Fue hace tiempo... demasiado quizás, un sueño que me trastornaría el resto de
mis días ahogada en pura pasión prohibida, en prohibidos pensamientos, en
pensamientos oscuros.
El dolor crece al mirar y darme cuenta de que amanece un día mas. El sol se
siente cerca. Me duele el hecho de pensar que yo alguna vez fui un amante del día,
de la felicidad, y sin embargo... nunca tuve luz. Nunca tuve felicidad. Duele.
Saliendo
de la noche ya no puedo ver al sol caminando conmigo y con mis pasos. Duele
sentir el frío en el alma. Duele sentir las lágrimas en los ojos, por eso esta
vez no lloraré. Las ideas que salían de mi corazón están agonizando si no es
que ya murieron. Hay un algo en mi interior que no me deja vivir. Sentir en el
ambiente el aroma de la muerte es un sentimiento vacío, triste. Arrollador. No
me permite respirar con la calma que antes era tan habitual en mi. La muerte...
la muerte se aproxima lentamente, haciéndose esperar. El dolor aumenta. Los
días se suceden en espera. Pensamientos fríamente irónicos se mezclan
en mi pensamiento amenazando con asfixiarme. Tanto dolor... Belleza. Cuanto
temor implica la circunstancia de sentir miedo a un deseo que se hace esperar.
Perderse en el abismo de la soledad. Un sentimiento que ya no será
tal el día de la despedida, que terminará en el bello sonar de un réquiem
de despedida. El decir adiós a la vida... al amor. Ahora es tiempo de viajar
hacia la noche, y la luna me verá transformar entre las tinieblas que me
esperan.... para quedarse conmigo por siempre.
Al
salir de casa, se repetía el sonido de mis pasos en cada escalón y en cada
muro de la casa, mi sombra se agrandaba tal vez por el temor que sentía por
un vano presentimiento que redundaba en mi mente sin cesar aunque de un
modo impreciso. Un sentimiento envuelto en el manto de la noche , un sentimiento
de temor y sueño que no lograba comprender.
Mi cabeza en aquellos momentos recorría los más mínimos recónditos de aquella calle larga y silenciosa. Instintivamente reduje la marcha para saborear el aire frío de la noche. Comencé a llorar. En realidad no sabía por qué lo hacía, al igual que otras muchas veces en las que mis lágrimas brotaban por sentimientos ocultos en mi mente que no lograba identificar pero que me sumían en un foso frió y desolador. Lentamente alcé la mirada al cielo. Mis ojos escudriñaban las nubes mientras mi mente reflexionaba sobre lo sucedido en aquel día. Buscaba alguna respuesta. En mi garganta se formó un nudo tras el paso de la ultima gota de saliva que me quedaba en la boca. La desesperación me inundaba, crecía mas y más, me corroía las entrañas. Me ahogaba pugnando por alcanzar algo, pero no sabía el que.
No tardó en aparecer el frío llanto del viento, y mi cuerpo se fue cubriendo de una leve viscosidad, producto del sudor y de la lluvia que me impregnaba la ropa. Pero en una esquina cualquiera una ola de realidad me sacó del descuidado camino que seguía.
Tras una pérdida temporal del conocimiento despierto y descubro lo frío que puede estar la acera tras una tormenta. Dicen que llueve porque alguien que esta lejos, o demasiado cerca, te quiere; es agradable pensar en ello, suponer que alguien te extrañará apenas te llenes de ese aroma que deja la muerte, impregnando de él toda tu piel.
Miraba la escena fuera de mí, como un espectador ajeno a la escena. En un momento se hizo el silencio. No se oía nada, ni siquiera el gemido de sus pulmones pugnando por conseguir un último resquicio de oxigeno. El tiempo desapareció. No entendía nada, la desorientación era absoluta, pero sabía una cosa, su existencia se iba agotando bajo las últimas gotas de lluvia de esa noche plácida y amarga.
Otro sueño más.. mi mayor esperanza se sume en el tiempo, me consumo lentamente en una espera que se hace eterna, quiero unirme al viento siendo vapor, quiero caer desde la mas alta nube y chocar con el frío asfalto de cualquier ciudad rompiéndome, dividiéndome en muchas otras gotas. Perder mi identidad, no ser nadie, ser algo siendo nada. Intangible y etérea cual esfera abstracta. Cristalina y frágil. Un elemento inerte.
Continua lucha contra un vacío interior que me mata en espera del final. Un final lejano pero cercano. Lo quiero o no lo quiero.. lo anhelo o un temor, no se.. o si lo se pero no lo tengo demasiado claro. Quien sabe.. Sé que me voy a despertar en breve, veré un nuevo amanecer y mis lágrimas brotaran una vez más sin un motivo real porque no recordare lo divagado en este sueño aunque esté constantemente recordándolo, sólo será un pensamiento que asumo y reniego, que quiero y no quiero por momentos.
No sé lo que quiero, sólo se que sigo aquí, pero que no me agrada. Pero tampoco mi anhelo me llena a pesar de destrozar mi integridad diaria, me confundo y me pierdo, soy yo y dejo de serlo. Así continuamente, cambios incesantes en mi vida, mi personalidad, mis pensamientos, mis deseos que no son tal pues no siento ilusión por nada. Quizás sea eso.. que busco la nada sin saber si es "nada", sin saber si hay algo o no lo hay, si acabaré de pensar y sentir o seguiré haciéndolo después. La amo y la odio. La deseo y no quiero, o también puede ser que no puedo, no soy capaz o tal vez si lo sea. Pruebas inconclusas, experimentos vanos sucedidos en una época pasada de confusión. Podría repetirlos y con mayor éxito que las anteriores veces, pero no me atrevo a lograrlo aunque lo quiero, o eso creo..