Los días del vampiro: Zilele Dracului
Eduardo Giordanino
(e-mail).
Zilele Dracului: las diversas caras del vampiro. Compilado por Fernanda Gil Lozano y José Emilio Burucúa (h.). Buenos Aires,
EUDEBA
, 2002. 116 p. (Ensayos). ISBN 950-23-0862-X
El libro, publicado por EUDEBA en una cuidada edición, contiene las ponencias presentadas a Zilele Dracului: una Jornada a propósito del centenario de la obra de Bram Stoker, realizada el sábado 12 de julio de 1997, organizadas por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y que contó con el auspicio de El Círculo de Lovecraft y Claro de Luna Club. La jornada cubrió varios aspectos del Drácula de Stoker, hubo fotos, ilustraciones, pinturas, música, cine, teatro y conferencias, incluso algunas a la luz de las velas. En aquella ocasión, todas las mesas redondas fueron inauguradas por Andrea Pastor al piano, y con recitado de cuentos y poemas. Se exhibieron fotos, ilustraciones y pinturas de Alejandro H. Ruiz y Geraldine Lanteri.
Zilele Dracului, según palabras de Fernanda Gil Lozano, "es un libro para reflexionar sobre lo oscuro, lo siniestro y lo vampírico, presente en toda experiencia humana".
La obra se divide en tres secciones. La primera, titulada Aspectos históricos del Vampirismo, incluye:
Drácula y su historia, por Fernanda Gil Lozano y José Emilio Burucúa, quienes nos narran vida y obra de Vlad Tepes, con pormenores de su lucha personal contra los turcos, incluyendo lujo de detalles con cantidades y procedimientos de los ajusticiamientos preferidos de Vlad. Al final, Vlad no ganó, porque fue degollado por los turcos. Su figura estuvo rodeada de poder, y eso implica fuerza y violencia. Cuando en Rumania se pregunta por Drácula, la respuesta general es "Estas son tonterías". La presencia de Vlad Tepes en el relato histórico rumano cambió desde el siglo XIX al presente, hay rescates y eclipses. La época del Vaivoda de Moldavia, Esteban el Grande (muerto en 1504), plena de discursos apocalípticos, es recreada magistralmente. El tema del "nosferatu" y su relación con los acontecimientos históricos son presentados con abundante documentación.
"Ay cierto género de mugeres las quales chupan la sangre de los niños": Vampirismo y estereotipo de la bruja en la España moderna de los siglos XV y XVI, por Fabián Campagne.
Expone diversos aspectos de los procesos judiciales y los remedios contra las brujas, culpadas de infanticidios. Inicia su investigación con la aparición de la figura de la "bruja" entre 1300 y 1430, hasta los sucesos de la psicosis colectiva de Cuenca, en noviembre de 1519. Entre varias fuentes, cita y analiza el Libro intitulado del parto humano del Dr. Francisco Núñez (1580). Se creía que las "strigues" se metamorfoseaban en aves y bebían sangre humana.
La sección El Vampirismo en la literatura incluye tres trabajos:
Drácula y lo gótico como canon estético, por Laura Cilento.
Recorre las definiciones de lo gótico que circulan a través de varias aproximaciones literarias, analizando las diferentes teorías que circulan alrededor de lo gótico, y particularmente la propuesta de Julio Cortázar sobre una "geopolítica del genero". Comenta las teorías de Jaime Rest, Mario Praz, Rosemary Jackson y Richard Alwyn, entre otros, insertando la obra de Stoker en el género gótico.
Los vampiros antes de Drácula, por Eduardo Giordanino.
Menciona los primeros vampiros aparecidos en la literatura. Cita la definición clásica de Zopfius y otras menciones eruditas sobre vampiros. Luego de las primeras baladas alemanas (Bürger, Goethe), el tema es recreado en Inglaterra (Scott, Coleridge, Southey). Analiza brevemente los tres grandes hitos previos a Drácula: El vampiro, de John Polidori; Carmilla, de Joseph Sheridan Le Fanu; El rey Vikram y el vampiro, versión inglesa de Richard F. Burton de un mito hindú; y finaliza resaltando algunos aspectos de Drácula de Bram Stoker.
Cajones de insomnio: el Nosferatu de Griselda Gambaro, por María Gabriela Mizraje.
La obra teatral Nosferatu de Gambaro se estrenó recién en 1985 (había sido prohibida por la dictadura militar en 1976). Relata la historia de una familia de vampiros, víctimas y victimarios. Mizraje destaca el uso irónico del lenguaje y los símbolos presentes, particularmente los bolsillos, cajones y cestos; o la cruz-ametralladora de la policía inglesa que ingresa para rescatar a la niña secuestrada, que también es una vampira.
La última sección, Teatro, cine y otras mélanges de Vampirismo y terror, contiene:
Sangre y poder, por Diana Maffia.
Aborda las relaciones entre la sangre y el poder, a través del análisis y la invocación de Erzsébet Bathory y Macbeth. La mirada femenina, la sangre, la intuición, la sombra, y el lado oscuro del poder son intercalados con fragmentos de los diálogos de Macbeth de Shakespeare.
¿Quién le teme a Erzsébet Bathory? el lado oscuro de la sombra, por Cristina Escofet. Contiene meditaciones sobre la sombra, su poder y su influencia en la configuración femenina. Con citas de Anthony Stevens sobre la sombra en la historia y la literatura, y el cuerpo del horror de Francoise Duvignaud, Escofet reflexiona sobre su obra ¿Qué pasó con Bette Davis?, donde se relatan distintas reencarnaciones de una mujer.
El terror y la obra de Lovecraft, por Fernando García.
Presenta una breve semblanza de la evolución del relato macabro luego de Poe, renovado por Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Los autores preferidos de Lovecraft son Lord Dunsany, Arthur Machen y Wiliam Hope Hodgson, quienes demarcan las tres grandes etapas de su obra. García describe la estructura del relato de terror realista inaugurado por el "soñador de Providence" y su tratamiento literario del terror, su difusión e influencia en lengua española y en otras literaturas. Incluye una bibliografía de las obras de Lovecraft ordenada en forma cronológica con datos de las ediciones en lengua española.
Drácula entre el ser y la nada, por Joaquín Delgado.
Luego de una aproximación filosófica a las categorías sartreanas, estudia a Drácula desde esta perspectiva. Jean Paul Sartre dedica cuatro capítulos a la "sed" en El ser y la nada: "El mundo es un vaso para ser bebido... y mi sed es eterna". Drácula es una caricatura del hombre, una pura nada con hambre de "en sí", es una conciencia pura que necesita alimentarse.
Citando nuevamente a Fernanda Gil Lozano, "este libro es un encuentro de reflexión sobre la literatura, las sombras, la filosofía, la historia y lo vampírico y no se han mezquinado opiniones [...] Por qué no pactar, entonces, acuerdos con lo vampírico, en lugar de esa neurótica costumbre de querer eliminar lo que nos es tan propio".
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