LA CAZA DEL ALCE POR SORPRESA
Este
género de caza, que los ingleses llaman "still hunting" y que se emplea
para muchas especies de caza mayor en todas partes, se practica en terreno
cubierto de árboles o de monte bajo, y no es sino el conjunto de estratagemas
y artimañas que ha de desplegar el cazador para ponerse a muy corta
distancia del animal que persigue, sin que éste se percate de su presencia.
Se trata, pues, de que antes de que se entere del peligro que le amenaza
tenga ya el balazo en el cuerpo.
Tratándose
del alce, es quizá el sistema más deportivo por las mismas dificultades
que encierra, y también el más fértil en emociones.
Puede
llevarse a la práctica en América del Norte durante los meses de Septiembre
y Octubre, con el límite que la ley de caza allí le señala, o sea antes
de que la capa de nieve, al hacerse demasiado espesa, facilite con exceso
la faena de seguir las huellas, entorpeciendo, además, la marcha de
esos gigantescos cérvidos por el bosque, pues en este caso sería un
verdadero pecado para todo aquel que se tuviera por un verdadero aficionado
meterse con ellos y asesinarlos a mansalva.
Todo
cazador de raza blanca deseoso de tentar allí aventura, deberá hacerse
acompañar por un guía (por lo general, indio) ducho en estos menesteres,
pues, con excepción de esos indígenas, son pocos los que alcanzan esa
maravillosa maestría en el arte de rastrear las reses en la espesura
y de acercarse a ellas sin que su presencia sea descubierta. Es, pues,
éste un don especial con el que nacen estos hombres, y que practican,
por decirlo así, desde su niñez.
También
puede llevarse a cabo allí este género de caza navegando con cautela
cerca de las orillas de ríos y lagos en una piragua o canoa indígena,
para tratar de sorprender a los alces durante las horas adecuadas (que
son las de los crepúsculos), cuando se acercan y hasta penetran en el
líquido elemento para alimentarse de plantas acuáticas.
