Red Nacional de Investigadores en Comunicación

III Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación
"Comunicación: campos de investigación y prácticas"


CONSUMO TELEVISIVO Y PARTICIPACIÓN:

"Entre la tele y el barrio deambula la esperanza"

Patricia Fasano

No hace mucho, leí en un libro de Marc Augé una frase que decía "el rito político tiene por finalidad no hacer ganar sino recobrar un poco de tiempo, remontarse en el tiempo para crear las condiciones de un ‘nuevo comienzo’... Muchas veces se dijo que el rito repetía; debería decirse, literalmente, que recomienza, instrumento de una esperanza...". Me preguntaba -y a menudo me sigo preguntando- dónde está puesta la esperanza de la gente (o tal vez, mi propia esperanza), esa esperanza que en otros tiempos era canalizada a través de ciertos ritos políticos.

 

Me lo he preguntado, especialmente, mientras realizaba mi trabajo dentro del proyecto de investigación en el que venimos desempeñándonos desde hace ya algunos años mis compañeros comunicadores sociales y yo, que se centra justamente en el análisis de las prácticas de socialidad de los sectores pobres; más específicamente, en sus prácticas políticas y comunicacionales. Me lo he preguntado, decía, cuando hemos creido advertir una importante disminución de aquellas prácticas específicamente políticas que tan sólo una década atrás acompañaban y colmaban de sentido el fulgor de la democracia.

Entre otras, las cuestiones que nos asaltaban eran: ¿cómo canaliza la gente su necesidad de intervención práctica en el ámbito de lo "público común"? Esta necesidad, ¿existe? ¿Qué relación con ello tienen las prácticas comunicacionales mediatizadas -especialmente la televisión-, las cuales actualmente viavilizan buena parte de la relación "política" con el espacio público? Es decir, en otras palabras, ¿cómo interviene el consumo televisivo en la configuración de las relaciones prácticas que la gente establece con el espacio de lo público común, si es que interviene de alguna manera?

 

Desde este punto en el que confluyen el consumo televisivo y la intervención práctica en el espacio de lo público común o, dicho de otra manera, el consumo televisivo y la participación política, es desde donde intentaré delinear el conjunto de ideas que constituyen esta ponencia, extraidas de un trabajo de equipo mucho más rico y extenso.

 

A modo de Introducción

 

Pues bien: tratándose - tanto el consumo televisivo como la participación política- de dos tipos de relaciones que la gente entabla con la escena de lo público, en un caso, el primero, con aquella dimensión de lo público a la que se tiene acceso a través de la pantalla (lo público mediato (mediado)) y en el otro caso, con aquella otra dimensión de lo público con la que pueden establecerse relaciones prácticas (lo público in-mediato), comenzamos a trabajar en el conocimiento de la relación (o inter-relación) existente entre estos dos tipos de relaciones que son construidas socialmente y que, creemos, tienen mucho que ver con esa zona del imaginario social en la que habita "lo político" y "la política" (luego volveremos sobre esta distinción).

 

Hace tres años (en el ‘94) realizamos una pequeña encuesta en un barrio de Paraná (Anacleto Medina Sur) y uno de Santa Fe (Villa del Parque). Por razones prácticas, sólo voy a referirme a los resultados generales en forma suscinta, y en cambio me voy a abocar a algunas lecturas motivadas por los resultados obtenidos en Paraná.

Este pequeño estudio aspiraba a aportar alguna información sobre aquella zona del imaginario en la que convivían sentidos relacionados al consumo televisivo con otros ligados a la socialidad cotidiana, configurando toda una región imaginaria que podríamos denominar como las representaciones sobre "lo político" y "la política" ; y específicamente, ver cómo estos sentidos se materializan en la realización (o no) de determinadas prácticas de participación.

