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Animation, TV Asahi,DiC y otras. Sus derechos en Mexico son propiedad de Ban-
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Yaocihuatl Coyolxauhqui y cualquier otro personaje desarrollado originalmente
en este Fanfic es propiedad intelectual mía. Por favor, no haga uso de ellos
sin autorización previa.
Aunque ubicada en zonas geográficas reales, los sitios específicos,
situaciones y personajes descritos son obra de la imaginación del autor,
cualquier semejanza con hechos o personas reales es obra de la casualidad.
Es jueves por la tarde, y vemos a Ameyali platicando muy amorosamente con el
empleado de una óptica en un supermercado cercano a su casa. Para variar, el
joven, bastante atractivo, usaba anteojos.
Emnpleado: ¿Y no te sabes cuál es la graduación de tu tía?
Ameyali: (Fingiendo inocencia) ¡Híjole! ¿Me creerías que se me olvidó? ¡Te
prometo que mañana te doy bien el dato! Pero dime, ¿a qué hora sales?
Voz: ¿Ame?
Ameyali volteó, y un buen gotón le salió en la cabeza al encontrarse con
Milagros, Malinalli y Purita.
Ameyali: ¿Chi-chicas? ¡Ho-hola! (Se ríe nerviosamente) ¡Ya hace tiempo que no
las veía! ¡Miren, les presento a... a... (lo más disimuladamente que puede,
mira la tarjeta de identificación del empleado) ...Marcelo! ¡ja, ja!
Milagros: Mucho gusto.
Malinalli: Que tal.
Purita: Hola...
Ameyali: ¿Y qué las trae por acá?
Milagros: (Recordando) ¡Es cierto! Necesitamos hablar contigo... en privado.
Ameyali: ¿En privado? (ve de reojo al empleado) Pero... pero... ¿por qué no me
lo dicen aquí?
Malinalli: Es que es algo muy importante y que concierne al grupo.
Ameyali: ¿Cuál grupo?
Malinalli: al GRU-PO.
Ameyali: ¿Al...? (Pone cara graciosa) ¡Ah, ah, aaaah! ¡Al grupo, claro, AL
GRUPO!, ¡ja, ja! (Da un suspiro de decepción) ¡Ni hablar! Tendremos que vernos
otro día.
Empleado: Estoy para servirte. No te olvides de preguntarle su graduación a tu
tía.
Ameyali: (Gotón) ¿A mi tía? ¡Ah, sí! ¡A mi tía, claro, por supuesto! ¡Nos
vemos!
Las chicas se alejaron rápidamente al área de jardinería, normalmente la más
abandonada de los centros comerciales.
Ameyali: (Voltea enojada) ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Y qué es eso tan
importante que no podían decirme allá?
Milagros: Discúlpanos por interrumpir tu "cita", pero es que venimos de paso
porque vamos a visitar a una muchacha que acaba de entrar a la misma escuela
que Maly y yo, y que vive cerca de aquí.
Ameyali: ¿Y eso en qué me concierne a mí?
Malinalli: ¡Ya te dije que ella es parte del grupo!
Ameyali: ¿Cuál grupo?
Milagros: (Sacando discretamente la punta de su Nahuiollin de su bolso) A este
grupo.
Ameyali: (Por fin comprendiendo) ¿Pero por qué no empezaron por ahí? ¡Si es
eso, vamos de inmediato!
Purita: Bueno, pero es medio especial la chava.
Ameyali: ¿Especial?
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El Códice de Yaocihuatl Coyolxauhqui
Amoxtli Ce: El Largo Camino a la Redención.
Amatl Mahtlactli uan Ome (Capítulo 12): La Coyota Lunar.
Por: Mahtlactli Atl.
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Tal y como habían quedado con Bárbara, las chicas esperaron a que llegaran por
ellas en el mismo parque donde Milagros y Malinalli estuvieran poco antes de
conocer a Ameyali, y por cierto era uno de los lugares preferidos de la
pequeña clavadista para trotar y ejercitarse.
Ameyali: ¿Seguro se citaron aquí?
Milagros: Pues sí. Supongo que ya no debe tardar.
Malinalli: Aunque no olvides que la puntualidad no es exactamente el punto
fuerte de "Mikami".
Ameyali: ¿Mikami?
Milagros: Así le pusieron los chavos del grupo. Creo que por una caricatura
japonesa.
Purita: La verdad es que sí se parece.
Milagros: (Sorprendida) ¿A poco te gustan las caricaturas?
Purita: Nunca había vivido donde hubiera una tele, sólo las había visto en
tiendas. Tu mamá me da chance de verla una hora diaria después de la tarea.
Malinalli: Por cierto, ¿cómo vas?
