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La cruz

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Verso:     

"Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre.  Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé."   Isaías 45:12


Lampara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105

Pensamiento:      Creo en Jesucristo.

"Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros."   Isaías 64:8


Lampara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105

Devocional      Santa Biblia

"Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:  Levantaté y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.  Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.  Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.  Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:  ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová.  He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel."  Jeremías 18:1-6

Yo nunca he visto a un alfarero trabajar.  Pero sí he admirado sus obras de arte.  Me dicen que un alfarero trabaja en sus creaciones hasta que las refina exáctamente como él las quiere.  Si él crea una vasija y esta sale defectiva, no tira el barro.  El alfarero toma ese barro y comienza de nuevo.  Solo cuando vé que no hay imperfecciones en su obra se siente él satisfecho y dice, "Terminado es."

En el capítulo 18 del libro de Jeremías, se nos dice que Dios mandó a Jeremías a que fuera a la casa del alfarero y observara al alfarero y que esperara por palabra de Jehová.  Jeremías fué a la casa del alfarero y observó el trabajo del alfarero.  Jeremías observó como la vasija que el alfarero estaba haciendo salió defectiva y como el alfarero decidió hacer una vasija nueva con el mismo barro.  Entonces espero por palabra de Dios.  El Señor le habló a Jeremías y le dijo que la casa de Israel era en sus manos tal y como ese barro estaba en las manos del alfarero.

Mi amigo, tú y yo, dice la Biblia, fuimos hecho del barro.  Del polvo al polvo y de la ceniza a la ceniza.  Al morir, nuestros cuerpos retornarán o regresarán a la tierra de donde salieron.  La Biblia nos dice también, que Dios, nuestro Hacedor, es nuestro Alfarero.  Por lo tanto, Él tiene el derecho de obrar con nosotros y sobre nosotros hasta que esté satisfecho de su creación.  Si tú eres un hijo de Dios, permítele que haga sú obra en ti.  ¿Has tratado tú de hacer tú propia voluntad y has fallado?  Bueno, Dios aún está obrando en ti.  Si un pedazo de barro pudiera interferir y no le permitiera al alfarero trabajar, el barro nunca se tornaría en una vasija hermosa.  El alfarero debe y tiene que tener control absoluto sobre el barro.

Nosotros, muchas veces, le fallamos a Dios y le damos las espaldas a Él.  Fallamos en obedecer su Palabra, fallamos en seguir sus mandamientos, y fallamos en confiar en Él como deberiamos.  Regresamos a tiempos antiguos.  Sin embargo, Dios nunca nos olvida y Él continúa obrando en nosotros.  Uno de estos días, Él nos llamará a nuestro hogar en la gloria.  Él nos dará un cuerpo perfecto y entonces podremos decir que el Alfarero ha creado una vasija hermosa y perfecta de un pedazo de barro que era imperfecto.

Si tú no eres un hijo de Dios, tú eres su creación como quiera, un pedazo de barro en sus manos.  Él está obrando en ti y tratando de hacerte ver que te ama y quiere verte con Él en el cielo.  Permítele que obre en ti.  Déjalo que te moldee en una vasija bella y perfecta.  Solo dí, "Haz lo que quieras de mí, Señor;  Tú el Alfarero, yo el barro soy.  Dócil y humilde anhelo ser;  Cúmplase siempre en mí tu querer."



 

Lampara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105