Para ello, se tomó registro de la relación con los medios de comunicación (consumo y opinión sobre ellos) y de la relación con la socialidad cotidiana (formas de enterarse de las cosas que pasan y modalidades de intervención práctica en las cosas del "común"). Por definición, éstas últimas -las modalidades de intervención-fueron denominadas como "participación política" , y este punto amerita una aclaración: trabajamos con dos conceptos de "politica"; por un lado, el que alude a lo político o a la politicidad de la vida social, como aquella dimensión inherente a la intervención en el espacio de lo público común en cualquiera de sus formas; por el otro, el que hace alusión a la política como un ámbito específico -y especializado- al que se asigna la gestión de las cosas de lo público común. En este sentido, todo tipo de participación en los "asuntos comunes" es concebida como "política". E inmediatamente, cabe la diferenciación entre: a) la participación "política-política" o, dicho de otro modo, "específicamente política" (en partidos políticos, sindicatos y comisiones vecinales) y b) la participación "política-social" (en los casos específicos que estudiamos aparecieron la iglesia, el club, la guardería, la escuela, el dispensario, los scouts).

Para realizar este análisis se trabajó tanto con las tablas respectivas, como con los registros textuales de las respuestas.

 

 

Relación con los medios. (I)

Su consumo.

 

Si bien la encuesta aludió a todos los medios, los resultados más interesantes provinieron, como podía preverse, del consumo de televisión. En términos generales, y también como podía anticiparse, resultó que el mayor consumo -tanto de quienes participan como de quienes no participan- refiere a programas del rubro "Informativo Noticioso" (los noticieros).

Luego, aparecieron algunas especificidades. Por ejemplo:

 

 

 

 

 

(*) Una curiosidad con respecto al programa "Hola Susana"

Dos fenómenos llamaron nuestra atención en la relación entre el consumo de "Hola Susana" y las conductas de Participación de los encuestados:

1) El porcentaje de participación de quienes mencionan este programa:

Siendo así, tenemos que: de 23 personas que eligen mencionar el programa, 21 (91%) participan de alguna manera, 14 (61%) participan dentro del barrio y 17 (74%) participan en PPS (tanto dentro como fuera del barrio).

2) El porcentaje de Edad 3 que protagoniza esta relación (consumo/participación):

De 23 personas que mencionan el programa, 12 (52%) corresponden a la Edad 3. A su vez, de 21 personas que participan, 16 (76%) corresponden a este segmento de edad.

 

Con respecto a la relación en general entre el consumo televisivo y las modalidades de participación, dentro del proyecto de investigación se está trabajando actualmente en poder construir una hipótesis de lectura que relacione el tipo de contacto que se tiene con la experiencia práctica -representada aquí por la participación en los distintos tipos de actividades- y el tipo de contacto que se tiene con determinados géneros televisivos, en base a una relación "gramatical" con la experiencia "visiva". Se prestaría especialmente a la hipotetización -por la notoria definición de tendencias participativas- la distinción entre, por un lado, lo "noticioso", y por el otro, lo "no-noticioso".

 

 

Relación con los medios. (II)

Opinión sobre ellos.

 

En el cuestionario utilizado, nuestros entrevistadores disponían de cuatro categorías para recoger las respuestas acerca de cómo opinaba la gente acerca de los medios de comunicación. Esas categorías eran las siguientes: Bien, Más o menos Bien, Mal y Más o menos Mal. Para el análisis, se agruparon las tres últimas como manifestaciones de algún tipo de actitud crítica hacia el modo en que los medios "reflejan lo que pasa", para diferenciarlas de la primera.

 

 

 

"Yo ando y se ven cosas; no sale igual a lo que se ve"

"Mas o menos mal. Los medios de comunicación muchas veces no van donde tienen que ir: a los barrios carenciados".

