La festividad contemporánea del Día de Muertos
La fiesta pequeña, se iniciaba 20 días antes que la fiesta grande, la primera era dedicada a los niños y la segunda a los adultos, como ahora se acostumbra que el 1° de noviembre sea dedicado a los niños difuntos y el 2 a los adultos. El inicio de la celebración de los muertos adultos o fiesta grande coincidía con la festividad católica de los Fieles difuntos. El día de Todos los Santos quedaba incluído dentro de los 20 días anteriores a la fiesta grande donde se encontraban las fiestas de los muertos pequeños. Por ello quedó dicha tradición de celebrar a los niños difuntos el 1° a los adultos difuntos el 2 de noviembre. Este manejo de las tradiciones es un ejemplo de como el pueblo mexicano logró mantener sus antiguas costumbres vivas bajo el yugo español, a pesar de la evangelización, y así lograron que las festividades de muertos no fueran tomadas como paganas.
Las ofrendas pueden ser colectivas y privadas, a veces instaladas en los hogares o muchas veces colocadas artísticamente en las tumbas de los cementerios, como sucede en muchas localidades de Michoacán, Estado de México, Oaxaca, etc.
Son ofrendados panes de muerto, comida, cacao, veladoras, tabaco, semillas, cadenas de flores (cempoalxochitl), incienso, bebidas, frutas, dulces. Además son adornadas con calaveras de barro, dulce y chocolate y muy a menudo se colocan fotografías de los seres queridos difuntos.
La diferencia esencial entre las ofrendas prehispánicas y las actuales consiste principlamente en que las primeras eran ofrecidas a los dioses y las actuales, ya con la influencia católica, son ofrecidas a los difuntos, a los santos y a la Virgen.
La tradición de celebrar el Día de Muertos es una tradición 100% mexicana por lo que exhorto a todos los mexicanos a cuidar, preservar y difundir esta bella fiesta.