ENTREVISTA CON EL PROF. JUAN JOSÉ CASTILLOS,
DIRECTOR DEL INSTITUTO URUGUAYO DE EGIPTOLOGÍA
[ TOMADO DE ESTA OTRA PÁGINA ]
20 de Octubre de 2007.
Pregunta – Nuestra página web es de humor y en general explora esos aspectos en todo lo que tiene que ver con el antiguo Egipto, y a la vez procura denunciar aproximaciones excéntricas o poco creíbles o simplemente erróneas a ese tema. ¿Qué experiencias ha tenido usted al respecto en su trayectoria como egiptólogo?
Respuesta – Algunos dicen que el humor es la sal de la vida, ver cosas desde ese ángulo cuando podrían ser vistas demasiado seriamente les quita tremendismo y hace las críticas más mordientes pues a nadie le gusta hacer el ridículo, o sea, como egiptólogo disfruto de la aproximación humorística a todo lo que se aparta de los enfoques serios académicos al antiguo Egipto así no me amargo ni me hago mala sangre al ver todas esas distorsiones irresponsables que se leen por ahí. Hay también humor negro, como podríamos llamarlo, por presentar con humor situaciones vergonzosas o inexplicables que requerirían otro tipo de condenas más serias. Entre ellos se pueden incluir a grandes personajes con grandes poderes sobre la egiptología, que posan como modernos Indiana Jones, imponen rígidas reglas a los investigadores pero que parecen no regir para quien las dicta. Como es académicamente suicida ir de frente contra tales personajes por el poder que han adquirido, el humor es la forma más recomendable de hacer ver esas situaciones, algo así como representar a tales individuos como faraones o modernas versiones de la gran esfinge de Guiza. No puedo darle más ejemplos de situaciones humorísticas sobre Egipto pues muchas ya se han incluído en esta página web y las otras podrían llevarnos a horas de placenteras reminiscencias, demasiado para el espacio que usted debe disponer aquí.
P – Dentro de ese marco de desproporción y exageración o distorsión que el humor a menudo implica, ¿cómo se ve a través de sus experiencias como egiptólogo en Uruguay?
R – Bueno, en primer término, la idiosincracia de tantos en este país, que empiezan cosas con gran entusiasmo y luego si al final del camino no se ven recompensas materiales, todo eso se desinfla y abandonan, haciendo estéril el esfuerzo de los docentes que en forma honoraria en nuestra institución han dedicado y dedican horas de sus vidas para enriquecer la cultura uruguaya, introduciendo un tema de estudio que existe en las más importantes universidades del mundo pero que en Uruguay se ignora o menosprecia, la egiptología. Recuerdo varios casos de alumnos y alumnas de nuestro Instituto que al comentarles sobre la inconstancia de tantos otros alumnos que abandonaron la carrera luego de uno o dos o tres años de estudio, nos dijeron que no nos preocupáramos, que ellos iban a ser distintos. Al principio ingenuamente les creíamos, pero luego tomábamos todo ese tipo de declaraciones con una pizca de sal, y zás, al poco tiempo desaparecían rumbo a nuevos intereses. Otro ejemplo que recuerdo es de un docente en nuestro Instituto que lamentando el reducido número de estudiantes (que a pesar de todo en esa época era de entre quince y veinte todos los años, nada mal para una disciplina tan especializada dentro de la historia), nos decía que porqué no tomábamos el ejemplo de instituciones como Nueva Acrópolis, que él las veía siempre llenas de gente. Nos limitamos a sonreír y señalarle que si el precio de tener una multitud de alumnos y socios era descender al nivel de lo esotérico y lo fantasioso, mejor sería no existir como institución académica.
P – A través de los años, ¿cómo ve la situación actual del Instituto de Egiptología que usted dirige?
R – Hubo una época de bonanza, como podríamos llamarla, desde su fundación en 1984 hasta 2002, pero la tremenda crisis económica que se dio ese año y cuyos efectos continúan hasta ahora, redujo drásticamente el número de socios y alumnos, pues la gente debe ahora dedicar sus esfuerzos a cosas que les aseguren un futuro económico, algo que la egiptología en Uruguay lamentablemente todavía no puede hacer. Sin embargo, hay siempre gente interesada en estudiar este tema y no hemos nunca carecido de alumnos, con gran satisfacción puedo decir que desde 1984 varios cientos de uruguayos han pasado por nuestra institución y recogido conocimientos fidedignos sobre el antiguo Egipto. Desde el punto de vista de recursos bibliográficos y otros, y a pesar de cobrar una matrícula anual muy reducida, nuestro Instituto los ha aumentado dramáticamente, basta decir que a los cientos de libros y videos de nuestra Biblioteca institucional, se ha agregado recientemente diez CD-ROMS con cientos de publicaciones actualizadas sobre egiptología, que los alumnos pueden llevar en préstamo a domicilio.
P – Usted mencionaba ese humor negro que a veces usa para ver más potablemente cosas condenables de otras formas, ¿podría dar algunos ejemplos?