 

En el binomio transparencia / opacidad se dividen aguas también entre los distintos medios: en general, la transparencia corresponde a la radio y los diarios, en tanto que la opacidad se refiere casi exclusivamente a la televisión:

 

La opacidad constituye en el imaginario una falta (de transparencia), una ausencia que no está naturalizada como tal, y que por tanto genera una incomodidad y un distanciamiento que crea las condiciones de posibilidad para la suspicacia y la sospecha: es en ese punto en el que se termina analogando la falta de verdad de la televisión con la falta de verdad de la política (explícitamente, en algunos casos, como en éste: "Mal. Política. Mucho sensacionalismo"; en otros, aludiendo a confusos "intereses propios" de quienes realizan los programas). Ahora, es necesario aclarar que este posicionamiento imaginario con respecto a lo pantallado ocurre -creemos- cuando lo pantallado es factible de algún tipo de experiencia práctica. En ese sentido, parecería que la gente ejerciera -o pretendiera ejercer- una suerte de contralor sobre las representaciones mediatizadas, exigiéndoles un ajuste de transparencia con respecto a una esfera de lo público con la cual mantienen una relación no-mediatizada (práctica), fuente principal de verdad (y de realidad). Es decir: parece haber una suerte de permanente control de "lo que pasa" por medio del termómetro que implica la propia experiencia en o fuera del barrio y si esta percepción es luego corroborada o no en la pantalla.

Sólo que algunas cosas públicas se ubican en regiones alejadas de la esfera de la praxis, por lo cual se hace imposible controlar la transparencia de su representación. Por eso, de todo aquello que ingresa a la experiencia a través de la pantalla, al momento de objetivarlo se desconfía por definición (porque no puede ser comprobado prácticamente), aunque en el momento de la experiencia visiva se haya entregado enteramente a su goce.

Con respecto a este fenómeno, podría pensarse: a) en la constatación de cómo a través del sentido de la vista funciona tanto la idea de transparencia como la de su crítica, como dos dimensiones relacionales que están operando simultáneamente; b) hasta qué punto este contralor es resultado de una contrastación entre distintas dimensiones y no una definición de una posición (de sujeto). También en este aspecto seguimos trabajando en el proyecto de investigación.

 

Relación con la socialidad cotidiana. (I)

Maneras de enterarse.

 

La pregunta textual era: Además de los medios de comunicación, Ud. o personas como Ud. ¿tienen otras maneras de enterarse de lo que pasa? Un 42% de los casos, en Anacleto Medina Sur, respondieron que "No".

 

Con respecto a las respuestas por "Sí", en los dos barrios la mayoría dijo tener otras maneras de enterarse. Las opciones más mencionadas fueron:

- los "comentarios" -el chisme- : 19% en AM (32/167),

- el trabajo: 14% en VP (13/90) y 12,5% en AM (21/167),

- los vecinos: 12% en VP (11/90) y 8% en AM (14/167),

- las Instituciones del barrio: 11% en VP (10/90) y 5% en AM (9/167),

- la familia: 6% en VP (6/90), y 8% en AM (14/167).

Lo que nos interesa destacar aquí es que la mitad de las menciones a algún tipo de socialidad refieren a la socialidad barrial (aquí agruparíamos las categorías de "comentarios", "vecinos" e "instituciones del barrio"), con lo que se confirma la importancia del barrio como "lugar" de constitución de la identidad.

Y aún más, si relacionamos ésto con la necesidad de desentrañar desde la propia praxis la transparencia u opacidad del relato televisivo, nos preguntamos hasta qué punto una práctica de socialidad barrial como es el "chisme" (lugar semántico que podría describir tanto los "Comentarios" como las alusiones a "Vecinos"), práctica de información anónima y colectiva a la vez, no podría pensarse en clave comunicacional como un ritual que opera discursivamente la inter-mediación entre lo mediato y lo in-mediato, proporcionando el mecanismo mediante el cual se habilitan en el imaginario barrial determinados puntos de fijación del sentido de lo "pantallado", de acuerdo a la relación que se establezca entre lo presentado (representado) por la pantalla y el horizonte de verosimilitud del imaginario. Si acaso existiera un mecanismo social encargado de distinguir (di-vidir, di-visión) lo que es verosímil de la pantalla de TV, de lo que no lo es, subtendiendo los contratos de verosimilitud de la audiencia con la puesta en forma televisiva, tal vez ese mecanismo podría ser el chisme.

