Interviews: ANECDOTARIO
GRAFFITIS PELIGROSOS
Lo de pintar graffitis por las calles de Villa Devoto a principio de los
'80, era algo simpático y novedoso. El blanco preferido de Juanse
y Pablo, eran los kioscos de revistas que pululaban la zona. Todo bien,
hasta que una ley municipal, exigió a los kiosquereos que mantuviesen
limpios sus locales. Todas las mañanas debían limpiar con
líquidos disolventes, el aerosol que dejaba inscripta la leyenda
"Ratones Paranoicos". Así durante días y noches, los kiosqueros
decidieron organizarse y terminar con "la plaga". Los buscaron por todo
el barrio, pero no pudieron neutralizarlos, porque a esa altura, decenas
de voluntarios anónimos se dedicaban a esparcir el nombre de los
Ratones por toda la ciudad.
¿TERRORISTAS?
En plena dictadura militar, los Paranoicos no tenían por supuesto,
una empresa que se se dedicara a la difusión de sus precarios shows.
Juanse y Pablo salían a pegar afiches caseros. Una vez, de madrugada,
los pescó la policia con engrudo y papeles en mano y estuvo a punto
de llevarlos presos, tomándolos por terroristas. Juanse puso su
mejor cara de bueno y los convenció de que eran 'laburantes' y que
habían sido contratados para hacer ese trabajo.
APODOS
Juanse era el encargado de ponerle apodos a todo el mundo. Cada vez que
iba a visitar a su amigo Pablo Cano, lo encontraba durmiendo en su cuarto
siempre oscuro. No importaba la hora que fuese, si las 10 de la noche o
las 6 de la tarde. De ahí quedó el sobrenombre: Sarcófago...
BEBIDAS
Durante bastante tiempo, la banda ensayó en el cuarto de Sarcófago.
Por supuesto, allí entraba mucha más gente de la que correspondía,
después de hacer la pertinente "escala técnica" por la nevera,
bien provista. Cuando ésta quedaba vacía, debían terminar
en el supermercado del del padre de Sarcófago, donde la cerveza
desaparecía rapidamente
¿REPORTAJE?
En 1984, consiguieron que los invitaran al programa Música Total
que conducía Marcelo Bello en Canal 9. Hicieron playback de los
temas "Descerebrado" y "Sedan" en medio de una jornada "modernosa", con
GIT como estrellas. Después del mini-recital, en una especie de
reportaje, Marcelo Bello le pregunta a Juanse haciéndose el entendido:
"¡Que bien que andan! Están tocando bastante..." El cantante,
sin mirarlo contestó: "Si...estamos tocando en muchos asados por
el chori. A veces, hasta el vino tenemos que llevarlo nosotros..."
SIN PAGAR
Habían conseguido una fecha en un "pin Up" de Palermo. Domingo.
Banda de folklore. El puñado de incondicionales de los Ratones estaba
impaciente, hasta que llegó el rock n' roll. Tocaron el inédito
"Baila en el bar" y se armó el descontrol. Pogo, sillas voladoras,
vasos. El dueño cerró la puerta y dijo: "De acá no
sale nadie". Llamó a la policía y se justificó con
el grupo alegando: "lo hacemos por ustedes". Juanse retrucó: "Hermano,
abrí la puerta o te van a romper todo." Al dueño no le quedó
más remedio que dejarlos salir. Se fueron todos sin pagar, antes
de que llegara la policía.
FIESTA CON TIROS
Los Ratones tocaban donde fuese. En 1984 los contrataron para presentarse
en una fiesta privada en Villa del Parque junto con Los Encargados y Alphonso
S'Entrega. Según parece, los asistentes eran todos peronistas. O
casi todos. A un trasnochado, no se le ocurrió mejor idea que gritar
"¡Viva Alfonsín!" Cortaron la luz, empezaron los gritos y
los más duros, desenfundaron sus revólveres. Cuando "volvió"
la luz, los Ratones agarraron como pudieron sus equipos y se escaparon
lo más rápido posible.
COLADOS
El 21 de septiembre de 1985, Juan Alberto Badía organizó
un festival en la 9 de Julio para festejar el día de la primavera.
Los Ratones no fueron invitados, por supuesto. Ellos venían de "gira".
Habían tocado un par de horas atrás en la cornisa de un local
de ropa en la Avenida Corrientes. En su locura se mandaron igual a la fiesta.
Había cinco mil personas. Se televisaba en directo. En el colmo
de la caradurez, subieron al escenario y empezaron a armar. El Rata hizo
de manager (todavía no lo era), convenciendo a la gente de producción
de que estaban realmente invitados. Ya iban a tocar, pero falló
un detalle: ¡Sarcófago no aparecía! Esperaron y esperaron,
hasta que llegó alguien de la producción que la tenía
clara y los echó sin contemplaciones.
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