Purita: (Rascándose la cabeza) Pues me están poniendo a dibujar circulitos y
rayitas. No sé para qué...
Malinalli: (Riendo bajito) Eso se llaman "Ejercicios de Caligrafía", y te
servirán mucho más de lo que crees.
Purita: Está bueno...
En eso, un hombre que llevaba un uniforme similar al de los policías, pero
todo negro, se acercó a ellas.
Hombre: La señorita Tu... Tuch...
Milagros: "Tuchmetztli" (A Purita) ¡Me choca tener que andar repitiendo mi
apellido a todo el mundo!
Hombre: La señorita Bárbara las está esperando en su residencia. ¿Serían tan
amables de acompañarme?
Mientras las demás trataban de evitar reírse, Malinalli se adelantó y dijo al
hombre:
Bárbara: Lo seguimos, señor...
Las chicas siguieron al hombre a la parte trasera del parque, y allí se
encontraron a los dos guardaespaldas que habían acompañado a Bárbara el primer
día, a los lados de una limosina increíblemente larga.
Milagros: ¿¿¿Quééééé???
Ameyali: ¿Cómo puede esta cosa tomar una curva?
Hombre: No se preocupen, señoritas. Yo soy su chofer. (Galantemente, abre a
las chicas una de las puertas traseras) Sírvanse subir, por favor.
Las chicas abordaron la limosina, mientras el chofer y los guardaespaldas
subían adelante.
Milagros: ¿Y Bárbara?
Chofer: Como ya les informé, la señorita las espera en su residencia. Pronto
llegaremos.
Dicho esto, el hombre puso en marcha el vehículo, y este empezó a avanzar por
las calles de Naucalpan.
Luego de aproximadamente media hora de manejo, que a Milagros le pareció que
iba de regreso a Tizayuca, tomaron una desviación en un pequeño camino de
terracería, y luego de cruzar una puerta de hierro forjado, entraron a una
arboleda bellamente cuidada.
Malinalli: Esto es precioso. ¿Habrá decidido Bárbara que nos viéramos en un
balneario?
Chofer: No, señorita. Estamos entrando a la residencia del Licenciado
Plutarco Ilhuicamina.
Una vez más, un gran gotón salió sobre la cabeza de las chicas.
Al poco rato, llegaron a una enorme residencia. Las tres estaban boquiabiertas
ante la fastuosidad de la residencia.
Milagros: ¡Por todos los cielos! ¡Toda nuestra escuela cabría aquí!
Malinalli: ¿Nuestra escuela? ¡Yo creo que TRES!
Ameyali: ¡Sí que hace honor a su nombre! ¡Aquí cabría todo el Deportivo!
Purita: ¡Uchala! ¡Esta chava se compró la Alameda Central!
El vehículo se detuvo ante la entrada, y el chofer les abrió la puerta para
que las cuatro bajaran.
Chofer: En un momento vendrá el mayordomo para llevarlas con la señorita
Bárbara. Si me disculpan...
Malinalli: Pase usted, señor, y muchas gracias.
Mayordomo: ¿Las amigas de la señorita Bárbara?
Milagros: Así es, señor.
Mayordomo: Síganme, por favor.
Para sorpresa de las chicas, en vez de entrar a la casa, el mayordomo las hizo
rodearla. Y detrás de la casa, las chicas encontraron prácticamente un campo
deportivo completo, cuya principal gema parecía ser una cancha de basquetbol
con tableros profesionales importados, en la que Bárbara se encontraba
practicando su deporte favorito. Prudentemente, el mayordomo esperó a que
Bárbara terminara de hacer una "clavada" para informarle.
Mayordomo: Señorita, sus compañeras de clase han llegado.
Bárbara se detuvo, y sonrió a las chicas.
Bárbara: ¡Qué tal, "Abue"!
Milagros: (Con la misma resignación con que tomaba ya de sus compañeras de
equipo el apodo de "Tuca") ¡Hola, "Mikami"!
Por un momento, un dejo de molestia se vió en los ojos de Bárbara, pero
rápidamente lo desecho y se rió por lo bajo.
Bárbara: "Ojo por ojo..." ¿Cómo están, Malinalli, Purita y... tú eres...?
Ameyali: Ameyali Alvarez. Mucho gusto.
Bárbara: Ameyali... ¿Y qué te trae por acá?
Milagros: Es que ella también es parte de lo que tú ya sabes.
Por un momento, Bárbara se quedó viendo a Ameyali como cuando conoció a
Purita.
Bárbara: ¡En serio!
Purita: (Adelantándose) Sí, y también es mi amiga. ¡Así que ya sabes a qué le
tiras, "Rosita Fresita"!
