Joan había sido el primero en llegar a aquella escalera; por eso, la intrusión de aquella cantante de ópera escandalosa, que se había instalado en el 1º 2ª y que se empeñaba en torturarlo con sus gorgoritos, justo a las horas en las que el ensayaba, le parecía inadmisible y decidió atacarla con furiosas improvisaciones de saxo. La guerra continuó hasta el día en que las pompas de jabón del doctor Trementí aparecieron por el patio de luces. Aquel día Joan concedió una tregua, y seguramente fué entonces cuando empezó todo el lío... Una trepidante novela de espionaje ambientada en Barcelona.	Ediciones SM 2ª ed. , 1994 Título original: El rastre de les bombolles Trad. del catalán: Jesús Larriba ISBN 84-348-3985-7
	Un fragmento:
	La música bajaba a pequeños saltos por las escaleras de la calle del Bisbe, se deslizaba por los escalones de piedra, gastados por tantos pies que los habían pisado a lo largo de los años, después se paraba un momento para empezar de nuevo, subiendo por los muros de la catedral, de la Casa del Ardiaca, del Archivo Histórico de la Ciudad, arriba hacia el cielo luminoso de aquel verano acabado de estrenar, allí arriba explotaba de repente, asustando a las palomas y las gaviotas, para volverse enseguida un murmullo nada más. Después callaba y dejaba paso a los aplausos del público que había detenido el paseo para escuchar a los cuatro músicos instalados en la calle de Santa Llúcia, a la sombra de los viejos edificios.