En una final alucinante, Uruguay pegó primero. Pero en veinte minutos, con garra y fútbol, nuestros pibes lo dieron vuelta y ganaron el tercer Mundial para la Argentina. Y el segundo consecutivo en la era Pekerman.

Un campeón con todas las letras. Porque en la final aparecieron todos, nadie se borró y era claro que si esto pasaba, Argentina daba la vuelta olímpica. En cambio, con un paso en falso la Copa cruzaba la orilla. Pero los pibes demostraron que tienen fibra y, como dijo Pekerman, una especie de mística.

El partido no había arrancado bien para los pibes de Pekerman, porque Munúa le sacó una bola bárbara a Riquelme y Pellegrín también le arrebataba el grito de gol a Placente sacando un cabezazo en la línea. Uruguay planteó la pelea en el medio y ganó esa pulseada. Y para colmo, García Pérez metió un zurdazo que se colgó del ángulo de Franco.

¿Pintaban los fantasmas? No, porque los chicos los ahuyentaron . Sacaron pecho y fueron al frente. Apareció la cabeza del Cuchu Cambiasso para poner el empate y luego el gol de Quintanita, tras una patriada de Scaloni cuando se terminaba el primer tiempo.

En el segundo tiempo, los pibes demostraron que con la pelota en los pies es más fácil ganar que metienodose atrás. Y Uruguay, con garra pero sin ideas, no encontró el rumbo.

La gente ya dió su veredicto: este es el verdadero equipo de todos.

 

Minuto x Minuto

1´pt.

15´pt.

20´pt.

25´pt.

41´pt.

21´st.

  Tiro libre de Riquelme que Munúa saca al corner.

Pablo García la cuelga en el ángulo de Franco. Uruguay se pone arriba.

Olivera la mata de pecho en el área y se le va cerca del travesaño.

El Cuchu Cambiasso pone el empate de cabeza después de un centro de Riquelme.

Quintana hace el gol del título después de un jugadón de Scaloni.

Rodrigo López no puede con Franco. El uno aseguró el triunfo y se lució.

 

Para gritar en todas partes

Así en Malasia como en Argentina... Salvando las distancias, todos festejamos el nuevo título mundial de los chicos de Pekerman, quien se emocionó hasta las lágrimas. El Sub-20, a base de toques y gambetas, fue capaz de hacer madrugar durante tres semanas a todos los argentinos.

 

Pablito recibió un premio al tercer mejor jugador del mundial