Bárbara: (Moviendo las manos para tranquilizarla) ¡Está bien, está bien! ¡Sólo
bromeaba! ¡No lo tomes así!
Ameyali: (Susurrando a Milagros) Se ve que Purita sabe como tratar a esta
chava...!
Pero en ese momento, las chicas vieron algo que nunca se esperaban. ¡Un coyote
venía corriendo hacia ellas, ladrando amenazante!
Ameyali, Milagros, Malinalli y Purita: (Aterradas) ¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHH!!
Bárbara: ¡Quieta, "Sisi"! ¡Tranquila! ¡Abajo, abajo!
Mansamente, el coyote se echó, mientras con sus patas delanteras trataba de
rascarse la frente. Bárbara empezó a buscar a las chicas, y las encontró a
todas ¡trepadas en la punta de uno de los tableros de basquetbol!
Bárbara: (Entre sus carcajadas tipo "Esmeralda") ¡JUAJUAJUAJUAAAAAR! ¡Co...
juajua... cómo... juar juar... llegaron allá arriba!!!!
Un gran gotón en un globo salió de donde estaban las chicas.
Purita: ¡¡Con "pilmamas" serás buena!!
Tiempo después, las chicas se encontraban sentadas al enorme comedor de la
residencia Ilhuicamina.
Milagros: Oye, ¿pues cuántos son de familia?
Bárbara: Nada más el viejo y yo. Sólo que no falta que tenga alguna recepción
o alguna junta con sus compañeros del Partido.
Un mesero llegó a servir la sopa a las chicas, y en cuanto lo hizo se retiró
tan callada y estiradamente como había llegado.
Malinalli: Mily, ¿podrías ayudarme con mis muñequeras?
Milagros se levantó de inmediato, mientras Malinalli sacaba dos bandas de
velcro y un juego de cubiertos de su bolso de mano.
Bárbara: ¿Y eso qué es?
Malinalli: Son los accesorios que uso para comidas especiales.
Milagros: En verdad que tu tío es increíble. ¡Piensa en todo!
Ayudándose con la boca, Malinalli colocó la cuchara sopera en el soporte de la
muñequera derecha.
Malinalli: Gracias.
Bárbara: Oye, ¿y qué es tu tío?
Malinalli: Es Ingeniero Químico, con una Maestría en Manufacturas.
Bárbara: ¿Y él te hace todos tus accesorios?
Malinalli: El los diseña, y entre él y algunos amigos de su trabajo me los
fabrican.
Bárbara: En verdad te envidio. ¡El viejo puede ser tan inútil! Pero en fín,
¿qué tal si empezamos a comer?
Purita: ¿No tienes tortillas?
Todas las demás, que estaban por empezar a comer, se detuvieron con un buen
gotón en la cabeza.
Luego de terminar de comer, las chicas fueron a la espaciosa biblioteca del
licenciado Ilhuicamina, y vieron en el jardín a "Sisi", la mascota de Bárbara,
recostada ante su perrera y todavía tratando de rascarse la frente.
Malinalli: ¿Cómo es posible que tengas un coyote como mascota?
Bárbara: (Con una sonrisa sarcástica) "Legalmente" es una perra.
Milagros: ¿Hace mucho que está contigo?
Bárbara: (Levantándose y caminando hacia el ventanal) Desde que tengo uso de
razón, la "Sisi" siempre ha estado conmigo. Me acompañó en Estados Unidos y en
Japón. Creo que ha sido la única amistad sincera que he tenido...
Milagros: (Caminando junto a ella) ¡Vamos, nunca es tarde para empezar!,
además de que nunca te sobran los amigos.
La Coyota avanzó alegremente hacia donde Bárbara y Milagros se encontraban. Y
se sentó al otro lado del ventanal. Bárbara rascó el vidrio, y la coyota
empezó a olfatear sobre ella. Acto seguido se volvió hacia Milagros, y empezó
a mover la cola y a ladrarle alegremente.
Bárbara: ¡Oye, le caíste bien! ¡Es increíble, "abue"! No muchas gentes
consiguen tener este efecto en la "Sisi".
Milagros: ¿En serio? La verdad, hay algo en ella que... no sé... Oye, ¿y con
cuántas gentes más ha pasado esto?
Bárbara: Hasta donde yo recuerdo, sólo con una chava japonesa que no me caía
nada bien. Se llamaba Rei, y tenía un abuelito bien "cotorro". ¡En serio! Si
lo vieras, pensarías que ese viejito era mexicano, ¡el muy "rabo verde"!
(Lanza otra de sus carcajadas, y luego suspira). Nunca entendí por qué le caía
tan bien a la "Sisi"...
