N'Aragonés


El aragonés, como todas las lenguas que provienen del latín, es una lengua románica.

El latín vulgar se asentó en el norte de Aragón sobre una lengua estrechamente realacionada con el vasco, de la que conserva algunas palabras (ibón, chordón, caparra, etc). Tras un tiempo de bilingüismo se impuso ese latín, convirtiéndose poco a poco en el romance aragonés, uno más de los romances de la rama latina.

El aragonés puede darse por formado alrededor de los siglos VIII-IX. Desde su territorio original en el norte de aragón bajó hacia el sur, según iba avanzando la Reconquista. Así llegó a extenderse por todo Aragón en el siglo XIII.

De esas fechas son algunas obras anónimas con muchos rasgos lingüísticos aragoneses, como la narración histórica "Liber Regum" (1194-1211) y la poesía lírica "Razón feita d'amor" (1205), así como las obras del jurista y obispo de Huesca Vidal de Canellas: la "Compilación de Huesca" de los Fueros de Aragón (1247) y el "Vidal Mayor".

Del siglo 14 es la "Crónica de San Juan de la Peña" y las obras de Juan Fernández de Heredia (1310-1396): "La Grant Crónica d'Espanya", "La Crónica de los Conqueridores" y algunas traducciones del griego. Muy pronto se ve la influencia castellana en las obras literarias y desde el siglo XV en los documentos.

La escasa conciencia lingüística y la llegada de una dinastía castellana en 1412 explican la rápida castellanización de las clases altas de la población. La gente del pueblo seguía hablando en aragonés; la gente culta empleaba el castellano, pero aún en el siglo XVII escriben poemas en aragonés el Vicario de Cariñena y Ana Abarca de Bolea.

En el siglo XVIII se conservaba el aragonés en toda el área norte, desde Zuera hacia los Pirineos. De ese siglo datan muchas de las "Pastoradas", piezas de teatro popular, que se han seguido representando principalmente en Ribagorza.

Poco a poco el aragonés se va deteriorando y se van aislando algunos dialectos locales, en los que escriben en la primera mitad del siglo XX, Domingo Miral, Cleto Torrodellas, Leonardo Escalona, Veremundo Méndez, Pedro Arnal, Tonón de Baldomera, etc. Y ahora, entre otros, José Gracia y Nieus Luzía Dueso.

A partir de los años 40 el aragonés se pierde a gran velocidad a causa del mayor contacto con la lengua extranjera y la despoblación del Alto Aragón.

Ahora se conserva -mejor o peor- en el cuadro que marcan Ansó-Agüero-Fonz-Benás, aunque quedan restos hasta la línea Almudébar-Sariñena. Los dialectos locales más caracterizados son: ansotano, cheso, tensino, belsetán, chistabín, fobano, benasqués y grausino. Por el Semontano y otras comarcas el aragonés no tiene grandes diferencias, aunque se encuentra más castellanizado.

En los años 70 ha surgido una literatura nueva, que va desarrollando un tipo de aragonés común. Anchel Conte, Eduardo Vicente de Vera o Inazio Almudébar son algunos de sus cultivadores. También se ha acordado una ortografía unificada (1974) y hay publicada una gramática (1977). Pero la mayoría de la gente altoaragonesa sigue creyendo que el aragonés es "hablar mal", tal como les dijeron en la escuela.

Ahora puede ser que se enseñe en algunas escuelas: aquí puede hallarse la dignificación y el renacer de nuestra lengua.


Francho Nagore Laín
Traducción: Antón-Chusé Gil
CRICA, aragonesismo alternativo