Día Séptimo Mansedumbre de San Judas Tadeo Hija de la humildad es la mansedumbre de Tadeo. San Judas Tade como apóstol tan humilde no podría menos que imitar muy de cerca de su Primo y Maestro Jesús, quien nos dice: "Aprended de mí a ser mansos y humildes de corazón. Mirad que yo os envío como corderos entre lobos. Si alguno te hiere en la mejilla derecha, vuélvele la otra; y al que quiere armarte pleito para quitarle la túnica, alárgate también la capa. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra". Toda esa doctrina del Salvador sobre la necesidad que tenemos de mostrarnos mansos y amables con nuestros semejantes, la practicó San Judas Tadeo de un modo especial, no sólo en la bondad de su rostro en lo amable de su vista y palabras, en lo alegre aún en los mayores desprecios y contradicciones que por Jesucristo padeció, sino resplandeciendo como el sol en presencia de Agábaro, admitiendo gustoso las cárceles, y halagando las fieras que los magos le arrojaron por venganza de la victoria que de ellas, con sólo la señal cruz, obtuvo. Pidamos a San Judas Tadeo que seamos lo que su nombre significa, dulces, misericordiosos, benignos, amables y mansos para que después de hacer poseído la tierra de los corazones, prometida por Nuestro Señor a los mansos, lleguemos felizmente a la tierra prometida de la Gloria. Invocaciones y Oración Final. |