En ese momento, las chicas se dieron vuelta y caminaron hacia el resto del
grupo.
Bárbara: (A Ameyali) Entonces, ¿cuál decías que es tu "henshin"?
Ameyali: ¿Mi qué?
Bárbara: Tu transformación, pues.
Ameyali: ¡Ah!, pues es Atlacíhuatl Chalchiuhtlicue, y hasta donde yo sé, mis
poderes están basados en el agua.
Bárbara: ¡Eso de yaonosequé y atlanosequé me repurga! ¿por qué no decir
"Sailor" y sanseacabó?
Milagros: A mí sí me gusta más...
Malinalli: Bueno, hasta donde yo sé, no somos sailors propiamente dichas, al
estilo de las japonesas. Por lo menos, "Tameme" ni siquiera sabe qué significa
lo de "Sailor".
Bárbara: ¿Tameme?
Milagros: Mi perro parlante, el que te dio tu prendedor. ¿Qué ya se te olvidó?
Bárbara estaba a punto de contestar, cuando se empezaron a escuchar ladridos
furiosos en el jardín.
Ameyali: ¿Qué pasa?
Purita: Algo importante va a pasar.
Milagros: ¡Es Tameme!
Bárbara: No se va a morir pronto, tu perro. ¿Pero cómo diablos llegó hasta
aquí, y sin que ninguno de los guardias lo detuviera?
Las chicas se apresuraron a salir al patio, mientras el mayordomo avanzaba
hacia Bárbara. Antes de que él le dijera nada, ella ordenó:
Bárbara: ¡Dile a todos los guardias que no toquen al perro! ¡Nosotras nos
encargaremos!
Mayordomo: Pero, señorita...
Bárbara: ¡Es una órden!
Sin esperar otra respuesta, Bárbara se apresuró a alcanzar a las demás chicas.
Milagros: ¡Tameme! ¡Quieto, Tameme! ¿Qué te pasa?
Pero Tameme no parecía escuchar. Se limitaba a ladrarle a la coyota, y por
momentos trataba de acercarse a morder su frente.
Bárbara: ¡Oyeme! ¿Qué le haces a la Sisi?
Tameme entonces empezó a brincotear hacia atrás y ladrándole a la coyota, como
retándola a que lo siguiera. Enseguida, los dos caninos salieron disparados
hacia la parte trasera del rancho.
Milagros: ¡Tameme, espera!
Malinalli: (Abrazando el brazo de Milagros) ¡Sigámoslos! En cuanto llegó
Tameme, Purita dijo que algo importante iba a suceder!
Milagros: ¿Purita? (Busca a la pequeña empleada de su casa) ¿A qué te
refieres, Purita?
Purita: (Ya corriendo tras los perros) ¡No lo sé, sólo lo siento! ¡Córranle!
Las cinco chicas salieron detrás de los animales. Luego de unos minutos, tanto
Tameme como Sisi llegaron a la alambrada que limitaba el terreno, ¡y la
saltaron limpiamente!
Bárbara: ¡Oh, no! ¡Sisi, espera!
Ameyali: ¡No se detengan!
Bárbara: ¡Espera! Allá hay una puerta.
Las chicas tuvieron que dar un amplio rodeo para llegar a la salida que
Bárbara indicó, y se internaron en el bosque al que Tameme y Sisi habían
entrado.
Al poco tiempo los encontraron, encarándose en un pequeño claro.
Milagros: ¡Tameme! ¿Qué sucede?
Tameme: ¿Crees que no me di cuenta de cuantas personas y cámaras hay en la
casa de No Cihuanton Bárbara? ¡Era demasiado riesgoso hablar allá adentro!
Milagros: ¿Pero por qué estás actuando así?
Bárbara: Cierto. ¿Qué te hizo mi "Sisi"?
Tameme: ¿Sisi? ¡Se llama "Cicitl"! ¡CI-CI-TL!
Todas las chicas se quedaron petrificadas en su lugar. ¿De qué demonios estaba
hablando Tameme?
El xoloitzcuintli volvió a atacar sobre la coyota, tratando un par de veces de
morder su frente, pero esta se defendía hábilmente.
Tameme: ¡"Cicitl", quédate quieta, con un demonio! ¡Créeme que es por tu bien!
Pero la coyota se lanzó sobre Tameme, dándole una fuerte mordida en una pata.
Tameme: ¡¡Yyyaaaargh!!
Milagros: ¡Tameme!
Bárbara: ¡Sisi!
Tameme: (Jadeando) ¡No se acerquen! ¡Esto es muy importante! (Acto seguido, se
volteó a encarar a Sisi) Discúlpame, "Cicitl". ¡Créeme que esto me va a doler
más a mí que a tí...!
