Sobre esta página

Nuestra historia y propósitos

Esto quisiera ser un espacio dedicado a quienes conocen, estudian, practican, disfrutan o atesoran el arte de la cerámica. El marco es generoso y poco apegado a definiciones. No importa si es arte o artesanía, o si hablamos de cerámica de estudio, contemporánea, moderna o popular. Hay en México y otros países cerámica popular hecha todavía a la manera antigua, preciosa a veces, horrible otras. Y hay bodrios de stoneware, muy "contemporáneos", que nunca podrán igualar la belleza y sutileza de un cuenco para el te hecho en China o Corea hace 800 años. Quizá en lo único en lo que podemos coincidir es en una visión contemporánea del arte de la cerámica, y en nuestra tolerante capacidad para aceptar la diversidad de criterios y opiniones. Quizá muchos coincidan con nosotros en abominar de las cerámicas y porcelanas que estos días se venden para hacer "manualidades", para pintarlas y adornarlas a modo de entretenimiento. Sin embargo, tenemos que respetar aun estas prácticas, porque al fin de cuentas quienes las realizan encuentran satisfacción y salida a sus necesidades.

Esta página la hacemos Teresa Arduino y Dino Rozenberg, y la base informática la aporta nuestro hijo Martín. Llevamos 20 años en México y 13 en nuestra casa de Tepotzotlán, un pueblo a 45 kilómetros del D.F. y sede del  Museo Nacional del Virreinato y el ex-convento jesuita del siglo XVII.  Tere se dedica a la cerámica desde que nos conocimos y Dino ha sido periodista y editor en varias revistas. Nuestro interés por la cerámica, con la visión contemporánea que mencionamos, nos ha brindado grandes experiencias, y también alimentado enormes discusiones. Todo el asunto del arte y la artesanía, por ejemplo, que nadie alcanzará a dilucidar. O lo del arte popular, la artesanía contemporánea, la producción comercial, la pieza única o por lo menos que conserva cierta "unicidad". Conforme pasaron los años hemos decantado nuestras opiniones, pero sin eliminar por completo nuestras diferencias. Y nuestras dudas.

Tere empezó dando clases de cerámica a niños en Buenos Aires, y en México tuvo un taller más o menos del mismo tipo. En varias ocasiones le pidieron que hiciera algunas pequeñas producciones de tazas o ceniceros, casi siempre para empresas y amigos. El primer horno lo construimos nosotros mismos con ayuda del maestro Enrique Rangel, a fines de los 70, con dos quemadores de gas. Todavía lo tenemos y funciona. Rangel fue maestro de Tere en la Escuela de Diseño y Artesanias, la EDA, también llamada "La Ciudadela", en México. Aquella fue una gran época, porque éramos jóvenes, no teníamos hijos ni preocupaciones mayores, y andábamos buscando nuestros espacios. Hicimos buenos amigos entre los estudiantes de la EDA, donde había mexicanos y extranjeros, todos un poco locos o por lo menos pintorescos. Tere hizo muchos trabajos en alta y baja temperaturas, aprendió la técnica del molde de yeso, y realizó un par de multitudinarias experiencias con raku.

Cuando nos mudamos a Tepotzotlán hubo una explosión de productividad, y el taller, con el concurso de una socia, comenzó a producir grandes cantidades de jarrones, floreros, tibores, tazas y ceniceros. Se vendieron muchas pero muchas piezas (teníamos otro horno más grande), y llegamos a contratar un empleado para el trabajo pesado de los moldes. Las piezas se vendían en forma personal, con amigos y conocidos, y Dino atendió, durante dos años, un puesto en un mercado dominical de artesanías. Tere iba con su socia a vender a escuelas y a otros mercados. En alguna ocasión alcanzamos a vender tazas y floreros a una tienda de decoración, y también a unas cafeterías que vendían chucherías y souvenirs. Sin embargo, el comercio nos resultaba difícil y laborioso.

Tere se cansó de aquella época productiva, y de algunas limitaciones creativas que venían emparentadas, y coincidentemente también acabó la sociedad. Empezó a trabajar en un nuevo proyecto, las máscaras, de las que salieron varios modelos exuberantes, un poco locos. Aparte de adornarlas con arenas o pintarlas con acuarelas y acrílicos, comprábamos pelo para pelucas, pasamanería, encajes, tiras bordadas, y con eso las adornábamos. Se veían muy extrañas, ásperas, por supuesto nada parecidas a las vistosas máscaras venecianas, que se han vuelto tan populares y que pueden llegar a ser tan feas. A la gente del mercado dominical no le gustó esta nueva producción, así que Dino vendió su local en el mercado y Tere dejó de hacerlas, por lo menos en cantidades.

En los últimos cinco años, Tere ha regresado a sus prácticas experimentales periódicas, hace piezas para ella misma con mucha paciencia, y sobre todo se dedica a dar clases a niños y jovencitos. Ha implementado y consolidado su programa del taller móvil o ambulante. Durante dos años, todas las semanas tenía talleres en una escuela primaria de la ciudad de México. Hizo muchos trabajos con los niños, casi siempre con un objetivo o proyecto. Para el día de las madres, para el pesebre o nacimiento de Navidad, para el fin de cursos, con temas ecológicos, para hacer una maqueta de día de Muertos.

Combinando nuestras profesiones e intereses hicimos varios viajes por México, y publicamos algunos reportajes sobre artistas mexicanos y otros temas en diferentes revistas. Ahora hemos reunido ese material disperso y aprovechamos la electrónica para ponerlos otra vez en circulación. De paso, procuraremos completar esta página con información técnica, noticias, reseña de exposiciones y algún otro material que pueda ser interesante para la gente interesada en la cerámica actual y en especial la de México.

Por razones obvias, esta página no intenta desplegar demasiados lujos electrónicos, ni ningún exceso multimedia. Tampoco vamos a rellenarla con ligas a medio mundo de internet, que cualquiera puede encontrar con una búsqueda en Yahoo o Altavista. En todo caso vamos a recomendar las que nos parezcan notables o provocativas, o que puedan considerarse básicas. Esto sí, recibiremos gustosos cualquier sugerencia o contribución que los lectores quieran enviar, y con gusto publicaremos las que sean de interés para el conjunto. Hacemos esta publicación porque nos gusta el medio y porque nuestro hijo tiene las herramientas tecnológicas, pero no tenemos ningún afán comercial; no hacemos cerámica para vender y tampoco comerciamos en moldes, hornos ni materiales. Por supuesto, y como no vivimos del aire, escucharemos a quienes tengan interés en contratar nuestros servicios para entrenar "guías" o "instructores", y para dar charlas o talleres del tipo de los que hemos venido impartiendo estos años. También estamos en condiciones de aceptar el patrocinio de aquellas empresas o instituciones que quisieran acompañarnos o anunciarse, aunque no nos hacemos ilusiones.

Esta introducción ya se convirtió en documento, así que hasta aquí llega. Les agradecemos su visita y comentarios, y los invitamos a recorrer estas páginas y enterarse de su contenido. Nuestro propósito es difundir el arte de la cerámica, al que le hemos dedicado muchos años y atención. Y regresen de vez en cuando para ver las novedades.
Teresa Arduino & Dino Rozenberg
Tepotzotlán, México
 
 
 

 

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