Siete sabios, de inteligencia natural,
Crearon la vagina, con diseño sin igual.
Primero fue un carnicero de reputación forjada
Tomó su afilado cuchillo y le cortó una tajada.
Segundo un carpintero, vulgar y grosero,
Con martillo y cincel le hizo un agujero.
Después le tocó al sastre, quien con algo de recelo,
Toda por dentro la forró de rojo terciopelo.
Había además un rudo y valiente cazador,
Quien con una piel de zorro la cubrió alrededor.
Quinto, de sol y sal curtido, le tocó a un pescador;
Tiró adentro un pescado y le puso el olor.
Vino después un cura, de nombre Apolinar,
La tocó y la bendijo, y le permitió mear.
Finalmente un marinero que usaba peluca
La chupó y la cogió y la llamó "la cuca."