Entonces, Tameme se lanzó de frente sobre la coyota, que también empezó a
correr hacia él. Parecían dos alces tratando de cornarse, pero en el último
momento, con un ágil movimiento de su cuello, Tameme logró golpear en la
mandíbula a Sisi, quien luego de una espectacular maroma cayó mareada al
suelo. Tameme también se sintió algo mareado, pero se recuperó de inmediato y
se apresuró a morder la frente de Sisi.
Bárbara: ¡Alto! ¡No toques a mi perra!
Tameme: (Entre sus dientes apretados sobre la frente de la coyota) ¡No... le
haré... nada! (Entonces pareció encontrar lo que buscaba, y tiró con todas sus
fuerzas) ¡Yaaaa!
La coyota se enderezó de inmediato, aullando de dolor y sangrando ligeramente,
mientras que Tameme llevaba entre sus dientes una enorme espina de maguey. Las
chicas se sintieron impresionadas ante la escena.
Purita: Creo que voy a devolver la comida...
La coyota corrió rápidamente a refugiarse detrás de Bárbara, y entonces...
Sisi: ¿Qué crees que estás haciendo, Ta-?
Bárbara, con sus ojos cuadrados y las pupilas muy pequeñas, volteo lentamente
hacia su mascota.
Bárbara: ¿Si-Sisi...?
Sisi: (Sonrojándose) ¿Sí?
Acto seguido, Bárbara se desmayó sobre la coyota.
Milagros: ¡Mikami!
Tameme: ¡Cicitl!
Cicitl: ¡Aaaargh! ¡Quí...ten...mela... de... encima!
Bárbara fue abruptamente despertada por un chorro de agua que Purita le arrojó
a la cara. Al sentarse, notó que las chicas la habían llevado a la vera de un
pequeño arroyo.
Milagros: ¡Bárbara! ¿Te encuentras bien?
Bárbara vio un momento a Milagros, y volvió a acostarse.
Bárbara: ¡Uuuuuufffff! ¡Qué pesadilla!
Tameme: ¿Estás segura de eso?
Bárbara: (Levantándose de nuevo) ¡Tameme! ¿Sí estás aquí? ¡Pe-pe-pero
entonces...?
Cicitl: B-Bárbara...
Bárbara: (Alejándose sentada) ¡Uuuuaaaaaahhh! ¡Mi perra está hablando!
Cicitl: ¡Bárbara! ¡Cálmate, por Dios
Bárbara: ¿Qué está pasando aquííííí-!
Harta, Purita le dio una fuerte cachetada.
Purita: ¡Vas a escuchar a Tameme y a Cicitl, y te vas a estar callada de una
buena vez! ¿Estamos?
Bárbara sólo asintió con la cabeza, aún con cara de asustada.
Purita: (Persignándose y viendo al cielo) Perdóname, virgencita, pero esta
chava es una histérica.
Tameme: Itzpap... quiero decir, Bárbara. Mírame y escúchame con atención.
(Bárbara asiente de nuevo) "Cicitl", o Sisi, como le llamas, es en efecto tu
mascota... desde mucho antes de lo que te puedas imaginar.
Bárbara: ¿Qué... qué quieres decir?
Tameme: Cicitl fue un regalo que te hizo nuestra señora Coatlicue.
Milagros: ¿¿Quiéres decir... mi madre anterior??
Tameme: Exacto, No Cihuanton.
Bárbara: ¿Pero, por qué a mí?
Tameme: Mo Nantzin Coatlicue siempre estuvo consciente de lo apartada que era
tu misión, al tener que vigilar de que las tribus chichimeca fueran tratadas
con justicia por el imperio macehual, y más aún cuando el poder de
Tezcatlipoca empezó a ascender.
Malinalli: ¿Por qué?
Tameme: Porque Tezcatlipoca era el polo opuesto de Quetzalcoatl. Tezcatlipoca
siempre gustó de la sangre, y exigía el sacrificio humano, a lo que
Quetzalcoatl siempre se opuso. Mi señora Coatlicue y nuestros padres,
Huehueteotl y Citlalicue, esperaban que Quetzalcoatl lograra imperar sobre el
Quinto Sol, para que este fuera más humano, y contaba con que los pueblos
limítrofes del imperio llegaran a ser aliados y no enemigos. Lamentablemente,
Tezcatlipoca triunfó al final...
Las chicas notaron la tristeza en la mirada de Tameme, y se apresuraron a
acariciarlo. Tameme agitó un poco la cabeza, y se acercó un poco más a
Bárbara.