Relación con la socialidad cotidiana (II)

La participación.

 

Con respecto a la participación, deseamos poner en evidencia algunas referencialidades que nos parece que están organizando las prácticas en ese sentido:

La contrapartida es la "participación en política", ya se trate de un partido político o de la Comisión Vecinal, la cual aparece como contrafigura de un ideal de política ("No, la Vecinal trabaja mal. La Comisión busca sólo su beneficio"), tanto por la existencia de una "carrera" que nada tiene que ver con el "común", como por una suerte de "selectividad" en lo que hace a su composición, con respecto a la cual la mayoría del barrio queda afuera. Esto no quita, sin embargo, que la propia Comisión aparezca como la referencia por excelencia ante la alusión a "actividades del barrio" , es decir que se le conserve un lugar de "autoridad" barrial, aparentemente relacionado con la capacidad para realizar gestiones en representación del barrio. Lo único que en el caso de la Comisión Vecinal podría ejercer una suerte de neutralización de la imagen negativa de "actividad política", es poder inscribirla dentro de una condición más general de que efectivamente "se hacen cosas":

 

(*) Una curiosidad sobre lo que se dice y lo que se hace en participación política

A pesar de la enorme cantidad de expresiones descalificantes, en Anacleto Medina Sur el número de personas que participan "políticamente" fuera del barrio es importante: 18/167, es decir un 11% de la muestra. De éstas, el 50% (9/18) participan en un partido politico.

A su vez, en los que participan "políticamente" fuera del barrio

se da una importante concentración en cargos dirigenciales o tendientes a serlo, es decir, el posicionamiento en una "carrera política".

Para pensar: o estamos ante los límites del propio instrumento de registro (la encuesta), o bien hay una relación entre la praxis y su representación enunciativa muy particular en el terreno de "la política". ¿Actividad vergonzante?

1) quienes jerarquizan la participación en tanto y en cuanto ésta se relacione al barrio,

2) quienes consideran necesario participar afuera del barrio, justificando la opinión en una valoración de que "en el barrio no hay nada" o de que "hay que abrirse",

3) quienes consideran indistinto el tema del lugar, mientras se participe (son unos pocos casos).

A lo que apuntamos con esta observación es a la posibilidad de detectar una tercera referencialidad posicionante en lo que hace a la legitimación de la participación: la referencialidad al territorio, aunque las posiciones al respecto no sean tan homogéneas como en los dos casos anteriores.

 

En el lugar de las conclusiones

 

En la mayoría de estas interpretaciones que proponemos, estamos aún trabajando. A saber:

 

1) en desentrañar una suerte de sistema de referencialidades de legitimación de la participación;

2) en poder reconstruir la vinculación existente entre el consumo de ciertos géneros televisivos y ciertas modalidades de intervención práctica en las zonas de lo "público común" de la socialidad cotidiana;

3) en esa mirada de opacidad ligada tanto a la política como a la televisión y la posibilidad de que a las prácticas de la socialidad cotidiana -como el chisme- les quepa un lugar preponderante en el establecimiento de esos criterios de verosimilitud, tanto para la política como para la televisión.

Y por último, con respecto a esa esperanza cuya salud me preocupaba al comienzo, debo decir que creo que está más débil, más desperdigada y bastante más lejos de la "actividad política" que hace una década.

Pero creo percibir que aún está viva.

Paraná, octubre de 1.997.-

Bibliografía:

BOURDIEU, Pierre; "Cosas dichas"; Gedisa, Barcelona, 1.988.-

AUGÉ, Marc; "Los no-lugares"; Gedisa, Barcelona, 1.992.-

LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal; "Hegemonía y estrategia socialista"; Siglo XXI, México, 1.987.-


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