación
"Comunicación: campos de investigación y prácticas"


Hacer la historia: estrategias de la prensa a propósito de los 20 años del golpe

Julia Zullo

1- Introducción

 

¿Se podría pensar en una versión pura y objetiva de algún suceso del pasado argentino? La respuesta, seguramente es negativa no sólo para la historia argentina y no sólo para un analista del discurso sino también para cualquier científico social. Los relatos y las lecturas acerca del pasado suelen tener una "marca de época" que los caracteriza y permite agruparlos. Sin pretender entrar en debates sobre historiografía argentina, nos basta recordar que existen historiadores nacionalistas, revisionistas, mitristas, etc. Ahora bien, nos interesa particularmente qué sucede con la historia reciente, con los hechos del pasado que aún no ocupan extensas páginas en los manuales de historia sino que todavía se mencionan, se citan, se aluden en los diarios de todos los días, que están en boca de los políticos, que están en el recuerdo y en los actos cotidianos de muchos sobrevivientes y testigos de los mismos.

Hace un poco más de un año se cumplió el vigésimo aniversario del inicio de la última dictadura militar argentina. Inicio de por sí conflictivo no sólo por sus consecuencias sino también por sus causas. El golpe del 24 de marzo del 76 -y los 8 años de dictadura- conforman uno de esos períodos que aún no están fijados en "la historia oficial". Por ese motivo, decidimos abordarlo desde las herramientas que provee la lingüística y el análisis del discurso. Decidimos relevar ante todo, cuántas versiones del golpe y de la dictadura circulaban en los medios masivos escritos y describir sistemáticamente esas versiones tratando de agruparlas con algún criterio.

Recurrimos, en las etapas iniciales, a la noción de Formación Discursiva en tanto red de discursos que establece un sistema de referencias y valoraciones comunes y al mismo tiempo, marca un núcleo, un límite y una diferencia con los otros discursos en circulación. Como hipótesis previa al trabajo pensamos que el análisis del corpus nos permitiría incluir las distintas variantes en una o a lo sumo dos formaciones discursivas. Sin embargo, el análisis reveló resultados bien distintos de los esperados.

El objetivo de esta presentación es exponer y clasificar brevemente los resultados obtenidos hasta ahora, tratar de sistematizar las conclusiones parciales que fuimos extrayendo y fijar los próximos pasos a seguir en esta investigación.

2- Las estrategias metodológicas empleadas

 

Antes de reseñar los resultados del análisis se hace necesario mencionar la metodología empleada para el abordaje de los textos que constituyen el corpus.

Si bien esta investigación es relativamente reciente, la metodología empleada ya ha sido aplicada en trabajos anteriores con resultados positivos. Se trata de abordar cada texto desde dos niveles de análisis diferentes pero a la vez complementarios.

En primer lugar, en el nivel semántico- textual relevamos los principales tópicos de discurso y los relacionamos jerárquicamente. Los tópicos representan aquello sobre lo que "trata" cada fragmento de texto y organizan los significados locales del discurso global. Pueden ser representados por proposiciones y, en términos cognitivos, son el resultado de un proceso de abstracciones a partir de las secuencias de significados locales. Una vez construidas las jerarquías, es decir, una vez reconstruida la macroestructura textual (Van Dijk, 1978) se pueden poner en relación no sólo los tipos sino también las jerarquías de los tópicos analizados en cada pieza textual.

En una segunda instancia, analizamos el nivel sintactico-semántico de los enunciados, aplicando la metodología propuesta por la Lingüística Crítica (Hodge y Kress, 1993). En este nivel también abordamos en algunos casos, el análisis de la configuración de los lugares enunciativos (Ducrot, 1984).El análisis de las estructuras básicas consiste en desmontar los enunciados tratando de clasificar a los participantes explícitos en agentes o pacientes de los procesos o eventos en los que se encuentran involucrados. También se incluye la clasificación de dichos procesos según respondan a tres tipos de modelos sintagmáticos: transactivos, no transactivos o relacionales. Finalmente, se sistematizan cuáles han sido las principales transformaciones que se han operado en superficie. Veamos la aplicación de este esquema en algunos ejemplos extraídos del corpus:

 

1- Las Fuerzas Armadas derrocaron a la presidenta María Estela Martínez de Perón (La Prensa).