Tameme: No Cihuanton Itzpapalotl, "Cicitl" era parte de la fauna de la región
al norte del imperio, y la adoptó en principio para acompañarme, pero... pero
ella sabía que tú la necesitabas más... quizás para interesarte y querer un
poco más a todo aquello a lo que tenías destinado defender, y por eso te la
obsequió como tu guardiana.
Bárbara: (Volteando hacia su mascota) ¿Si-Sisi...?
Cicitl: Puedes seguirme llamando así, mi niña Bárbara.
Acto seguido, Cicitl lamió tímidamente la frente de Bárbara, y ésta se abrazó
a su cuello, soltándose a llorar. Las demás chicas se levantaron en señal de
respeto, y se dispusieron a dejarlas solas.
Bárbara: (Sin dejar de abrazar a Cicitl) ¡No se vayan!
Todas las chicas voltearon sorprendidas.
Bárbara: P-por favor...
A todas les pareció que en ese momento Bárbara era una niña tan desvalida como
Purita, e hicieron lo mismo que entonces: todas se reunieron para abrazarla.
Poco después, las chicas emprendían el camino de regreso a la mansión de los
Ilhuicamina.
Bárbara: Oye, Tameme. ¿Y qué significa "Cicitl"?
Tameme: Significa "liebre".
Purita: ¿Liebre? ¿y por qué ponerle así a una coyota?
Tameme: Recuerda que era originalmente un regalo para Coyolxauhqui, la
"Conejita Lunar" de mi señora Coatlicue.
En eso, Purita se detuvo en seco, y todas las demás voltearon a verla
sorprendidas.
Malinalli: ¿Qué ocurre?
Purita: Ahí viene. ¡Otra vez ahí viene!
Purita volteó hacia atrás, justo cuando una luz roja pasaba volando sobre sus
cabezas, con rumbo a la residencia.
Milagros: ¡Bárbara, atacará a alguien en tu casa!
Bárbara: ¡¡¿Qué cosa?!!
Tameme: ¡Nosotros nos adelantaremos, ustedes transfórmense de inmediato!
¡Cicitl, ven conmigo!
Cicitl: ¿Pero qué fue eso?
Tameme: Los siervos de Mictlantecuhtli. ¡Ya te lo explicaré en el camino!
¡¡Deprisa!!
Mientras los canes se apresuraban hacia la mansión, las chicas sacaban sus
respectivos medallones.
Milagros: ¡Tenemos que proteger la casa de nuestra amiga! ¡TO NANTZIN
METZTLI...
Malinalli: ¡TO NANTZIN CHALCHIUHXOCHITL...
Ameyali: ¡TO NANTZIN ATL...
Purita: ¡TO NANTZIN YOLLOXOCHITL...
Bárbara: ¡TO NANTZIN UEHCAMITL...
Todas: ...OLLIN!!!
Sin preocuparse por entrar por la puerta, las chicas brincaron ágilmente la
barda la residencia, y se encaminaron a la casa, en la que varios vidrios
saltaban hechos pedazos, por el impacto de diferentes objetos.
Itzpapalotl: ¿Qué está sucediendo?
Mayahuel: Ya deben de haberse posesionado de alguien.
Cicitl: (Desde uno de los ventanales rotos) ¡Itzpapalotl, es Don Gervasio!
Coyolxauhqui: ¿Don Gervasio?
Itzpapalotl: Es el mayordomo. ¡Deprisa!
Las chicas entraron por la puerta trasera, encontrando a buena parte de la
servidumbre y los guardias de seguridad desmayados en la cocina. Las chicas
siguieron adelante, y se encontraron con el mayordomo totalmente fuera de
control, arrojando cualquier objeto al alcance de sus manos hacia las pocas
ventanas que aun le faltaba romper.
Coyolxauhqui: ¡Alto ahí!
Con sus ojos enrojecidos, el mayordomo volteó lentamente, con un jarrón en la
mano.
Coyolxauhqui: ¿Cómo te atreves a atentar contra un hombre que se dedica
honradamente a velar por una de nuestras amigas? ¡No lo permitiré! ¡Yo soy
Sailor Coyolxauhqui, y para conseguir mi redención y defender al
Macuiltonatiuh, voy a detenerte!
Por toda respuesta, el mayordomo arrojó el jarrón hacia ella.
Mayahuel: ¡Al suelo!
Mayahuel logró empujar a Coyolxauhqui a un lado, pero por poco y el jarrón
golpea de lleno a Itzpapalotl, quien apenas logró agacharse. El jarrón se hizo
añicos contra la pared.
