Queda curvo el firmamento, compacto azul, sobre el día. Es el redondamiento del esplendor: mediodía. Todo es cúpula. Reposa, central sin querer, la rosa, a un sol en cenit sujeta. Y tanto se da el presente que el pie caminante siente la integridad del planeta.
Cuando el espacio, sin perfil, resume Con una nube Su vasta indecisión a la deriva... ¿Dónde la orilla? Mientras el río con el rumbo en curva Se perpetúa Buscando sesgo a sesgo, dibujante, Su desenlace, Mientras el agua, duramente verde, Niega sus peces Bajo el profundo equívoco reflejo De un aire trémulo... Cuando conduce la mañana, lentas, Sus alamedas Gracias a las estrelas vibradoras Entre las frondas, A favor del avance sinuoso Que pone en coro La ondulación suavísima del cielo Sobre su viento Con el curso tan ágil de las pompas, Que agudas bogan... ¡Primavera delgada entre los remos De los barqueros!
(Indios)
Conchas crujientes, conchas, conchas del Paraíso... Las descubren, perdidas para los dioses, indios. Entre las arenas los llaman tornasoles amigos. ¡Cómo fulgen y crujen conchas, arenas, indios, todos a una, voces ondeadas con visos! En ondas van y crecen apogeos, dominios y la fascinación triunfante de los indios. ¡Oh triunfos! Y se comban en un vaivén. ¡Oh tino! De la prisa al primor, del primor al peligro. ¡Y lanzan vivas, vivas refulgentes, los indios!
Textos extraídos de Alfonso Moreno (ed.) Poesía española actual, Editora Nacional, Madrid, 1946.
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