En este caso, el modelo es transactivo ya que el proceso derrocar involucra dos participantes, uno como causante o agente y el otro como afectado o paciente.

2- Existieron diferencias de criterio entre los jefes militares (La Nación)

Donde existir es responde al modelo no transactivo porque involucra un solo participante, ya sea actor o afectado por el proceso ( y en muchos casos la cuestión es ambigua).

3- La sensación mayoritaria era de alivio.(Noticias)

La Argentina de Isabel Perón era una nave endeble. (La Nación)

En ambos casos, ser introduce el modelo relacional porque sólo admite un participante (en estos casos "la sensación" y "la Argentina") y una evaluación del mismo. En la mayoría de los casos esos participantes quedan incluidos en una determinada jerarquía de valores.

Si bien estos son ejemplos extraídos del corpus, no todos los enunciados se presentan como básicos. La mayoría, por el contrario, presentan en superficie aquello que la Lingüística Crítica denomina transformaciones. Por ejemplo:

4- La utilización de procedimientos perversos incluyó la creación de centros de detención clandestinos (La Nación).

Este ejemplo presenta una mayor complejidad con respecto a los anteriores: Por un lado, el proceso principal es transactivo incluir, pero los dos participantes son el resultado de respectivas nominalizaciones:

a- La utilización de procedimientos perversos es una transformación de la estructura básica X utilizó procedimientos perversos, proceso también transactivo en el cual no se puede reponer al agente.

b- La creación de centros de detención clandestinos, resulta de una suma de transformaciones: en la estructura básica X creó centros de detención clandestinos aparece "absorbida" otra transformación en la que no se menciona ni el agente ni el afectado: X detuvo clandentinamente a Y. Así, en una sola cláusula transactiva superficial, aparecen ocultos tres procesos transactivos con sus respectivos agentes. Resulta, entonces claro que las nominalizaciones tienen como efecto la supresión sistemática de determinados agentes que por algún motivo no se quieren o deben mencionar.

5- Viola fue depuesto el 12 de diciembre de 1981 y se justificó la medida en supuestos poblemas cardíacos del presidente. ( La Prensa)

Este enunciado también es un ejemplo de las llamadas transformaciones. En este caso, aparecen dos pasivizaciones. En el primero fue depuesto, en el cual Viola funciona como el afectado de la acción que alguien ejecutó, en el segundo caso, si bien se trata de una pasiva con se, el efecto es el mismo: no sabemos quién hizo la justificación. Podríamos llegar a inferir que se trata del mismo o de los mismos agentes elididos: los que depusieron y los que justificaron, pero no contamos con elementos suficientes que permitan resolver esta ambigüedad. Pensamos que este tipo de transformaciones son operaciones no inocentes: están cargadas de significados no necesariamente explícitos en los enunciados que componen las notas.

En un análisis posterior, tratamos de establecer las relaciones entre los dos niveles -semántico/ textual y sintáctico/semántico- explicando por qué determinados datos aparecen recurrentemente.

Una vez sintetizadas brevemente nuestras estrategias, podemos pasar a los resultados que obtuvimos al analizar tres textos seleccionados de los diarios La Nación y La Prensa y de la revista Noticias. En los tres casos, se trata de artículos publicados el 24 de marzo de 1996: "El punto de partida de un ciclo doloroso", "Una breve historia del Proceso"y "Un dolor sin fin", respectivamente. Para la selección se utilizó un criterio temático, ya que buscamos aquellos artículos que relataran, sintetizaran o evaluaran el período en su conjunto, es decir, que partiendo del 24 de marzo del 76 tomaran como un todo el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.

 

3- Los resultados obtenidos: conclusiones parciales

 

3.1- La Nación

En el artículo, a nivel semántico-textual, se identifica al Partido Justicialista como único causante de la crisis que llevó al golpe, predominan las referencias al período completo marcando las diferencias entre esta dictadura y las anteriores, rescatando algunos hechos positivos (el plan económico y la solución al conflicto limítrofe con Chile) y puntualizando una serie de críticas (la utilización de "procedimientos perversos" para combatir la guerrilla, la guerra de Malvinas y la distribución tripartita e igualitaria del poder entre las tres fuerzas). Como balance general del período, no hay referencias al gobierno democrático posterior sino una sola mención al juicio a los ex comandantes que puso de manifiesto "responsabilidades de orden formal". En el orden social "el proceso sigue despertando pasiones encontradas y emociones turbulentas".