Itzpapalotl: (Levantándose furiosa) ¡¡La única que puede romper objetos de "El
Viejo" en esta casa soy yo!! ¡Y si tú conocieras un poco más a Don Gervasio,
lo sabrías perfectamente! (Unos signos de interrogación salen de la cabeza del
mayordomo) ¡Yo soy una bella Sailor Scout que lucha por el amor, la justicia y
el Macuiltonatiuh! ¡Soy Sailor Itzpapalotl, Y te castigaré por el honor de la
luna y de las Tribus Chichimeca!
Tameme: (Con gotón, a Cicitl) ¿Tú sabes de dónde sacó todo ese "coctel"?
Cicitl: (También con gotón) Creo que está revuelta con lo de las chicas
japonesas.
Tameme: (Suspirando con cansancio) ¡Ah, sí! Eso...
Mayahuel: (Levantándose y ayudando a Coyolxauhqui) ¡Nosotras también te
detendremos! ¡Soy Yoacihuatl Mayahuel...
Chalchiuhtlicue: ¡...yo soy Atlacihuatl Chalchiuhtlicue...!
Tlazolteotl: ¡...y yo soy Yaocihuatl Tlazolteotl...!
Las tres: ¡¡...y juntas defenderemos al Macuiltonatiuh!!
Por toda respuesta, Don Gervasio lanzó un grito aterrador y el Cristal de su
Corazón Puro abandonó su cuerpo, desprendiéndose de él una nube negra que tomó
la forma de un hombre-pavo.
Demonio: (Con una voz muy aguda) ¡Goro-goro-goro! ¡Ese macehual ya no me
servía para nada! ¡Goro-goro-goro!
Coyolxauhqui: (Con gotón) ¿Y tú quién eres?
Demonio: Mi nombre es Mictlahuexolotl, y mi señor Mictlantecuhtli me ordena
destruirlas. ¡Goro-goro-goro!
Purita: Pues no es por ofenderte, pero los guajolotes nunca me han parecido
peligrosos.
El monstruo la vio de reojo, y un destello maligno brilló en sus ojos.
Demonio: ¡Goro-goro-goro! ¡Es que nunca viste uno de mi tamaño! ¡Goro-goro
goro!
Con su última exclamación, el monstruo-guajolote brincó sobre una de las
mesas, cayendo con tanta fuerza que las patas del mueble se abrieron hacia
fuera y todos los objetos sobre {el se rompieron y brincaron, las chicas
tuvieron que cubrirse de la lluvia de trozos de la vajilla.
Mayahuel: (Después de cubrir a Coyolxauhqui de los vidrios) ¡Ya basta de esto!
¡HUIZMETMEH, AXCAN!
El ataque de espinas de Mayahuel salió sobre el guajolote, que le dio la
espalda y desplegó las plumas de su cola para recibirlas. Por un momento,
todos se quedaron en silencio.
Mayahuel: ¿Mi ataque no le hizo nada?
En ese momento, dos gotones salieron de la nuca del demonio, el cual se estaba
conteniendo para no gritar de dolor, y se encaró a las chicas.
Entonces gritó, ¡y de qué manera! Parecía más un bramido de ganso, pero
amplificado varias veces. Todas las chicas gritaron de dolor, y cayeron al
suelo tapándose los oídos, mientras las pocas ventanas que quedaban en la casa
volaban hechas pedazos.
Coyolxauhqui: ¡AAAAAAAAYYYYYY, DETENGAANLOOOOO!
Tameme: ¡AFUERAAA!
Tameme y Cicitl tomaron a la primer guerrera que tuvieron al alcance, las
cuales fueron Coyolxauhqui y Chalchiuhtlicue, y brincaron con ellas fuera de
la casa.
Cicitl: (Gritando al oído de Chalchiuhtlicue para hacerse escuchar) ¡Tienes
que detenerlo!
Chalchiuhtlicue: (Encogida y cubriéndose los oídos) ¡Aquí no hay agua!
¡¡AAAYYY!!
Cicitl: ¡Claro que hay agua! ¡En todos lados hay agua! ¡¡Recuérdalo, por
favor!!
Chalchiuhtlicue apretó los ojos, consciente de que sus amigas no resistirían
mucho tiempo más ese ruido. Y de pronto los abrió, como recordando algo.
Sobreponiéndose al dolor, mantuvo su mano derecha sobre su oído, mientras
levantaba la derecha y empezaba a moverla en círculos, al tiempo que gritaba:
Chalchiuhtlicue: ¡¡ATLANCAN...
Al tiempo que Chalchiuhtlicue gritaba, un aro de agua se fue formando en torno
a su mano.
Chalchiuhtlicue: ...AXCAN!!
