'Yo nací aquí en San Angel.  
Uy, cuando yo era chiquilla 
trabajaba con una señora...'



Lucha Y El Foco Al Aire

_______________________________Rosa Carmen Ángeles.

Siempre gordita, limpia y muy peinada, aparece la amable Lucha, aquella que atiende la fonda Foco al Aire (no Focolare), en el interior de mercado Melchor Múzquiz, en San Angel, alimentando, como abejita afanosa, a toda la clientela que la visita.

Tal vez por su cercanía con la Universidad Nacional, o porque en el Foco al aire realmente se come sabrosísimo, a la fonda asisten distinguidas eminencias que caminan por las aulas con actitud de intelectuales elegantes y bastante insoportables, pero que ya en el Foco al Aire se muestran tal cual son: humanos, amistosos y sin impostadas etiquetas. A todo esto, Lucha nos dice:

"Aquí se llama fondo Foco al Aire. Desde que empezamos ya son 30 años, pero el mercado ya tiene muchos años más. Yo soy de las primeras que entraron aquí sirviendo mesas, estaba muy chiquilla. Imagínese, ya tengo 50 años. Cuando mi papá falleció, pues tuvimos que trabajar todos, pero poco a poquito nos fuimos recuperando. Gana una bien en las mesas, ya ve, luego me compro mis alhajitas. Aquí viene gente de toda (¡ya, ándale, baja la cortina, Mónico!), de la Universidad, ingenieros, arquitectos. Artistas como Teresa Velázquez, Rafael Inclán (yo le digo que me cae bien por grosero), Leonorilda, Sergio Jiménez, esas tres muchachas que cantan: Las Pandoras. Porque toda la comida está muy buena, es pura calidad y son precios que salen bien y además se come rico. Las cocineras son Doña Beatriz Aguilar Rangel y doña Elodia, que no sé como se apellida; ya tienen como veintitantos años aquí. La dueña se llama la señora Marta, es la señora Güera. Aquí todos me conocen como Lucha, pero me llamo Luz Reza Plácida. ¿Qué cuál es el momento más importante par a mí aquí? Pues trabajar y poner atención a la clientela. Sin trabajar anda una hasta como enferma y trabajando se siente una reagusto. A veces los de los otros locales sí se enojan porque una tiene más gente que ellos, pero luego ya nos contentamos. ¿Que qué cosa importante me ha pasado? Pues nomás que me quedé sin casar porque tuve siete hermanitos que levantar, hasta que se casaron y ya me quedé sola. Ahora, luego le digo a mi papá que está difunto: 'Échame un viejito, pero que tenga lana porque si no me va a desplumar.' Pero, pues, se impone una a vivir sola. Antes sí tenía yo mis pretendientes, ahora ya no. Un día llegó un viejecito con una carta; que se quería casar conmigo. Y yo le digo: 'Oiga señor, ¿no se habrá usted equivocado? ¿No ve que tengo siete niños?' (Puras mentiras). Pero yo he tenido varios novios; tengo mala suerte y se me llegan a morir. Una vez vino un gringo que se llamaba Kevi, que nadaba clases; estaba ahí bien triste, comiendo, y que le pregunto: "¿Qué le pasa don Kevi"? Y dice: "Es que mi esposa que está allá en Estados Unidos, se fue con otro hombre". Entonces, ya éramos dos. Y se puso a cantar: "No me vuelvo a enamorar". Mis novios todos se murieron: a uno se le cayó una viga en la cabeza; el otro se murió porque tomaba pulque, y el otro se ahogó cuando se fue a Acapulco. Y desde entonces, ya puertas cerradas.

"Aquí la gente me busca mucho. Antes venía Evaristo Pérez Arreola con todas sus empleadas. Ahora viene Nicolás, también con toda su gente. Vienen muchos maestros y muchos de CU. Yo al rector ni lo conozco y si ha venido, pues ni me entero; ; conozco a la gente pero de nombre no. Aquí la especialidad es el mole poblano, la pancita, los riñones, las enchiladas de adobo, ¿nunca las ha comido aquí?

"A veces la gente cree que soy la dueña y les digo que no, que soy la empleada; no me vayan a mí a secuestrar en lugar de la dueña. Así es mejor, de una vez advertidos. Mire: allá afuera hay muchos restaurantes, y sin embargo nadie se va para allá. Se vienen todos para acá, porque aquí es como si fuera una comida de su casas; no les hace daño nada y allá afuera dan mucha comida pero que enferma. Una vez vino un señor que salía de un restaurante japonés, y dijo que la comida estaba pésima, sin sal; que no aguantaba. Y aquí, ya ve, hasta cola hay. El Foco al Aire empieza a trabajar desde las siete de la mañana dando almuerzos, hasta las 9:30de la noche.

"Yo nací aquí en San Angel. Uy, cuando yo era chiquilla trabajaba con una señora que tenía su fonda aquí afuera y ya a las cinco de la mañana nos andaba jalando nuestro petatito: "órale, ya, a bañarse". Ahora que ya estoy progresando tantito, me da coraje. A ver, ahora que me jalen mi petatito y me echen pa'fuera. Yo creo que me volteo como león.

"Aquí luego vienen a pedir fiado, pero les decimos que no porque no se puede. Ya si los veo muy necesitados les presto de mi dinero para que puedan pagar, porque eso sí, aquí está prohibido fiar. La patrona es buena gente, yo una vez no veía bien las letras de las comandas que servían para cobrar y le dije a la señora: "Mire, señora, ya no veo bien esta letra, entonces mejor me voy, porque ¿para cobrar mal...? Y que me compra unos lentes. Sï, yo soy aquí muy conocida. Una vez me quisieron llegar a trabajar hasta allá por Oaxtepec, a un negocio de pizzas, y pues no. Cada zapato a su zapatero. Aquí la patrona nos dice cómo cocinar, cómo atender al cliente, qué es lo que se va a comer. A veces la gente deja buenas propinas, pero hay otras que no traen ni pa'pagar.

"Yo he sido aquí pura mesera, y ahora como que soy la que les grita a todos (ja, ja, ja). No, todos nos llevamos bien. La verdad, no sabría decirle por qué me aprecia la gente. ¿Será porque nunca me enojo con ellos?, ¿o porque todo se les da rápido?, ¿o porque se anda uno riendo? Parece uno loco. Lo que gusta aquí es el mole: a Leonorilda lo que más le gusta es el caldo con mollejas y hartas venas de chile; a Sergio Jiménez, que se le atienda rápido, por que se enoja; Teresa Velázquez come muy sencillo: chicharrón en chile verde con frijoles de la olla. Carmelita González come puro pollo sin sal.

Como le dije, este negocio no es mío, se lo dejó su mamá a mi patrona, por eso la tengo que ayudar a que lo levante bien, como si su mamá estuviera viva."

Rosa Carmen Ángeles

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