Desde el punto de vista sintáctico-semántico, hay un predominio de procesos transactivos - que como ya vimos establecen relaciones causa/efecto- pero están prácticamente ausentes las referencias a los agentes de esas acciones, los cuales son reemplazados por transformaciones, abstracciones y generalizaciones. También, nos encontramos con un alto porcentaje de cláusulas relacionales que en definitiva, no hacen más que evaluar los hechos y no a sus protagonistas. Evidentemente, el debate por la identificación y la posterior evaluación de los agentes sigue en pie y es por eso que "veinte años no parecen haber sido suficientes para que las heridas cicatricen y el debate se torne sereno y reflexivo".

Es quizás por eso, que el artículo se cierra con un llamado a la memoria y a la reflexión "en frío" sobre la base del rechazo a la violencia y al desprecio por la ley.

3.2- La Prensa

Desde el punto de vista semántico-textual, se puntualiza sobre una serie de causas del golpe (crisis económica, política, institucional). No se rescatan aspectos positivos de la gestión militar y sí se mencionan una serie de acontecimientos evaluados negativamente: el estado de sitio, las detenciones y desapariciones, la censura en la prensa, la devaluación, el desempleo. También aparecen referencias al surgimiento de los movimientos de defensa de los derechos humanos. En los párrafos finales, se mencionan: la formación de la multipartidaria, el triunfo radical, las tareas de la Conadep y el juicio a los ex comandantes que cierra el artículo. Esta abundancia en la referencia a episodios, se manifiesta en el segundo nivel del análisis en el cual se registra una preponderancia de cláusulas transactivas con un alto porcentaje de agentes explícitos. Estos agentes están designando en su mayoría a personas, instituciones gubernamentales y grupos o colectivos restringidos. El recuento de estos participantes queda equilibrado. Es decir, si bien se critica fuertemente el accionar de las Fuerzas Armadas, también se hace hincapié en las acciones realizadas por los movimientos de oposición durante la dictadura y por las instituciones de la democracia. Este equilibrio de fuerzas tiene como colorario el "cierre" del ciclo. Parafraseando, podríamos sintetizar que: las FFAA actuaron mal, los organismos no gubernamentales los acusaron y las instituciones de la democracia los juzgaron y condenaron. Evidentemente no "queda lugar" para referencias a sucesos posteriores.

 

3.3- Noticias

Desde el punto de vista macroestructural, el acento está puesto en la evaluación de las causas del golpe y del período dictatorial y en la diferenciación de esta dictadura con las anteriores (que son consideradas "normales"). No se mencionan acontecimientos puntuales ni aparecen referencias a los hechos posteriores a la dictadura. Vinculando estos datos con la clasificación de las estructuras básicas, las cláusulas relacionales, se imponen cuantitativamente sobre las transactivas y no transactivas, lo cual deja librada la identificación de los supuestos hechos al lector. En cuanto a las relacionales, se evalúan abstracciones derivadas en su mayoría de estados psicológicos ("el pánico", "la euforia", "el optimismo") y por otro lado, colectivos amplios y restringidos. La unión en colectivos restringidos mixtos de los distintos "grupos" permite juzgarlos conjuntamente desde la llamada "teoría de los dos demonios". Pero las evaluaciones negativas no se detienen allí. También son evaluados de este modo los colectivos amplios. Así las responsabilidades aparecen distribuídas por todas partes: las fuerzas armadas por cometer excesos, las "bandas de izquierda y de derecha enfrentadas" por ocasionar el caos y por ende, el golpe y la sociedad civil en su conjunto por haber callado y/o avalado los excesos. Claro que estas evaluaciones sólo pueden realizarse desde un lugar de privilegio: el que construye el emisor desde las formas en primera persona del singular para colocarse más allá de todo y de todos en el pasado y ubicado como observador externo, llamar desde el presente a la autorreflexión y al mea culpa para que la historia no se vuelva a repetir.

