Alrededor de un tema: esculturas de Johanna Hamann
Martín Leñero


 
 
 

Lo más interesante de la muestra de Johanna Hamann que se exhibe en la Galería Fórum es el modo rotundo y excluyente en el que se concentra en el tema de la maternidad. No estamos, sin embargo, ante variaciones sobre un mismo tema, ante elaboraciones sobre una misma imagen, ante aproximaciones sucesivas y superpuestas alrededor del tema planteado por el artista como intención central del conjunto. Las tres esculturas que componen la muestra son por el contrario tres instancias claramente diferenciadas, tanto temática como estilísticamente, que aspiran a la significación al complementarse entre sí. Se plantean a sí mismas como una narración circular que alude a diferentes instancias de una misma experiencia vital. De ahí la rotunda claridad que ofrecen como conjunto a pesar de las variaciones que pueden establecerse desde el punto de vista de la técnica expresiva utilizada en cada caso. Y es que lo protagónico no se encuentra al nivel de la formalización sino al de la transmisión visceral de una sensación y un sentimiento.

    La primera escultura, casi literal en la representación de su objeto, es la pequeña cabeza en cera de un  niño: el hijo, el protagonista, junto con la madre, del evento de la maternidad. No hay mayor elaboración estilística en esta pequeña pieza; está hecha con cuidadoso cariño, pero con algo de distanciada no intromisión por parte de la artista-madre. Es una obra sutil cuya verdadera significación es alcanzada por su contraposición a las otras dos esculturas, mucho más expresivas e impresionantes.

    El efecto más impactante lo consiguen los tres vientres gestantes colgados de ganchos que establecen con claridad la referencia a trozos de carne desplegados a la manera de una carnicería. El carácter fuertemente expresionista de estas tres piezas de yeso lo dan, sin duda, los materiales y la técnica utilizada. La superficie tensa del vientre materno se encuentra perforada, desgarrada, dejando ver la trama de alambre y cordeles que la estructura interiormente. Las gasas y pitas colgantes acentúan el efecto de apertura y desgarramiento de concebir, gestar y dar a luz. Pero las tres figuras, en tres estados sucesivos de conformación — o de destrucción — están vacías por dentro: el impacto visceral de ver estas interioridades es subrayado por el color sanguinolento utilizado en el interior. Tal vez este último efecto es algo excesivo por su excesiva literalidad, pero una cosa queda clara: lo fundamental de la maternidad no es el vientre materno, sino el niño llevado en el interior; sin éste, aquél no es sino un trozo de carne, inflado y vacío.

    Es la tercera escultura la pieza fundamental, y la mejor de la muestra. Está compuesta por dos partes: el objeto original, modelado por las manos de la escultora y que permite ver los materiales utilizados: la arcilla, la madera y los cordeles usados para la conformación de la figura; y al frente de ésta su imagen, su reflejo, su producto, vaciado en bronce. Del enfrentamiento entre ambas figuras aparece la ambigua relación de la artista con su tema: el hijo, modelado por el propio cuerpo de la madre, es también una existencia autónoma frente a ella. Esta significación es también clara al interior de la figura en sí misma. El torso del niño, con el sexo masculino acentuado y sustentado en dos piernas que anuncian la potencial movilidad autónoma, es completado por una configuración abstracta que surge de éste y plantea la interrogante de su desarrollo futuro; desarrollo que la artista-madre no podrá dirigir. Pero aparte de la fuerte carga significativa que esta escultura transmite, lo que la hace especialmente valiosa y la destaca del conjunto es su excelente realización; la plasticidad del vientre infantil cuya protuberancia es hermosamente contrapesada por la curvatura hacia atrás de las piernas, se contrapone bien a la agresiva aparición de elementos en formación, que pugnan por crecer, que dramatizan la idea de encontrarse "en proceso de creación". La dialéctica madre-hijo alcanza su correlato estilístico en la pugna que, al interior de la obra, libran lo figurativo y lo abstracto. El nacimiento de este niño anuncia en Johanna Hamann, la aparición de una interesante y valiosa escultora.

 

 
  
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