LA CAZA DEL ALCE EN OJEO
También
se caza el alce en ojeo. El ojeo o batida, que más o menos todo el mundo
conoce, pues se emplea para toda clase de animales, sean mayores o menores,
consiste en dos líneas, una de cazadores y otra de "batidores" u "ojeadores",
que se enfrentan a una distancia mayor o menor, o sea apropiada a la
extensión de bosque que se quiere batir.
Los
primeros, es decir, "las escopetas", se colocan en sus "puestos" o "pasos",
más o menos cerca los unos de los otros, según el terreno de que se
dispone, el número de cazadores o los sitios que se quieren ocupar,
y a una señal convenida los batidores marchan en "ala" hacia ellos armando
ruido, con el fin de obligar a la "caza" a pasar a distancia conveniente
de los que aguardan para darle muerte.
En
el ojeo de alces no se usan perros, y si se lleva alguno, es atado y
sólo con el fin de utilizarlo para cobrar una res herida.
Estas
batidas son de corta duración, pues en casi ninguna se invierte media
hora, lo que permite dar varias en un día, y es curioso observar que,
por lo general, los alces no llegan a las "escopetas" hasta que ya los
ojeadores han recorrido la mitad del trayecto entre su punto de partida
y lo que pudiéramos llamar la línea de fuego.
Esto
prueba que estos animales no se asustan mucho de los gritos y jaleo
de los batidores, acostumbrados sin duda a los leñadores, que durante
los largos meses de veda ningún daño les causan.
Caminan,
pues, durante el ojeo muy despacio por el bosque, tardando en alcanzar
los puestos de los cazadores, pero cuando atraviesan lo que para ellos
constituye la línea peligrosa, algo instintivo les hace franquearla
al trote largo, por lo cual, si a esto se une la emoción que produce
la vista de un bicho tan grande y muchas veces, además, la cantidad
de árboles o malezas que le ocultan en parte, resulta que su tiro dista
mucho de ser fácil.
