La presencia de intereses económicos en los medios de comunicación, las transnacionales de la información, los adelantos tecnológicos, y las políticas discriminatorias en las naciones-Estado re democratizados (en América Latina), generan una brecha enorme en la Información que se genera en el llamado "Cuarto Mundo".
Los estereotipos de la imagen indígena continúa vigente para un público que refuerza tales imágenes anacrónicas. Se mantiene, por ejemplo en Europa o los Estados Unidos, la imagen tan difundida por el cine: se simplifica su cultura reduciéndola a folklore, convirtiendo su arte en artesanía, y sus conocimientos se consideran nada más empirismo. Un eurocentrismo puro y duro, se manifiesta a la hora de generar juicios frente a la diversa y compleja cultura del mundo indígena.
Las primeras generaciones socializadas en la era de la TV experimentan una visión amplia en el mundo de las comunicaciones y se mueven sobre las redes interactivas de la información. Los resultados visibles de los faxes, modems, cables ópticos, teléfonos, correo electrónico, e Internet, constituyen nuevos mecanismos que cuestionan la lógica de la información de masas, la mass media.
El espacio desde el cual es posible acercarse a una realidad expresada desde los propios amerindios, es escaso por no decir nulo, la imagen de los indígenas que se maneja entre las ONG, continúan reproduciendo estereotipos. Uno hasta podría decir que, se provoca la "solidaridad" recurriendo a los aspectos negativos o anacrónicos antes que explicar, por ejemplo, la raíz del problema que mantiene a las poblaciones indígenas empobrecidas como consecuencia de las desigualdades estructurales norte-sur.
Luego, los estereotipos, la profusión de esquemas acerca de la realidad del Tercer y Cuarto Mundos, y las escasas posibilidades de contrarrestar los esquemas previos generan un "monopolio distorsionado" de la información, y su distribución.
La barrera es casi insalvable. Para el periodismo de los pueblos indígenas, debido a los altos costos, la competencia generada por las grandes cadenas de información que controlan el mundo de las comunicaciones y la reproducción de la cultura.
Las dificultades técnicas, sociales, económicas y políticas con las que choca el periodismo indígena junto a sus precarias cadenas de información, siempre le ponen al borde del naufragio en estas tormentosas aguas.
(*)J Sebastian Lara es Coordinador del centro Internacional de información y Documentación de los Pueblos Indigenas con sede en el País Vasco. Forma parte del"Indigenous Peoples rigths & Information Center"con sede en Oslo.