Programas Sociales, medios para fortalecer la identidad de los Pueblos Indígenas.

Por: Irik Limnio
En las tres últimas décadas, los pueblos originarios de Abia Yala han visto dilatarse la actitud indiferente de los jóvenes hacia sus formas tradicionales de convivencia, y como consecuencia se vuelven inconsistentes sus sistemas organizativos, sus expresiones culturales y prácticas sociales en general. Lo mencionado se ha debatido en congresos, encuentros y foros donde se ha intentado buscarle una solución. En ese sentido se ha presentado a los gobiernos, instituciones u organizaciones una alternativa, de las tantas que existen; la cual consiste en que los programas que vayan a ejecutarse en las zonas indígenas sean a partir de su especificidad cultural. Muchas entidades han tomado esta solicitud como beneficiosa para los interesados, otras continúan pasivas a las particularidades regionales. La práctica incesante de ésta última me ha llevado a reflexionar sobre cómo deberían ser los programas sociales. En resumen pretendo retomar ideas discutidas por los propios indígenas en constantes sesiones.

¿Cual es esa especificidad cultural aludida repetidamente? Estoy seguro que es aquella que alimenta el espíritu, los mantiene hermanados por siglos. Me refiero a la realidad de su memoria histórica concretizado en la práxis. El derrumbe de este bosque exuberante de pensamiento representa una condición para el florecimiento de una serie de anomalías sociales, sin soslayar que factores exógenos inciden en la deformación social.

La acción de los originarios de Abya Yala en su habitad y su visión con respecto al ambiente y el arte, como rasgos fundamentales de la memoria colectiva, lo resumo de la formación siguiente; sin obviar otros elementos no menos imprescindibles, los cuales no mencionaré.

  1. Los pueblos indígenas han mantenido por siglos la costumbre de trabajar unidos, tanto en faenas agrícolas como en la construcción de casas, y el fruto de este trabajo es compartido entre todos. Hablar de eso es referirse a la solidaridad, hermandad y unidad. Esta concepción se fundamenta en los principios de Ibeorgun (profeta kuna): "los troncos son simplemente troncos, llegan a tener nombre y vida cuando ensamblados forman la choza. Pues es la choza la que da nombre a los troncos de diversos tamaños". De manera que la integración de esta perspectiva a su vida cotidiana los permite seguir acrecentando como nación, como pueblo con derecho a la autonomía.
  2. La madre-Tierra posee un gran valor material y espiritual. A ella se debe la existencia de los seres humanos. Allí se encuentra "la gran farmacia", como lo diría el argar (vocero) kuna Rafael Harris. Todos beben agua de sus ríos y se fortalecen al igual que las duras y grandes raíces de los árboles. En fin existe una simbiosis de hombre con la tierra. Ambos concebidos uno para el otro. Y la muerte de uno representa el fin de la historia.
  3. Para la continuidad y robustecimiento de las naciones el arte juega un papel importante por medio del cual los indígenas expresan sus sentimientos: amor a sus semejantes, amor por la tierra, expresan unidad y cohesión social. Y es a través del arte donde la presencia de Paba es más potente. Razón por la cual encontramos en nuestro continente múltiples actividades como las danzas, molas, el Krung kita, la historia oral, etc.

Las tres concepciones esbozadas, hoy están siendo secuestradas por el olvido; ignoradas, ingenuamente, por las nuevas generaciones. El nacimiento de organizaciones ecologistas indígenas e instituciones dedicadas al fortalecimiento de la memoria histórica son expresiones de esta flaqueza socio-cultural. Entonces, se hace necesario utilizar diversos medios hasta los más insignificantes, para la revalorización de una filosofía de la vida. Los programas sociales de los múltiples proyectos, desplegados en sitios donde conviven los autóctonos de Abya Yala, son uno de esos canales. No obstante, la carencia en ellos de un método que recoja la visión indígena con respecto al orbe y sus formas de relacionarse en sociedad, los convierte en socavadores de la costumbre. ¿Cómo ésto perfora toda una forma de pensamiento milenaria? Contesto con el siguiente orden. Muchas veces los proyectos que se intentan ejecutarse en una comunidad indígena son aplicados con anterioridad en otras poblaciones con características diferentes.

Por tanto al desarrollarse en ella, sin previo ajuste de sus métodos a la realidad indígena choca con toda una forma de pensamiento. Esto facilita la integración de una sociedad débil y en desventaja a otra dominante (occidental), cuyo resultado los años nos los ha demostrado en las provincias de Los Santos y Coclé, en donde encontramos a los denominados "cholos", quienes han perdido su idioma, su tierra y otras costumbres. En las comarcas Emberá y Kuna Yala este tipo de proyectos y programas indiferentes los podemos presenciar cuando se llevan a cabo actividades de entretenimiento a los niños, la educación formal ejecutada desde hace décadas, programas de salud etc.

No pretendo sostener que las actividades antes mecionadas esten mal. Lo negativo nace cuando en un programa social se toma en cuenta el patron cultural de una sóla sociedad. Se preguntarán "los progresistas" ¿Cómo es posible desarrollar programas cuyo contenido expresen aspectos "atrasados" de la región?. Los programas forman parte de un plan. Este tiene objetivos definidos los cuales representan los intereses de una institución o cualquier organismo. Ejemplo: programa de nutrición. Para que esto no se dirijan sólo bajo las perspectivas occidentales se debe tener presente algunas categorias como el idioma, medicina natural, su sistema social, incluyendo los rasgos fundamentales referidos anteriormente. A nivel internacional el Convenio 169 de los pueblos indígenas reza así: "Los servicios de salud deberán en la medida de lo posible organizarse a nivel comunitario. Estos servicios deberán planearse y administrarse en cooperación con los pueblos interesados y tener en cuenta sus condiciones económicas, geográficas, sociales y culturales, así como sus métodos de prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales" Guiarse por estas nociones nos permite superar un problema al mismo tiempo cristaliza la identidad de los pueblos indígenas. Bajo este mismo marco podemos referirnos a los programas de formación, juegos recreativos, talleres agrícolas y otros.

Gracias a Paba no todos los programas son ajenos a la realidad de nuestros pueblos. Aún existe hombres y mujeres conscientes . Por eso existen tareas con método bicultural que se están cumpliendo exitosamente como el Taller de Arte Infantil Kuna en Kuna Yala, y actividades con presentación de Títeres cuyo contenido refleja la cosmovisión indígena.

Quiero culminar este escrito sosteniendo que los originarios de Abya Yala no viven en sociedades perfectas. Es que no existe una sociedad perfecta en el planeta. No obstante, como en todos los pueblos, circundan valores los cuales son necesarios reforzarlo, como los que hemos venido aludiendo. Estos valores no nos atrasan, al contrario nos enriquecen y nos hacen sentir más humanos frente a un sistema neoliberal, que nos guía a una "jaula de hierro". Creo que existe una esperanza para la humanidad , y la mejor vía para concretizar esa utopía es a través de programas y proyectos reales que fortalezcan la identidad de un pueblo , en vísperas del siglo XXI.