Hugo Enrique Valencia vino de Jamundí al América en 1976 con la intencion de ser jugador profesional: entrenó durante los meses finales y le dijeron que volviera la año siguiente. Practicó primero bajo las órdenes de Pedro Nel Ospina y luego de Victor Piganarelli, pero quien lo lanzó al primer equipo fue el médico Ochoa en el año 79, cuando se estructuró una escuadra de obreros, que con su mística por el trabajo se dieron a si mismos un aire de confianza que se reflejó en la hinchada. El "Pitillo" como se le conoce en el código de los hinchas, nació en el vecino municipio de Jamundí el 27 de junio de 1957, según se dice en algunas publicaciones deportivas.
Cuando Hugo Valencia apareció en el primer equipo, a la gente le gustó su capacidad de llegar hasta el fondo del terreno del equipo contrario para lanzar centros al área pequeña del arco. Como tenía piernas flacas, el periodista Mario Alonso Escobar le endilgó el apodo del "Pitillo" y así se quedó, con un apelativo que le puede durar por toda época de su retiro como le pasó en tiempos pretéritos a "Cartaguito", "Caraña" o el "Barby". Valencia venía de la Seleccioón Valle, en la que alineó junto a Hebert González, Mincho Cardona y Víctor Lugo. Previamente había integrado la Seleccion Jamundí.
La posición de marcador que tuvo escriturada por nueve años surgió en el transcurso de su vida de jugador de futbol, pues en el campo aficionado se desempeñaba inicialmente como líbero o volante, hasta que Faustino Cubillo, uno de sus entrenadores, lo reubicó en la posicion lateral. En su historia de marcador terminó por admirar la labor realizada por Pacho Marinho en el Brasil y William Ospina en nuestro país. En el América disputó su posición con Victor Luna, Luis Fernando Herrera y Juan Carlos Abello, pero el "Pitillo" volvía a coger la cuerda hasta que llegó el momento ineludible y doloroso de la despedida.
Dos versiones del América
Cuando Hugo Valencia negoció el valor de su pase, en 1977, sólo pudo alcanzar una suma de $15.000 cantidad que hoy es irrisoria, pero en ese momento se vivían los últimos momentos de las vacas flacas. Luego vendría 1979 con su campeonato memorable y empezó a cambiar la imagen de nuestro equipo. Llegaron las participaciones en la Copa Libertadores y la posibilidad de hacerse conocer en el exterior. Los contratos ya no se negociaban eb sumas tan pequeñas como los $15.00 del contrato inicial, lo que le brindó la oportunidad de reunir unos pesos para tratar de asegurarle el futuro a su familia, en la que sobresalen sus hijas Lily y Edith Margot.
La línea posterior más recordada de ésta epoca brillante estuvo conformada por Valencia, Luis Eduardo Reyes, Aurelio José Pascutini y Gabriel Chaparro. Si a estos le agregamos el de Víctor Espinosa, queda la línea ideal, al decir del hombre de Jamundí. Así como los centros del "Pitillo" hicieron posibles muchos goles, tambien hubo momentos en que la tribuna se metío a chlifarlo. Sobre todo las temporadas del 87 y 88 fueron críticas, lo cual llevo a los directivos y al técnico a pensar en la necesidad de hablar de un ciclo cumplido. Si a veces el "Pitillo" mostró carencias, no es menos cierto que un hombre como Ricardo Gareca disfrutó mucho de los globitos que le ponía Hugo para cabecear. También hay que recordar el centro que le colocó a Ricardo para un gol de Chalaca en un partido contra el Pereira.
Del América memorable de 79 quedaban dos jugadores que se van: Juan Manuel Battaglia y Hugo Enrique Valencia; se van en busca de otros rumbos o se dedicarán a invertir el dinero que ganaron como profesionales del fútbol. En sus contiendas internacionales adquirieron la garra copera, la prestancia para enfrentar los rivales de hoy, los mismos que se preparan a cabalidad. Por el fogueo internacional, por la cantidad de partidos que jugaron los escarlatas, se hicieron respetados en nuestros medio, de ese respeto se benefició Hugo Enrique a quien "Mao" rebautizó El General de Seis Estrellas, por los seis campeonatos conquistados en nuestro pais y por la imagen que proyectaba ante sus rivales.
Muchos se preguntaban en los últimos años por qué Ochoa Uribe insistía con el lateral Valencia, y la respuesta la dio el mismo jugador en una entrevista:"Convencí al medico con mi trabajo". El era la pieza clave de un esquema que algunos espectadores interpretaban como la intención de suplir un medio campo con transporte de balón por una salida por el sector derecho para lanzar el centro hacia el arco contrario. Fue la forma más conocidadel América en lo ultimos tiempos. Cuando había gol surgía el grito emocionado y el "Pitillo" dejaba de ser villano, aunque los aplausos eran para el anotador, pero eso no le importaba porque según sus palabras él actuaba con la motivación de defender un equipo "que llevo adentro". Pero si el "Pitillo" Valencia fue contorvertido, es innegable que a algunos atacantes les inspiraba respeto , aunque hubo punteros como el "Tigre" Benitez, Hector Darío Jaramillo y Rubén Darío Hérnandez que lo hicieron pasar tragos amargos.
Hugo Valencia se fue del América con el recuerdo de amigos especiales como Battaglia, Gerardo Gonzalez Aquino, Pedro Zape, Willington Ortiz, Reynel Ruiz; con la admiración de hombres como Cocotta que aunque nunca jugó un partido oficial con el América lo dejó deslumbrado en los entrenamientos; con la admiracion por otros compañeros como César Cueto, Julio César uribe, Ricardo Gareca y Roberto Cabañas. Llegó el momento del retiro y de la nostalgia, con un bolero de La Típica Novel: Total; y con una rumba de Oscar de León: Mata Ziguaraya.
Ramiro Madrid Benitez
Gracias "Pitillo", por dar tantas satisfacciones al equipo de nuestro amores, el glorioso América de Cali