 

4- Algunas observaciones

Nos preguntamos al comienzo de esta investigación si habría diferencias notorias en lo que hace al relato y al balance que hacían los medios de prensa sobre la última dictadura militar. Nos preguntamos al inicio de esta presentación cuándo se empieza a "hacer la historia", es decir, dónde ubicar el principio del discurso histórico. Nuestro primer interrogante queda, por el momento suspendido: evidentemente los "modos" de narrar y evaluar lo ocurrido difieren notablemente en cada uno de los medios analizados, pero tendremos que seguir investigando otros medios para elevar esta apreciación parcial al estatuto de lo general (tanto para los periódicos que hasta aquí mencionamos, como para los restantes en circulación). Pero tomando el segundo interrogante, podemos avanzar sobre algunas constantes del discurso histórico que ya han sido caracterizadas por diversos autores. Tomando, por ejemplo, a R.Barthes (1970), encontramos que las notas analizadas responden -al menos de modo general- a los caracteres del discurso de la historia:

- Presencia de marcas de organización y de unidades de contenido.

- Ausencia de marcas de destinación.

- Marcas de la enunciación:

- por ausencia de un enunciador ( ilusión referencial: los hechos se narran solos)

- por transformación del enunciador en protagonista/testigo de los hechos narrados

Pero esta aproximación no nos basta para afirmar que las notas analizadas pertenecen tipológicamente al discurso histórico. Si tomamos en conjunto las conclusiones parciales del apartado anterior, podemos "leer" un cierto "mensaje" que suele estar ausente en el discurso histórico: se trata de algunos enunciados que exceden los límites de lo informativo y avanzan sobre lo que Austin (1962) denominó "fuerza ilocutiva". No se trata de órdenes explícitas ni siquiera de consejos, pero sí de un efecto perlocutivo sobre el destinatario que va más allá de la información o el comentario valorativo. Veamos algunos ejemplos de cada artículo:

A menos que lo hayamos comprendido, aquella experiencia terrorífica no habrá servido para nada.

Las palabras finales del artículo de Noticias nos convocan como lectores a "comprender". Como vimos a través del análisis, comprender significa reconocer la responsabilidad, la complicidad que "todos" tuvimos en la tragedia. Las otras culpas, implícitamente, ya se saben, ya han sido reconocidas, confesadas y por este mismo acto, lavadas. Sólo queda que todos los miembros de los colectivos amplios: argentinos, ciudadanos, civiles, etc, etc, comprendamos que también somos culpables. Detrás de esta convocatoria se esconde, además, una amenaza: si no reconocemos esta cuota de responsabilidad, corremos el riesgo de que la historia se vuelva a repetir.

Tras nueve meses de sesiones el tribunal condenó el 10 de diciembre de 1985 ...Fue el epílogo de una historia que nadie olvidará

En La Prensa, el efecto perlocutivo está centrado en la organización de los contenidos: como mencionamos más arriba, el ciclo se cierra donde hay un equilibrio de fuerzas. Ahora, por qué cerrarlo al finalizar el juicio y no con la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida? Por qué no en el momento del indulto? O por qué no en el momento en que asumió R. Alfonsín?. La respuesta está precisamente en esa situación de equilibrio. El punto elegido para cerrar el período implica necesariamente dejar afuera cualquier tipo de reclamo. Todo lo que vino después es otra cosa, pertenece a otro ciclo. El del proceso terminó con la sentencia que condenaba los excesos cometidos.

A dos décadas de distancia la discusión sobre el proceso sigue despertando en el cuerpo social pasiones encontradas y emociones turbulentas. Veinte años no parecen haber sido suficientes para que las heridas cicatricen y el debate se torne serreno y reflexivo.

La Nación deja abierta la posibilidad del debate, pero impone sus propias condiciones: serenidad y reflexión. Condiciones que hacen a la actitud de individuos aislados, no de grupos, organizaciones o instituciones jurídicas y legislativas. Ese orden, como en La Prensa, también está cerrado porque el proceso judicial a las juntas militares puso de manifiesto las responsabilidades de orden formal.

Tenemos, entonces, a pesar de las diferencias señaladas hasta ahora, la presencia de un "efecto perlocutivo" común en los tres artículos y tres alternativas de "acción"que no son excluyentes:

- dar por terminado un ciclo, una parte de la historia con una suerte de "ni vencedores ni vencidos" cerrando toda posibilidad de cuestionamiento (en La Prensa)

- reflexionar sobre lo ocurrido, pero una vez que las pasiones y las emociones se aquieten (en La Nación).