R – He visto que en esta página web de humor en la egiptología ya hay varios ejemplos, el caso de algunos ex-alumnos de un docente que adquirieron gran parte de sus conocimientos merced al esfuerzo desinteresado de ese docente y luego menosprecian, ignoran y procuran ocultar o denigrar los logros académicos de esa persona, en un gesto de ingratitud casi surrealista por lo insólito. Hay otros, como por ejemplo el caso del actual Director de un museo local donde se aloja una importante colección egipcia, que también podría abordarse humorísticamente por lo grotesco del comportamiento de esa persona. Voy a darle más detalles y usted juzque por sí mismo: suponga que en los comienzos de la gestión de esa persona, cuando no era director ni nada de eso sino un simple coordinador, se dirige a usted y le pide ayuda para rediseñar la parte egipcia de ese museo, usted lo apoya y colabora gratuitamente. Como a usted le parece que esa persona merece apoyo, trata de gestionar que le den becas en embajadas para mejorar su formación; cuando viene un especialista de primer nivel de la universidad de Oxford en Inglaterra, usted lo lleva especialmente al museo y ese especialista publica en una revista académica uno de los objetos del museo, realzando su importancia internacional; a pedido suyo usted le escribe una nota oficial para procurar obtener que una momia egipcia que estaba en otro museo le sea asignada en préstamo indefinido, trámite que al tener éxito agrega al museo que dirige una pieza excepcional; le hace llegar gratuitamente ejemplares de publicaciones del Instituto que usted dirige para la Biblioteca de ese museo, así como diversas informaciones útiles que usted obtiene; por mero espíritu de colaboración usted incluye por su propia iniciativa el museo que esa persona ahora dirige en una publicación alemana que menciona los principales museos del mundo con colecciones egipcias. Después de todo eso, y luego de estar instalado definitivamente como Director, esa persona, en lo que respecta al antiguo Egipto, se rodea de amateurs como colaboradores o lo que es peor de extranjeros con una aproximación esotérica al tema, quienes dan conferencias desinformando al público que asiste a ellas, e ignora y se distancia de quien lo ayudó en sus comienzos, cuyos aportes al tema trata de minimizar todo lo que puede evitando hasta mencionar su nombre, en todo lo que le es posible. ¿Cómo calificaría usted a tal persona?
P – No me suena bien, pero al no haber estado involucrado en todo eso, creo que es a usted a quien le toca opinar.
R – Bueno, desde el punto de vista profesional, una decepción, pues quien está al frente de un museo y se rodea en lo concerniente al antiguo Egipto de amateurs o de extranjeros muy desprestigiados en sus propios países como colaboradores, revela carencias muy grandes de criterio que pueden afectar a largo plazo a la institución que dirige y a sí mismo como Director en su gestión, y mi opinión de ese señor como persona, si tomamos en cuenta todas las actitudes y situaciones que mencionamos, debo decir que pensaba que era una buena persona pero lamento ahora comprobar que estaba equivocado.
P – Si estuviera en similares circunstancias, sabiendo todo lo que sabe ahora, ¿habría actuado de la misma forma con toda esa gente?
R – Por supuesto, toda mi trayectoria no tiene por objetivos obtener beneficios personales materiales o sólo ayudar a quien va a recompensarme de uno u otro modo luego, sino colaborar todo lo que puedo con quienes me parece que lo merecen, equivocado o no en esos juicios, de modo que habría hecho exactamente lo que hice, sólo que sabiendo lo que sé ahora, no me habría hecho ilusiones de estar tratando con buena gente de cierto nivel como seres humanos, pues usted debe saber que quien actúa mal lleva consigo la carga de esos comportamientos que a la larga son descubiertos por los demás y quedan en evidencia. Le confieso que esas actitudes repudiables no me han hecho enojar ni sentirme deprimido, quizás porque creo tener sentido del humor, me han parecido tan insólitas e inesperadas que me han hecho reír una y otra vez ante lo irracional y lo grotesco de esas situaciones.
P – Volviendo al tema del humor, menos negro esta vez, ¿qué otras cosas relacionadas con el antiguo Egipto le causan gracia o le parecen humorísticas?
R – Habría mucho por decir, pero lo que más recuerdo es la actitud de muchos egipcios modernos ante el pasado antiguo de su país. A pesar de que ese pasado se enseña a todos los niveles allí, basta hablar con egipcios con una educación media y dicen cosas erróneas, exageradas o disparatadas, mezclando períodos históricos o confundiendo reyes o reinas unos con otros, he notado una notable ligereza en cómo hablan de todo eso, y lo peor es que lo hacen con gran seguridad y algunos turistas que no saben mucho, se lo creen. Siempre me ha hecho meditar sobre el porqué de esa actitud que tienen tantos allí. También me causan mucha gracia los intentos de algunos por hallar o inventar, si no hay más remedio, prácticas como la alquimia en el antiguo Egipto faraónico, con lo que distorsionan desenfadadamente todo lo que sabemos de esa civilización.
P – ¿Algo más que desee agregar a lo que ya ha dicho?
R – No, no me gustaría que quienes lean esto hallen la lectura fatigosa, creo que he opinado bastante para una entrevista. Gracias por su interés.