Les voy a contar de la Argentina que yo viví, porque hoy en día está todo más iluminado y más adornado, al estilo de los países del Norte.
Nosotros solíamos armar el árbol de navidad el ocho de diciembre, el día de la anunciación a la Virgen María. Los árboles siempre fueron de plástico, o sea, comprados. Son de estilo mediano, con ornamentos y luces, y abajo de éstos se arma el pesebre. Allá no hacíamos lo que he visto acostumbran en algunos países, de poner el niño Jesús para el día 24 a la noche. Se armaba el pesebre completo, con pastores, pasto verde, la vaca, el burro, José, María, el niño Jesús y los tres reyes magos con sus camellos.
Las compras de navidad se hacían a último momento, no habían grandes preparativos mucho tiempo antes.
Allá el día 24 a la noche se cena como a las diez de la noche, no teníamos una cena tradicional porque generalmente hace mucho calor y muchos deseos no se tiene de cenar cosas pesadas. Se cenaba pescado o pollo, con ensaladas, o se colocaban sandwiches con distintos tipos de relleno. Lo que no faltaba era el ponche, que es ensalada de frutas con vino tinto bien helado y la sidra, que es una bebida espumante, muy parecida al champagne. Sé que en otros países la sidra no es una bebida burbujeante, mas la nuestra sí lo es. Esa noche brindan todos con sidra, incluso los más pequeños. Como a las once de la noche se va a la misa de gallo, que termina más o menos unos quince minutos antes de las doce. Luego se vuelve a las casas y a esa hora, como ya son las doce, se abren los regalos que ya están puestos bajo el árbol. Y después de eso se sale a la casa de los amigos a jugar con los juguetes nuevos y con cohetes, estrellitas, alguno que otro fuego artificial, etc. Por una hora por lo menos toda la ciudad resuena con cohetes, que son pequeñitos y fácilmente manejables por niños bajo supervisión adulta. Luego las reuniones con amigos duran hasta la madrugada, donde se sigue tomando sidra o ponche y se comen sandwiches. Al día siguiente generalmente la gente se levanta muy tarde por la trasnochada y sigue reuniéndose con familiares y amigos.
Luego viene la fiesta de fin de año que no varía demasiado con la navidad, sólo que hay mucha más pirotecnia y no hay regalos...:).
Generalmente en esta noche suele cenarse cerdo al horno, que se lleva a cocinar a los hornos de las grandes panaderías para que tengan un sabor especial, y no falta el ponche y la sidra.
Para el cinco de enero en la noche, se ponen los zapatitos para que vengan los Reyes Magos. Se deja pastito y agua para los camellos y galletitas y leche para los Reyes.
Cuando los niños se levantan en la mañana, que generalmente lo hacen muy tempranito, van a buscar sus regalos a los zapatos y se van a casa de los amigos a jugar por el día.
Mi país no es de grandes tradiciones como muchos porque es un país de inmigrantes europeos, una mezcla de italianos, españoles y alemanes. Así que trajeron consigo sus tradiciones de árbol de navidad y pesebre. Aunque tenemos música producida por argentinos, como la Misa Criolla, no solemos cantar villancicos, sino ponemos música para escuchar más que nada.
Los árboles no tienen grandes cantidades de regalos como he visto aquí, y el espíritu navideño no es tan grande tampoco.
Allá la familia es muy unida y tienen muchas reuniones durante el año, así que la reunión no dista de ser una más, por eso en mi página de Canadá hago incapié en que uno debe darle mucha importancia a la reunión familiar y al amor que se comparte ese día.
El argentino es una persona acostumbrada a no estar en casa los fines de semana, siempre hay alguna reunión, algún baile, o salida al cine o a cenar, y en algunas provincias, las familias son muy numerosas y suelen reunirse mucho durante los fines de semana, por eso es diferente a lo que es aquí en Canadá que no tienen mucho tiempo o viven lejos de los parientes.
Hacia las afueras de las ciudades, en el campo, los festejos suelen ser más grandes, se carnean vacas enteras o chivitos para navidad y se reúnen familias enormes, los cuales hacen fiestas que duran dos o tres días.
Antes de venir aquí, hace siete años atrás, ya se veían Papa Noeles en los centros comerciales, vestidos a la usanza europea, cosa que para mí era un sufrimiento ver, porque hace demasiado calor para trajes tan pesados, y generalmente estaban dando vueltas por los negocios, sin tener un lugar propio como hacen aquí. No habían muchos comercios iluminados, y las luces en las casas tampoco existían. Sólo los adornos que se podían ver a través de las vidrieras o de los vidrios de las casas.
Así que como podrán ver, para mí este país fue mágico y lo sigue siendo con el correr de los años, porque siempre tiene algo especial y distinto.
La economía de mi país siempre fue muy inestable y no permitía pensar en tantas luces de colores, o en muchos regalos o grandes cenas. Pero como todo se hacía en familia, se disfrutaba igualmente.
Yo no tuve una infancia paupérrima, mis padres eran profesionales y vivíamos cómodamente dentro de lo normal, mas mi familia era muy pequeñita, así que no viví grandes fiestas o reuniones.
Más o menos esto es lo que puedo contar de mis navidades argentinas.
Pero hay algo que ya no podré tener, y es a mi papi conmigo en estas fiestas, así que ustedes que sí pueden tener a sus padres con ustedes abrácenlos muy fuerte, llénenlos de amor y disfruten junto a ellos. Llénense del espíritu navideño y repartan amor, que lo que uno da siempre recibe sin pedir ni buscar.