- Reflexionar haciendo un balance individual, reconociendo las propias culpas para que la tragedia no se repita (en Noticias).

Más allá de las semejanzas o diferencias, podemos afirmar que este efecto perlocutivo, inferido de los enunciados, no es constitutivo del discurso histórico sino, al contrario, es al menos una de las características encontradas que hace que no podamos clasificar este corpus como tal. Dónde ubicarlo entonces? Es una cuestión difícil pero vale la pena mencionar a E. Verón (1987) quien señala que el "componente prescriptivo" es uno de los elementos constitutivos del discurso político:

"El componente prescriptivo entreteje lo que en el discurso político es del orden del deber , del orden de la necesidad deontológica. Dicha necesidad aparece naturalmente, como de carácter impersonal..." (pág.22)

Se abre en este punto, la posibilidad de que estemos ante un tipo de discurso ambiguo o al menos "de frontera", ubicado entre el discurso histórico y el discurso político. Se abre además, la posibilidad de hallar un hilo conductor en estas versiones disímiles de los hechos: un hilo conductor que lleva "el no te metás" bajo diferentes facetas como meta final. Un mensaje que en definitiva es coherente y contínuo con un slogan del período al que los artículos hacen referencia: "el silencio es salud".

 

5- A modo de cierre

Hemos sintetizado los aspectos más relevantes del análisis, hemos confrontado resultados y estamos en condiciones de anticipar las próximas etapas de esta investigación. Los interrogantes que sirvieron como punto de partida han sido respondidos provisionalmente pero se abre un abanico de nuevos interrogantes: si hasta el momento trabajamos con tres medios y hemos dado cuenta de tres modos distintos de abordar el período en cuestión, ¿habrá tantas estrategias como medios en circulación? Será posible agrupar estos "modos" y confrontarlos con otras versiones provenientes de medios no periodísticos como por ejemplo, los documentos de las organizaciones de derechos humanos? Por qué se omite sistemáticamente cualquier referencia a los hechos posteriores al juicio a las juntas (leyes posteriores, testimonios de "arrepentidos", reclamos de la justicia de otros países)? Por qué el efecto perlocutivo tiende hacia lo individual, hacia lo introspectivo? en qué momento y bajo qué condiciones, las referencias a la dictadura se volverán "históricas"? Evidentemente, para responder a estas preguntas se hace indispensable ampliar el corpus de análisis, incluyendo notas de similares características aparecidas en otros medios y con posterioridad al análisis confrontar nuevamente los resultados. Es nuestra intención continuar esta tarea incorporando textos que no pertenezcan a los medios masivos.

Pensamos que este tipo de investigaciones tienen que lograr explicarnos, entre otras cosas, por qué a casi 14 años de haber finalizado la dictadura, los líderes de los partidos políticos mayoritarios siguen amenazandose con el mote de "terroristas", "guerrilleros", "subversivos" y otros atributos cargados negativamente, aludiendo a ciertos fantasmas demoníacos que los años de democracia y los intentos de "reconciliación nacional" no han conseguido hacer descansar en paz, aludiendo no sólo un supuesto descontrol sino también a la amenza con de "orden"militar posterior. Mientras sigan vigentes estos y otros "mensajes" aprendidos en los años a los que nuestros artículos hacen referencia, creemos que difícilmente pueda "hacerse historia".

 

Bibliografía citada

 

- Austin, J.L. (1962): Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona. Paidós. 1982.

- Barthes, R. (1970): "El discurso de la historia". En Estructuralismo y lingüística. Buenos Aires.Nueva Visión.

- Ducrot, O. (1984): El decir y lo dicho. Barcelona. Paidós. 1986.

- Hodge, R. y Kress, G. (1979): Language as Ideology. Londres.Routledge. 1993.

- Raiter, A. y Menéndez, M. (1986): "El desplazamiento de un signo ideológico: análisis lingüístico del discurso político". En Filología. Año XXI, N*2. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires.

- Trew, T. (1979): "Teoría e ideología en acción". En Lenguaje y control. México.F.C.E. 1983.

- Van Dijk, T. (1978): La ciencia del texto. Barcelona. Paidós.

- Verón, E. (1987): "La palabra adversativa". En El discurso político. Buenos Aires. Hachette.


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