Entonces lanzó su mano extendida hacia delante, y un flujo de agua idéntico al
de su otro ataque salió rumbo a la boca del demonio. Por unos momentos, el
chorro de agua chocó con las ondas sónicas del grito, pero rápidamente las
venció, y el pavo salió volando por un ventanal hacia el frente de la casa,
tragando bastante agua.
Chalchiuhtlicue: Deprisa, Coyolxauhqui. ¡Concéntrate mientras vamos al frente!
¡Tameme, Cicitl, ayuden a las demás! (Toma del brazo y Coyolxauhqui y sale
corriendo con ella hacia el jardín).
Cicitl: No cabe duda. ¡Chalchiuhtlicue es otra cuando está en combate!
Tameme: Veo que aún recuerdas muchas cosas. ¡Gracias!
Cicitl cerró los ojos y le sonrió a Tameme.
Mientras, Chalchiuhtlicue y Coyolxauhqui llegaba ante el monstruo, que no
podía dejar de toser.
Chalchiuhtlicue: ¡Hazlo ahora, Coyolxauhqui!
Coyolxauhqui: ¡COCHIQUETZALMETZTLI, AXCAN!
Y con un último "Goro-goro-goro", el demonio fue destruído, dejando el cristal
del corazón de Don Gervasio flotando en el aire.
Desde su santuario del espejo negro, los dos hombres misteriosos observaban el
final del último Mictlacatecólotl.
Craneo: Uuuuhmmm, parece ser que los macehuales que hemos elegido últimamente
no han sido de mucha ayuda para mis sirvientes.
Franjado: Es porque estamos eligiendo gentes muy débiles. Tenemos que buscarle
por otro lado.
Craneo: (Dándole la espalda) Mejor me retiro, porque para "buscar", ¡tú no
tienes mucho talento para buscar que digamos, y sabes a qué me refiero!.
Una vez solo, el hombre de la cara pintada a franjas se quedó meditando ante
el espejo.
Franjado: No lo entiendo. Pensé que Patecatl había efectuado un mejor trabajo
sobre la mascota de Itzpapalotl. ¡No importa!, el Tlilcoatl todavía está muy
cerca, y sólo hay cinco Cihuateteo reunidas, además de que sólo Quetzalcoatl
se ha manifestado. ¡Esas mujeres no tendrán la menor posibilidad ante mí, y
menos cuando Coyolxauhqui vuelva a caer en mis manos!
Acto seguido, se empezó a reír de manera siniestra.
Más tarde, las chicas viajaban en otro auto de los Ilhuicamina, bastante más
compacto, de regreso a sus casas.
Malinalli: Es muy amable de tu parte el llevarnos a nuestras casas, ¿pero no
eres demasiado joven para manejar?
Bárbara: Tengo mi licencia en regla, aprobé todos mis exámenes de manejo, y
además este carro tiene placas de inmunidad diplomática. ¡Usted tranquila!
Milagros: Sí, pero si estábamos tan cerca de Tizayuca, ¿por qué nos hiciste
dar tanta vuelta?
Bárbara: ¿Qué? ¿No disfrutaste del paseo, "abue"? Además, eso me permitió
conocer a "la bombera"...
Ameyali: ¿A quién le dices "Bombera"?
Bárbara: ¡Es de cariño, chava!
Purita: (Suspirando y persignándose) Mejor ni le busques, Ameyali. ¡"Rosita
Fresita" es más terca que una mula en ese sentido!
La escena cambia hacia el exterior del vehículo.
Milagros: Por cierto, Bárbara, ¿Por qué no nos mandaste nada más con el
chofer, como hiciste a la ida?
Un gotón sale sobre la capota del coche.
Bárbara: Bueno, es que me dieron ganas. Por cierto, ¿podríamos la Sisi y yo
quedarnos a dormir con alguna de ustedes esta noche?
Cuatro gotones más salieron sobre el coche.
Entonces, vemos a un hombre calvo, con barba de candado blanca y vestido con
un elegante traje, viendo hacia la cámara con cara de contrariedad. Conforme
la toma se aleja de él, vemos sus piernas arqueadas y sus manos vueltas hacia
arriba, temblando.
La cámara cambia a la parte de atrás del hombre, quien está viendo la
residencia Ilhuicamina... ¡sin una sola ventana sin romper! Varios empleados
se asoman discretamente desde los huecos, cada uno con su gotón.
Mayordomo: (Desde el comedor) ¡L-le podemos servir en algo... señor!
La toma se va al techo de la casa, y tiembla ante el grito del licenciado
Plutarco Ilhuicamina.
Lic. Ilhuicamina: ¡¡¡BBBAAAAAAAAARBAAAAAAARAAAAAAAAAAAAAA!!!
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FIN DEL CAPITULO 12.
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